(Minghui.org) Después de haber sido despedida de mi trabajo como funcionaria pública por practicar Falun Gong, me convertí en vendedora.

Sin importar cuán desafiante ha sido, sigo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y trabajo duro. Sé que no estoy aquí solamente para trabajar, sino que también para encontrar personas predestinadas. Ha pasado casi un año, y mi desempeño ha sido reconocido. Nuestros clientes confían en mí y me apoyan, y los proyectos difíciles ahora parecen fáciles.

Hoy en día muchas compañías te prometen “el precio más bajo” y “la mejor oferta”. Sin embargo, en muchos casos, eso está lejos de ser verdad. Un cliente mío de otra ciudad me confió la compra de productos por un valor de 600.000 yuanes. Le cobré la comisión normal y cerré el trato. Poco después, me pidió que compre otro producto para él y me dijo qué precio estaba bien para él.

Negocié con el vendedor, quien accedió a venderlo 18.000 yuanes menos que el precio sugerido por mi cliente. Le hice saber le precio a mi cliente y firmó el contrato, muy contento con el resultado. Mi colega me dijo que no tendría que haberle dejado saber el precio final y que de ahí podría haber hecho una buena cantidad de dinero para mí. Le dije que yo era honesta con mis clientes, y por eso ellos confiaban en mí. Incluso si el cliente es rico, aún no debo sacarle ventajas.

En esta profesión, todo es manejado por el volumen de ventas. Me di cuenta de que, siempre que posicione mi corazón rectamente, obtendré lo que me merezco. También compartí con mis colegas que todos tendrán lo que se suponen deben tener, y que no hay necesidad de envidiar nada.

Cuando me convertí en la mejor vendedora de mi compañía, mis colegas decían: “Deberíamos aprender de ella. Para hacer bien este negocio, ¡primero hay que ser una buena persona!”. Como mi compañía me reconoció y mis colegas confiaban en mí, me resultaba fácil aclararles la verdad a ellos. Muchas veces me llamaban para preguntarme más cosas. Cuando algunos de ellos tenían dificultades o frustraciones, les decía que reciten “Falun Dafa es bueno” y lo hacían.

Una jovencita en el trabajo se conmovió después de escuchar todo lo que mi esposo y yo soportamos por la persecución. Reconoció la naturaleza perversa del PCCh y aceptó renunciar a la liga juvenil y los jóvenes pioneros.

Otra colega perdió a su esposo cuando era joven y crió a su hija sola. Compartí con ella las maravillas de Dafa y le di una copia de Zhuan Falun. Los materiales informativos la ayudaron a corregir sus malos entendimientos sobre Dafa. Ella fue testigo de la fuerza interior de un practicante de Dafa al trabajar conmigo. Después de renunciar al PCCh, comenzó a ver los videos de las enseñanzas de Shifu. También les recordaba a otros que reciten “Falun Dafa es bueno”.

En menos de un año, he aclarado la verdad sobre Dafa a la mayoría de mis colegas, explicándoles los hechos de la persecución iniciada por Jiang Zemin.