Hola a todos, mi nombre es Silvia Gleizer, soy de Buenos Aires, Argentina y el día de hoy estoy cumpliendo 31 años, elegí pasarla con ustedes y tratar de contarles mi experiencia:

Recuerdo aquel verano en donde por primera vez tome relativamente en serio lo de tener un maestro, ya que debido a mi educación cultural los únicos maestros que conocía eran los de las escuelas o los que la mayoría de la gente llama “ídolos”.

Hablábamos con una amiga sobre cuestiones metafísica, siempre tuve conocimiento sobre esto pero nunca estuve involucrada, hablamos sobre la reencarnación y sobre tener a alguien que nos guíe, como en las películas de artes marciales (pensaba yo).

Mis conocimientos en estas materias tenían que ver con religión, aunque ya había perdido la fe, pensaba que tal vez tenia que pagar para encontrar respuestas y como no tenia plata, pensaba que tal vez no me estaba destinado encontrarlas.

Posterior a ese verano, me encontré con Falun Dafa o mejor dicho Falun Dafa me encontró a mí.

La primera practica tuve la sensación de que sin buscarlo encontré lo que buscaba y a partir de esa noche empece a dormir bien. No solo que dormí bien sino que además una de esas noches soñé con un señor muy amable (de rasgos orientales) que me brindaba su mano en un saludo, más adelante supe que se trataba del Sr. Li Honghzi. A partir de ese momento mi vida ya no fue más mi vida, casi inmediatamente empece a leer, tuve acceso a internet (poco tiempo antes alguien me había explicado lo básico) y a una impresora en una biblioteca, siempre me gusto mucho leer y que esta practica incluyera lectura me satisfizo, inmediatamente empece a bajar los libros, ahora pienso que si no me hubiera estado destinado probablemente no lo hubiera podido hacer (ya que no contaba con dinero ni con computadora) y comencé mi cultivación.

Casi al año tuvimos la oportunidad de ver los videos de los 9 días, hoy en día cuando recuerdo esa época aun no lo puedo creer, tuve una limpieza tan grande y tan fuerte en mi cuerpo que hasta estuve escondida en mi propia habitación sin querer salir porque me sentía un monstruo, tenia toda la piel de la cara y el cuello como si hubiera estado en un incendio, ardía mucho, tiraba y supuraba, tenia que dormir con la funda de la almohada atada a mi garganta para poder contener ese extraño liquido que salía de mi, fueron momentos muy difíciles pero no tan difíciles como cuando tuve que enfrentarme a mi misma.

Tuve dudas... intente alejarme, no quería problemas... un practicante me dijo que la única forma de cultivarnos es enfrentando los problemas y yo sabia que eso era cierto, también sabia que la única forma de crecer era poder ver cara a cara lo peor de nosotros, porque solo desde ahí podemos partir y también sabia que era doloroso y aunque uno sepa que es doloroso y cree que puede con ello no siempre es asi, estamos acostumbrados a pasarla bien, a no sufrir, te enseñan desde chico: no te hagas problemas, sé feliz, si estas mal tomate un trago, si no podes dormir tomate esta pastilla, no te amargues... es el otro, no sos vos...

Y cambiar tantos conceptos aprendidos es cambiar uno de raíz, como dice el maestro en el Lunyu y las raíces se aferran fuerte a la tierra.

Leí en el Zhuan Falun que uno se cultiva en la práctica, y esta frase es tan sencilla que no le di la importancia que merece, di por sentada dicha frase, pero hace poco, empece a entender que la practica es el día a día, es el aquí y ahora y que leer es muy importante pero que no alcanza con leer muchas veces, si cuando nos enfrentamos con lo cotidiano nos olvidamos que elegimos cultivarnos...
Si nos ponemos nerviosos cuando las cosas no salen como nosotros queremos...

