(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
Comencé a practicar Falun Dafa en 2009, pero debido a que no pude eliminar mis apegos fundamentales, quede atrapado entre la comodidad y la diligencia; no he podido cultivarme verdaderamente. Los compañeros practicantes dijeron: "Todavía eres como un niño, no podemos contar contigo". Cada vez que escuchaba esto, todo lo que podía hacer era sonreír torpemente. No sabía cómo responder. Después de cultivarme durante tantos años y estudiar mucho el Fa, tengo un entendimiento de los principios del Fa, entonces ¿por qué no puedo reconocer verdaderamente la esencia de la cultivación? Atrapado entre la comodidad y las tribulaciones mundanas, desperdiciando interminablemente mi tiempo limitado para cultivarme. No pude reconocer mis deficiencias del Fa y no pude avanzar diligentemente, ¿por qué fue esto?
Tener o no tener actividades
A medida que se acercaba el verano, anhelaba visitar lugares turísticos para esclarecer la verdad. Este pensamiento me rondaba la cabeza. Finalmente, un día, dejé de postergarlo y fui directamente al lugar de aclaración de la verdad después de la escuela. Los practicantes de este lugar eran una familia de China que se mudó a Europa el año pasado. Durante todo el año, su familia perseveró en éste lugar, sin importar el frío intenso, el calor abrasador, el viento o la lluvia.
Les pregunté cómo habían podido mantener esto durante tanto tiempo. El practicante me contó muchas cosas. En resumen: “Sin nada que perseguir, no hay nada de qué preocuparse”. Aparte del único pensamiento de hacer las tres cosas y seguir las palabras de Shifu, no pensaron en nada más. Y así, persistieron durante más de un año.
Me quedé atónito. ¿Podría una razón tan simple ser suficiente? Justo cuando estaba a punto de hacer más preguntas, el practicante me animó a ayudar, ya sea practicando los ejercicios o presentando la petición a los turistas. Mi ansiedad social se apoderó de mí. Al ver un grupo grande de turistas, escapé optando por hacer los ejercicios. Mientras meditaba, tres líneas de palabras doradas aparecieron ante mis ojos: “Nacido para el Fa, Venido para el Fa, Cumplido por el Fa”.
Sabía que Shifu me animaba a ser diligente, pero en ese momento no podía entender del todo el significado profundo. Solo entendía la superficie. En silencio, decidí visitar el sitio regularmente durante las vacaciones de verano.
Así, con la intención de buscar respuestas, me uní a las actividades de esclarecimiento de la verdad en el sitio turístico. A veces me daba vergüenza hablar con los turistas, así que perdía oportunidades. Sintiéndome impotente, pensé: “Después de cultivarme durante tantos años, ¿cómo es posible que siga bloqueado por esos apegos infantiles? Debo superarlos”. Me armé de valor y hablé con los turistas que aún no habían firmado. Para mi sorpresa, uno ya tenía algunos conocimientos de qigong y cultivación. No solo firmó, sino que también preguntó dónde podía aprender los ejercicios.
Miré confundido al practicante que estaba a mi lado. Él gestionó la petición y me pidió que le mostrara los movimientos. Así que practiqué el quinto ejercicio con él y le hablé brevemente sobre Verdad-Benevolencia-Tolerancia. También le mostré cómo encontrar lugares de práctica en su país y cómo podía aprender en línea. Estaba muy emocionado, juntó las palmas de las manos en agradecimiento y se fue con sus compañeros.
Poco a poco comprendí. El Fa y Shifu son como la fuente de energía: los enchufes y los cables ya están instalados. Cuando un practicante aclara la verdad, simplemente conecta el cable. No hay necesidad de pensarlo demasiado; simplemente presentarse y hacer lo que debemos hacer, y todo está ahí. Complicar las cosas solo las hace más difíciles. Sentí que este es el estado de "ganar sin perseguir".
Todos mis pensamientos que me distraían se desvanecieron en ese instante. Desde entonces, fui feliz al lugar de aclaración de la verdad todos los días. Si hacía frío, llevaba pañuelos para la nariz; si tenía hambre, mis compañeros practicantes compartían su comida; si llovía, llevaba impermeable. También estudiaba el Fa. Cada día tenía nuevas perspectivas que compartir con los practicantes, y a través de ellas, vi mis apegos y los corregí. Pasé el tiempo con alegría ese verano.
Confiar en Shifu y en el Fa, armonizar en la cultivación
Quizás mi estado de cultivación finalmente alcanzó el requisito mínimo de diligencia, por eso Shifu me dio muchas pistas cuando meditaba.
