(Minghui.org) Varios funcionarios de alto rango del partido comunista chino (PCCh) han sido recientemente arrestados o condenados. No obstante, sus crímenes reales, su participación en la persecución a Falun Gong, están encubiertos en los anuncios oficiales.

Las condenas ilegales son aún comunes en China. Solo contando el día 2 de febrero de 2015, el sitio web Minghui reportó el encarcelamiento de cuatro practicantes de Falun Gong. Las sentencias que recibieron van desde tres a siete años y medio.

Esto contando sólo los casos informados. Muchos más no han sido denunciados por el ambiente de represión que hay en China, donde los medios regulares de comunicación son clausurados o fuertemente censurados.

En su libro: La justicia de Hitler: los tribunales del tercer Reich, el jurista Ingo Müller analizó cómo algunos abogados y juristas alemanes colaboraron con predisposición con el brutal régimen nazi y aprobaron regulaciones que dieron forma a la política nazi. Los jueces aplicaban el programa de eutanasia nazi y no interferían con lo que sucedía en los campos de concentración. Los tribunales del pueblo y los tribunales especiales se conformaron para implementar largas condenas en línea con la ideología del partido nazi.

Al citar esta lección moral, Müller nos recuerda que los jueces no deben obedecer ciegamente a los movimientos populares, ni estar inmersos en una cultura que se desvía de los requisitos de sus responsabilidades profesionales.

Lamentablemente, cosas similares están ocurriendo en la China de hoy. La persecución del PCCh a Falun Gong no es muy diferente a la persecución que sufrieron los judíos en la segunda guerra mundial.

Cuando el ex jefe del PCCh, Jiang Zemin, lanzó la persecución a Falun Gong en julio de 1999, actuó bajo su voluntad personal, aunque seis de los siete miembros del comité permanente del politburó se oponían a la persecución.

La persecución apunta a una práctica que cree en los principios de Verdad, Benevolencia, Tolerancia, y la represión es severa. El sistema de justicia ha sido usado como arma para condenar a prisión a practicantes de Falun Gong inocentes, generando como resultado incontables tragedias personales.

Un ejemplo es el caso de la Srta. Liu Zhimei, talentosa estudiante de la provincia de Shandong, admitida en la Universidad de Tsinghua, una de las universidades más importantes de China. Luego de conocer Falun Gong en su primer año de estudiante universitaria, se sintió conmovida por las mejoras cuerpo y mente que la práctica brindaba.

Cuando comenzó la persecución en 1999, los funcionaron de la universidad obligaron a los padres de la Srta. Liu a llevarla de regreso a su casa y se le prohibió la admisión en el siguiente año académico, sólo por practicar Falun Gong.

Poco después de ser expulsada de la universidad, la Srta. Liu fue arrestada en Beijing y torturada gravemente. Fue condenada a 12 años de prisión en noviembre de 2002, donde recibió inyecciones con drogas de alto riesgo, fue obligada a pasar por sesiones de lavado de cerebro escuchando programas que difamaban a Falun Gong, y fue abusada sexualmente.

La Srta. Liu fue liberada en 2008 por razones médicas. Tristemente no pudo recuperarse de los años de trauma físico y emocional, y falleció el 13 de febrero de 2015.