(Minghui.org) Solía aborrecer a la policía de seguridad del estado, esas lamentables almas que trataron de destruir a nuestra familia y a Falun Dafa. Sin embargo, más tarde llegué a comprender, que también son víctimas y personas muy miserables, y solo los practicantes pueden ayudarlas.

Debido a la actual persecución del partido comunista chino (PCCh) a Falun Dafa, los cuatro miembros de mi familia fueron perseguidos. Uno fue enviado a un campo de trabajo forzado y otro fue ilegalmente sentenciado y encarcelado. Incluso el miembro no practicante fue detenido.

Comencé a hablar con la policía sobre la persecución. Al principio, se negaban a hablar sobre el papel que ellos cumplían en la misma, y eran muy malvados. Con la esperanza de disipar sus malos entendidos, persistí y continué hablándoles. Cuando toda nuestra familia era interrogada por la policía, enviábamos fuertes pensamientos rectos para eliminar lo que sea que estuviera interfiriendo con ellos. Les contamos cuán maravilloso y benéfico fue siempre Falun Dafa, y los animamos a renunciar al PCCh. Nos concentramos en solo un pensamiento cuando les hablábamos: “Estamos aquí para salvarlos”.

Gradualmente comenzaron a escucharnos, y pronto cambió su actitud. Se volvieron amistosos. Eventualmente, nos hicimos amigos, y ahora todos los policías con los que hablamos renunciaron al PCCh.

Uno de ellos nos dijo: “Sé que compraron una casa en otra parte de la ciudad, pero les sugiero que conserven sus identificaciones y la dirección que ya esta registrada. Los policías de esa otra área no son amistosos y pueden hacerlos pasar por dificultades”.

Me puse muy feliz por él, porque había sido salvado.