(Minghui.org) A continuación de la Parte 1

La bondad inspira una recompensa de lo Divino

Durante la dinastía Ming vivía un hombre noble llamado Li Ding. Él solía señalar un comportamiento inapropiado cuando escuchaba a sus familiares o amigos discutir sobre temas inmorales. Fue por esto que escribió un artículo titulado "disciplinando nuestro propio discurso” para inspirar la bondad en los otros.

Un tiempo después se presentó a un examen para obtener una beca. La noche antes de recibir sus resultados, Li Ding tuvo un sueño vívido. Su difunto padre le explicaba: "Eras muy talentoso pero muy arrogante en tu vida pasada. Como resultado, los Cielos decidieron que sufras frustraciones y fracasos a lo largo de esta vida".

“Sin embargo, otro becario perdió su buena fortuna porque violó a una mujer soltera el mes pasado. Estaba previsto que lo contrataran inmediatamente, pero ahora el puesto quedó vacante. El Señor Superior Wen Chang [deidad china de la cultura y la literatura] ha decidido otorgarte el cargo debido a tu publicación acerca de disciplinar el habla”.

"Espero que trabajes más duro para devolver este favor”.

Li estaba encantado, y efectivamente consiguió el puesto.

Después de que se convirtió en un oficial, trabajó duro para ser un buen samaritano y un ciudadano modelo. Esta historia ejemplifica la importancia que tiene el darle prioridad a los valores morales y lo veloz que es la retribución del yeli (kármica). Los seres divinos no pasarán por alto la rectitud y le darán una retribución positiva a quien la merezca.