[Minghui Net] El 27 de junio 2013, la Sra. Liu Baishun y su madre, la Sra. Zhou Huiting de Qian'an, provincia de Hebei, fueron detenidas en su propia casa por agentes de la división de seguridad doméstica de Qian'an, por su creencia en Falun Gong. Ambas, fueron llevadas al 4.º piso del centro de lavado de cerebro, donde está la unidad agrícola del cumplimiento total de la ley, en Qian'an.

El centro del lavado de cerebro tiene las puertas metálicas cerradas a la entrada del tercero y cuarto piso y las ventanas tienen barrotes de hierro. Los que están detenidos allí son vigilados las 24 horas y no se les permite hablar ni reunirse con sus familiares. Un pariente de la Sra. Zhou intentó visitarla, pero alguien llamado Wang los encontró en la puerta y gritó: "Nadie está autorizado a reunirse con ella". Después, cerró la puerta. La Sra. Zhou se encuentra detenida en el centro de detención, pero el paradero de la Sra. Liu se desconoce.

La Sra. Liu fue trasladada, al centro de detención dos días después de su llegada, pero dos semanas más tarde, fue enviada a un centro de lavado de cerebro. Las autoridades de este centro declararon que ella había vuelto a casa. Pero no volvió a la casa ni recuperó a su hija. Nadie tiene información sobre dónde se encuentra.

La Sra. Liu, de unos 38 años de edad, tiene dos hijos. Su hija mayor tiene ocho años y el menor, unos cuatro. Su esposo fue detenido por su creencia en Falun Gong y todavía continúa detenido. Ella se ha enfrentado a muchas dificultades ocupándose sola de los dos niños, por lo que tuvo que enviar a su hija mayor a vivir con su madre.

Desde que la Sra. Zhou fuera arrestada, nadie ha cuidado de la hija de la Sra. Liu y de una prima de la niña que tiene unos seis años. Cuando la hija de la Sra. Liu, que ahora está en segundo grado de escuela (CE1), vio que llevaban a su abuela detenida, se quedó extremadamente asustada.

Un pariente fue una vez a visitar a ambas niñas y cuando llegó a la casa les pidió que abrieran la puerta para dejarles un poco de comida. Él estuvo llamando a la puerta durante media hora, pero las niñas solo miraban a través de la mirilla. Aunque conocían a este pariente, estaban demasiado asustadas para abrir la puerta y tomar los alimentos. Finalmente, el pariente les dijo que tenía sed, por lo que las niñas dejaron un poco entreabierta la puerta, le pasaron una botella de agua, pero de inmediato la cerraron. Ellas no quisieron abrir, no importaba lo que les dijera. Al ver a estas niñas tan asustadas a causa de la persecución a Falun Gong, el pariente se sintió muy triste.