Si cuando sentimos que la gente nos fastidia, no pensamos primero en ellos sino en nosotros, Si dejamos que lo cotidiano nos atraiga y nos distraiga de las cosas que son importantes, Si nos llenamos la cabeza con problemas, Si queremos controlar las situaciones, Si dejamos que el sentimentalismo tome el mando de nuestro ser, o Si nos enojamos cuando otra persona nos dice directo en nuestras caras que cosas tenemos que mejorar y no entendemos que no es una cuestión de poderes, ni de categorías, es ahí donde uno demuestra lo que entendió y si no lo podemos hacer tal vez sea que no entendimos o que no queremos soltar todos esos conceptos que creemos nos dan seguridad... en esos momentos se encuentra la práctica y la práctica no es otra cosa que saber aplicar todo esto que estuvimos leyendo y que decimos que entendimos.

Luego de practicar por más de un año, tuve la oportunidad de poder viajar pudiendo conocer a practicantes de otras partes del mundo y empezando a entender como seria vivir dentro de la Ley en armonía. Estando allí empece a darme cuenta la importancia de aclarar la verdad y mandar pensamientos rectos, tengo que confesar que antes de este viaje no lo entendía muy bien, pensaba que lo de aclarar la verdad tenia que ver con política, y eso de enviar pensamientos rectos lo hacia como algo mas... pero al estar frente a frente con personas que tenían a sus familiares presos por hacer lo mismo que hacia yo en mi país tranquilamente, me sacudió de tal forma tal que me pude dar cuenta que esto no debía ser así, que esto iba mas allá del entendimiento cotidiano que era necesario que la gente supiera la verdad y no se dejara engañar por las viles mentiras y los arreglos de las viejas fuerzas y que nosotros si realmente valoramos lo que el Maestro nos ha dado vamos a levantarnos cada día con la necesidad de aclararle la verdad a una persona mas, en cuanto a los pensamientos rectos es muy difícil de explicar lo que se siente cuando todas las personas se juntan y pone su corazón mas puro para eliminar la maldad, esa energía es incomparable, increíblemente (para mi anterior yo) nos despertábamos a las 5 de la mañana luego de haber dormido solo un par de horas para poder mandarlos y estudiar la Ley, uno de esos días llego un nuevo jingwen del maestro que nos explicaba como enviar pensamientos rectos sin dejarnos interferir por nuestros apegos y sentí como si el mismo en persona hubiera venido a hablarnos.

En ese viaje pase por tribulaciones debido a mis apegos, conceptos aprendidos en esta vida o en otras, sinceramente no lo sé, pero si puedo decir que aprendí, y aprendí que tengo que confiar en el Maestro, aprendí que cuando nos relajamos y dejamos que las cosas sean como tienen que ser, todo surge... hasta lo inesperado, lo impensado, si nos permitimos dejarnos llevar por Él sin aferrarnos a nada, sin preocuparnos, confiando como un niño que siente la tranquilidad y seguridad que le brinda un adulto y no como a un niño caprichoso que arrastran por la calle todo encaja milimétricamente, como el hecho de estar hoy aquí.

Yo simplemente siento agradecimiento, por que no solo mejoré mi salud física, deje de fumar, no necesito remedios para el asma ni para las alergias (las cuales padecí toda mi vida) sino que estoy aprendiendo realmente y desde adentro como estar tranquila, como tratar a los demás, como ser tolerante y benevolente (aunque no siempre lo consigo), lo sigo intentando y se que algún día ya no estaré aferrada a nimiedades, que lo que la gente me diga no moverá mi corazón y entenderé finalmente que todos los seres sufren y podré transformar ese sufrimiento en crecimiento, en sabiduría.

Experimento la benevolencia del Maestro cuando me guía por ejemplo: a que deje que las cosas pasen (wuwei), a que suelte todo lo que me hace peso y no me permite volar, cuando siento en mi una leve mejoría de la Silvia de ayer, cuando ya no siento importantes cosas que antes me lo parecieron, cuando me hace sentir que siempre hay alguien que esta pasando por lo mismo que yo y puedo darme cuenta en el hecho de que lo que me molesta y me enoja de la otra persona, soy yo, de que en realidad, no es el otro, que el problema esta dentro mío... y de que todo cambia cuando yo puedo y me permito cambiar.

No es fácil, pero tampoco es imposible y de hecho para mí es el único camino. Asimilarme cada día a Zhen, Shan, Ren

Categoría: Referencias