(Minghui.org) Alentada por mi madre, empecé a practicar Falun Dafa cuando tenía 22 años. He sufrido artritis severa y hematopegalia congénita, pero después de que comencé la práctica, me volví sana y libre de enfermedades.

Como maestra de escuela primaria, mi salario era bajo y los beneficios eran pocos. Cuando llovía, el aula goteaba y teníamos pocos recursos. Algunos maestros se fueron después de encontrar trabajo en otro lugar. Sin embargo, Falun Dafa me dio la sabiduría para ser efectiva con mis estudiantes, y gané premios de la ciudad y del gobierno de la provincia.

En el invierno del 2000, fui a Beijing con mi pequeño hijo para pedirle al gobierno central que detenga la persecución de Falun Dafa. Después de que un grupo de nosotros enviara cartas de reclamos, fuimos arrestados y retenidos en un centro de detención por varios meses. Las duchas eran siempre frías y la comida inadecuada.

Hacíamos los ejercicios de Falun Dafa juntos y estudiábamos el Fa. Cuando volví a casa, mi cuñada dijo que me veía mejor que nunca. Le conté que era por el poder de Dafa.

Experiencias enseñando en el norte de China

Cuando enseñaba en una escuela rural, escribí una carta al rector y al director contándoles sobre Falun Dafa. Los dos dijeron que entendieron los hechos y me devolvieron la carta para que no cayera en las manos del gobierno. Enseñé en cuarto y sexto grado y les conté a mis estudiantes sobre Falun Dafa. Todos querían renunciar a la liga juvenil comunista.

Cada mañana, después de que la campana del colegio sonaba, los estudiantes cantaban una canción, antes de que las clases comenzaran. Les enseñé a mis estudiantes una canción escrita por un discípulo de Dafa. Lucían muy felices cuando la cantaban.

Después de aprender la verdad sobre Falun Dafa, algunos estudiantes se lamentaron por destruir materiales de la persecución que habían sido repartidos en sus casas. Algunos condenaron a Jiang Zemin, el ex líder del partido comunista quien inició y ha mantenido la persecución a Falun Dafa. También les enseñé a varios los ejercicios de Falun Dafa.

Tomo el transporte público a la escuela, así tengo la oportunidad de hablar con otros sobre Dafa y la persecución. Hasta un hombre borracho que me encontré una vez cambió para mejor después de escucharme.

Había un campo militar cerca. Los soldados no tenían oportunidad de aprender sobre Dafa. Eran adoctrinados por el partido comunista chino (PCCh) cada día. Encontré la manera de entrar a un edificio residencial militar una noche y dejé información en cada puerta. El incidente fue investigado, pero nadie descubrió quién lo había hecho.

Mis experiencias enseñando en el sur de China

Más tarde me mudé a una pequeña ciudad al sur de China y enseñaba en una ciudad con más de 2.000 estudiantes. Envié los números telefónicos del personal del colegio al sitio web de Minghui así los practicantes extranjeros podían llamarlos y hablarles sobre Falun Dafa.

Muchos autores de los viejos libros de texto de primaria fueron perseguidos por el PCCh durante la oleada de purgas. Les conté a los estudiantes sobre esto para ayudarlos a que entendieran un poco cuán malvado es el PCCh y de a poco introducirlos a la verdad. La mayoría renunció a la liga juvenil comunista.

Cuando los padres de los estudiantes me daban dinero y regalos, siempre los devolvía. Les decía,: “Gracias por mostrarme respeto. Por favor use el dinero para comprar libros a sus hijos”.

También visité las casas de estudiantes y les instalé un software para romper con el cortafuego de Internet en China.

Un año fui a enseñar en una escuela rural. Primero le conté al director que practicaba Falun Dafa y había sido perseguida. Después conté a los estudiantes sobre la práctica y les reproduje DVD sobre la persecución. Todos renunciaron a los jóvenes pioneros y repitieron “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.

El colegio era considerado antes como el peor, pero al tiempo que me fui, era una de las mejores escuelas en el área. Mis estudiantes se comportaban muy bien y los padres querían que me quedara. El director de la escuela sabía que practicaba Falun Dafa y seguía premiándome con el título de “Maestro Honorable” cada año. Había muchos muy buenos maestros, pero era el único que recibía el premio. Sabía en mi corazón que era porque practicaba Falun Dafa.

Usaba mis tardes para distribuir volantes por la ciudad. Llevaba una mochila llena de volantes, un paraguas y vegetales, y caminaba dentro de edificios residenciales protegidos por personal de seguridad. Rápidamente terminaba de repartir todo el material que tenía y nadie me molestaba.

Una vez fui a un suburbio y me perdí. Era tarde, de noche, y paré a un hombre en una motocicleta y le expliqué mi situación. Me llevó de vuelta a la ciudad y no me dejó pagarle por el viaje. Seguramente, estaba bajo la protección de Dafa.

El Maestro Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa, ha estado ayudándome a través de la práctica de mi cultivación. El Maestro nos da el poder. Es cuestión de nosotros de creer y usarlo. ¡No hay palabras que puedan explicar mi infinita gratitud al Maestro y Falun Dafa!