[Minghui Net] Tengo setenta y dos años y comencé a practicar Falun Gong en 1993. He tenido tribulaciones una tras otra en mi camino de cultivación. Sentí que habían sido causadas por no haberme cultivado bien, y que había defraudado a Shifu, lo que me causó mucha tristeza.

Durante la persecución, fui detenido ilegalmente por el PCCh varias veces y aguanté la presión, las tribulaciones y el dolor. Bajo esas circunstancias, me di cuenta de que, cuando no estudio bien el Fa, el mal se aprovecha de mis brechas. También me di cuenta que, sin importar el tipo de tribulación que sufro, mientras recuerdo que soy un practicante de Dafa y me aseguro de que todos mis pensamientos se basan en el Fa, no hay ninguna prueba que no pueda pasar. Mientras suelto el apego a la vida y la muerte, podré atravesar cada prueba.

Me he iluminado que hay dos fuerzas que nos persiguen: el PCCh que nos persigue abiertamente a través de su policía y sistema judicial, y las viejas fuerzas en otras dimensiones que no podemos ver, como los demonios podridos y las fuerzas malignas detrás del PCCh. Cuando los practicantes de  Dafa están sufriendo torturas brutales en los violentos centros de lavado de cerebro, campos de trabajo y prisiones, si pueden soltar el apego a la vida y la muerte, los malvados guardias y matones del PCCh no tendrán manera de hacer nada, y los practicantes serán capaces de atravesar la tribulación. Si no pueden eliminar este apego, no sólo son incapaces de atravesar la tribulación, sino que pueden desviarse de Shifu y del Fa.

Algunos compañeros practicantes no fueron detenidos, no tuvieron ningún tipo de presión y todo parecía tranquilo, pero de pronto fueron hospitalizados o fallecieron. Creo que esto también fue causado por no soltar el apego a la vida y la muerte.

Por ejemplo, cuando me detuvieron en el centro de lavado de cerebro, desarrollé repentinamente frecuentes ganas de orinar. Fui al baño 48 veces en un día. Sentía todos mis poros como agujas y tuve dolor muy agudo durante una semana. No me podía quedar parado, sentado ni dormir. Sentía el cuello y espalda como si estuvieran rotos. No podía flexionar ni estirar la espalda. Empecé a enviar fuertes pensamientos rectos para eliminar el mal y soltar mi apego a la vida y la muerte. Le dije en mi mente: "No puedo ver quién eres y no sé lo que te debo del pasado. No te puedo compensar por el momento, pero soy un discípulo de Dafa y mi Shifu arregla todo para mí. No me molestes ni interfieras con mi cultivación y, cuando alcance la perfección, le pediré a Shifu que resuelva mi deuda benevolentemente. Si insistes en perseguirme, te eliminaré con pensamientos rectos. Sólo sigo los arreglos de Shifu. Ninguno de ustedes me puede afectar".

Atravesé de esta manera varias tribulaciones en mi camino de cultivación. Nunca reconocí la persecución de las viejas fuerzas, solté el apego a la vida y la muerte y pasé las pruebas una tras otra.

En diciembre de 2000, fui a Beijing a apelar por Dafa y me encarcelaron en el centro de detención de Xuanwu. Me detuvieron por diez días y empecé una huelga de hambre. Cuando llegó el séptimo día de la huelga de hambre, el médico de la prisión dijo para si: "¿Por qué éste no tiene ninguna presión arterial o pulso?".

Tres días más tarde, cuando me chequeó nuevamente, tampoco tenía pulso y presión arterial. Me dijo: "Te quiero ayudar, pero tienes que cooperar conmigo". Le preguntó cómo. Él respondió: "Te daré un registro falso que dirá que te estás muriendo. Pero si hablas con tanta energía, no te ves como alguien que está muriendo”. Él quería que fingiera que estaba muriendo. Me preguntó cuál era mi nombre, de dónde era y que estaba haciendo allí. Vi una oportunidad y le pedí que escribiera: "Mi nombre es cultivar el xinxing. Creo en Verdad-Benevolencia-Tolerancia y vengo a asistir a Shifu en la rectificación del Fa". Él me gritó: "¡Lárgate de aquí!".

Me preguntaba si debería usar la falsa apariencia de enfermedad para salir. Cuando llegó el décimo día, el otro recluso de mi celda dijo: "Has estado en huelga de hambre durante muchos días, si mueres en mi celda, ¿qué debo hacer?". Le dije: "No tengas miedo. Si ves que ya no me puedo mover, me puedes sacar fuera de la celda. No tiene nada que ver contigo". Inmediatamente llamó a la guardia y le dijo: "Date prisa, se está muriendo". El guardia apareció en cinco minutos y me pidió que me levante. Me tomó mucho tiempo para levantarme, y le pregunté qué estaba pasando. Él dijo: "Empaca tus cosas y te puedes ir". Cuando solté el apego a la vida y la muerte, fui liberado sin condición.

Más tarde, cuando los matones del PCCh intentaron arrestarme otra vez, expuse su crimen públicamente con palabras duras, y su táctica malvada no tuvo éxito. Fui capaz de atravesar las tribulaciones una tras otra con actos y pensamientos rectos y creyendo firmemente en Shifu y en el Fa.