(Minghui.org) Una practicante de mi zona fue arrestada por hablar con las personas sobre Falun Gong a inicios de 2016. Fue interrogada en la comisaría y llevada a un centro de detención.

Después de enterarse de la noticia, los practicantes locales visitaron a su familia para ver cómo podían trabajar juntos para lograr su libertad.

Al principio, su familia tenía miedo de hacer algo, así que los practicantes les mostraron el argumento de defensa de un abogado que decía claramente que practicar Falun Gong no era ni malo ni ilegal. Entonces ofrecieron su ayuda.

La familia de la practicante arrestada visitó el departamento de policía, la división de seguridad nacional y la comisaría local todos los días pidiendo por su liberación. A un policía le preguntaron: “¿Qué hizo ella de malo? Por favor muéstrenos evidencias”. El policía no tuvo respuestas.

Los practicantes cooperan bien entre sí

El practicante A vive cerca del centro de detención donde la practicante estaba detenida. Él nos invitó a su casa, y desde ahí pudimos enviar fuertes pensamientos rectos, estando muy cerca del centro de detención. Muchos practicantes locales también pudieron unírsenos.

El practicante B, que vive bastante lejos de la casa del practicante A, no podía estar con nosotros, sin embargo quería ayudar. Con el consentimiento de la familia de la practicante, el practicante B escribió una carta poderosamente redactada en nombre de la familia, para que fuera enviada a las autoridades locales a fin de informarles sobre Falun Gong y la persecución. Hicimos copias de la carta y la enviamos.

Viendo que a pesar de todo, la practicante continuaba sin ser liberada después de un tiempo, el practicante B escribió una segunda carta, una queja formal que trataba sobre las injusticias que la practicante tuvo que soportar. Hicimos muchas copias y las distribuimos. Eventualmente alcanzó las manos de algún oficial de alto rango, que entonces llamó a la división de seguridad doméstica para saber más sobre el caso de la practicante.

Estas cartas jugaron un rol fundamental en proporcionarnos una reunión entre los practicantes y los funcionarios dentro de la división de seguridad doméstica.

Decididos a conseguir la libertad de la practicante

Un tiempo después de la reunión, una practicante oyó a partir de un familiar de la practicante arrestada, que pronto sería liberada, pero solo si pasaba unos días en el centro de lavado de cerebro.

Después de escuchar esto, se le pidió a la familia que nos ayudara de inmediato a evitar que la enviaran allí.

La familia se reunió otra vez con el jefe de la división de seguridad nacional, mientras los practicantes enviaban pensamientos rectos en un lugar cercano. Entonces decidieron no enviarla al centro de lavado de cerebro.

Sin embargo, más tarde, la policía derivó el caso al gobierno local, lo que resultó en la aprobación del arresto y una sentencia.

Después de oír esto, muchos practicantes continuaron enviando pensamientos rectos, mientras que la familia de la practicante visitaba la fiscalía todos los días para tratar de obtener su liberación.

La carta de queja que escribió el practicante B fue enviada otra vez a gran escala, y se aseguró que una copia llegara a la oficina del fiscal.

Cooperamos muy bien entre nosotros. Incluso los practicantes que vivían bastante lejos ofrecieron ayuda. Cuando un practicante escuchó que la practicante arrestada necesitaba reunirse con su abogado antes del primer juicio, hizo todo lo que estaba en su poder para tratar de arreglar la reunión.

Más practicantes se unieron a los esfuerzos cuando supieron del caso, y enviaron mensajes de texto, hicieron llamadas y escribieron cartas para protestar a las autoridades.

Finalmente llegó la buena noticia: la policía dijo a la familia de la practicante sería liberada bajo fianza.

Después de un mes de detención, llegó a su casa sana y salva.