7 de junio 2005

Un incómodo recordatorio de la naturaleza del régimen en Beijing se ha entrometido en el abrazo entre Australia y China.

El diplomático chino Chen Yonglin ha enfrentado públicamente a Australia con las dificultades ocultas de su relación con China de una manera que a ningún gobierno le gustaría. De hecho, según el Sr. Chen, su pedido de asilo político fue rechazado a las 24 horas de habérselo solicitado a las autoridades de inmigración el 26 de mayo, y él ni siquiera tuvo una reunión para discutir su solicitud. Más preocupante aún, él dice que las autoridades ignoraron su oferta de detalles de inteligencia sobre las actividades de 1000 agentes chinos en Australia, y que inmediatamente informaron a la embajada china de su pedido de asilo. Entonces el Sr. Chen apareció en público en una ocasión muy riesgosa pero a la vez muy bien calculada, el sábado pasado en Sydney. En un rally para conmemorar el décimo sexto aniversario de la masacre en la Plaza Tiananmen de los manifestantes prodemocráticos, el Sr. Chen dijo que China todavía no tiene ninguna libertad política o religiosa, "aunque la economía es buena". Justamente ahí está el dilema para el gobierno australiano, que ha invertido tanto en acercar sus relaciones políticas y económicas con China.

China es altamente sensible con respecto a su expediente de derechos humanos, particularmente mirando a las Olimpíadas de Beijing de 2008, y Australia tiene razones para temer los costos de un incidente diplomático. Sin embargo, en los últimos años, en varias ocasiones Australia envió tropas por causas relacionadas con los mismos valores de democracia y libertad por los cuales el Sr. Chen está ahora apelando. El gobierno australiano enfrenta una prueba de discreción diplomática y de su compromiso con estos valores. Para los ministros y los funcionarios es delicado limitar su comentario público para evitar inflamar cualquier diferencia con China. Hay también, como dijo el Ministro de Asuntos Exteriores Alexander Downer, importantes razones para no discutir asuntos de inteligencia. Se sabe que a ASIO le preocupan los agentes chinos, sin embargo, el Sr. Chen dijo que no lo habían contactado. Mientras China acusa al Sr. Chen de fabricar historias porque él no quiere regresar a casa según lo programado, sus alegatos son demasiado serios como para ser simplemente ignorados. El Sr. Chen, que dijo en el rally que su trabajo era "supervisar y perseguir a los activistas de la democracia y a los practicantes de Falun Gong en Australia", fue más lejos con su declaraciones de que los agentes chinos habían secuestrado a disidentes. Estas declaraciones plantean cuestiones de seguridad nacional que deben ser investigadas.

En cuanto a futuro del Sr. Chen, el Sr. Downer dijo que el Departamento de Inmigraciones tomará en consideración la posibilidad de que el Sr. Chen sea perseguido si regresa a China. Nos sentimos menos incómodos diciendo eso; como resultado de prestar atención al lado oscuro de sus amos en Beijing (quiénes probablemente interpreten sus acciones y opiniones como traición), el Sr. Chen sufriría una seria persecución -una larga sentencia en prisión cuanto menos. El Sr. Downer y la Ministro de Inmigración Amanda Vanstone han asegurado que su caso será considerado según sus méritos, como debe ser, y el Ministro de Asuntos Exteriores podría conceder una visa territorial de asilo, un poder raramente usado. Es apropiado que el gobierno actúe tan discretamente como sea posible, pero sería vergonzoso si Australia traiciona sus propios valores sacrificando un individuo en el altar de las relaciones comerciales con China.


Fecha de edición: 12/6/2005
Fecha original del artículo: 7/6/2005
Categoría: Medios de Difusión
Versión en ingles disponible en http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2005/6/8/61649.html