Una vez, durante una meditación sentada de una hora, Shifu me mostró el proceso de reparación de un mundo árido y desolado. Una hora aquí equivalía a decenas de miles de años allá. Si me hubiera interrumpido a mitad de camino, ese mundo no se habría completado y no habría alcanzado los estándares del nuevo cosmos. No habría encontrado al Fashen de Shifu al final de la cultivación. Entendí la importancia de una práctica perseverante.
También entendí gradualmente que todo sitio de esclarecimiento de la verdad a largo plazo está custodiado por los enormes Fashen de Shifu: están sentados sobre lotos y cubren todo el cielo. Me di cuenta de esto: dondequiera que los practicantes perseveren, ese lugar se convierte en un centro. Un gran Falun gira en ese centro, impulsando otros proyectos y expandiéndose gradualmente para salvar a los seres conscientes locales. Fuera de China, las líneas de esclarecimiento de la verdad benefician verdaderamente a toda la región. Cada ser que llega se debe a la compasión de Shifu. Debemos acercarnos a ellos con bondad y ofrecerles esperanza.
En otra ocasión, vi las envidias manifestándose como una gruesa tela negra que cubría a la persona. Todo lo que esa persona encontraba quedaba distorsionado por la tela negra, impidiéndole ver la verdad. Si cubría a un practicante, a veces fuertes pensamientos rectos dejaban que un poco de luz dorada brillara a través de ella, adelgazando la tela negra y permitiendo una corrección gradual. Pero el daño de la envidia es inmenso. Si los apegos arruinan el esfuerzo por salvar a los seres conscientes, ¿cómo se podría pagar ese yeli? La cultivación, que ya es difícil, se vuelve aún más difícil, especialmente cuando aquellos apegados a la fama y las ganancias se juntan, amplificando la envidia y magnificando los apegos, haciendo que escapar de la ilusión sea cada vez más remoto. Este es sin duda uno de los engaños más dañinos de las viejas fuerzas.
Shifu dijo:
“El egoísmo es la naturaleza fundamental del cosmos del pasado. Ésta ha traído la naturaleza inevitable de formación, estabilidad, degeneración y destrucción y el nacimiento, envejecimiento, enfermedad y muerte. En el futuro, el Fa será todo armonizante y altruista. Debido al cambio en la naturaleza fundamental del cosmos, la marcha del cosmos y las características de las vidas pasarán por cambios fundamentales. La naturaleza fundamental del cosmos y la impureza de las vidas resultan en la caída de las vidas que se degeneran. Eso lo causa la formación, asentamiento, degeneración y destrucción” (Exponiendo el Fa en el Fahui del Oeste de los Estados Unidos, 2004, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. V)
¿Por qué es tan difícil desprenderse de los apegos? Porque nos protegemos a nosotros mismos. ¿Por qué nos protegemos? Porque no queremos sufrir. ¿Por qué vemos las tribulaciones como un sufrimiento en lugar de disfrutarlas? Porque nuestros pensamientos rectos son insuficientes. A la primera señal de adversidad, uno se da por vencido, aferrándose a la comodidad en lugar de eliminar activamente los apegos humanos. A menudo, es necesario que el yeli se acumule hasta convertirse en un golpe doloroso, como un ladrillo en la cabeza, antes de que uno se vea obligado a mejorar. Parece progreso, pero en realidad solo protegió de nuevo el egoísmo. Tal cultivación solo araña la superficie; nuestros apegos de raíz permanecen intactos y resurgen más tarde.
Cultivar sin erradicar los apegos es como practicar qigong para curar enfermedades: solo pospone la tribulación. Si no arrancamos la raíz, los apegos seguirán brotando. Cuando otros practicantes los señalan, nos excusamos diciendo que es como pelar una cebolla capa por capa. Parece razonable, pero en realidad protege el apego. Ese ser respira aliviado: "¡Casi me eliminan!". Mientras tanto, seguimos creyendo que cultivamos bien. ¡Me sentí tan avergonzado al darme cuenta de esto!
Muchos apegos no resisten ni siquiera unas cuantas rondas de "¿por qué?". Preguntar "¿por qué?" repetidamente ya arranca más de la mitad de la raíz. La falta de voluntad para seguir excavando demuestra que casi hemos tocado el apego central, y ese ser se resiste, haciéndonos retroceder. Pensando en esto, me sentí muy avergonzado; después de tantos años de cultivación, aún no había dominado el mirar dentro de mí. Como la historia del gatito pescando: distraído por cada cosa que pasaba, desperdicia esfuerzos con poco resultado.
Cultivar activamente y escapar de las brechas pasivas
Este período de cultivación me obligó a mirar profundamente sobre mi camino. Me di cuenta de que mi cultivación siempre había sido pasiva. Estudiaba el Fa, entendía ciertas normas y pensaba: “Esta bien, lo sé”, pero luego no me esforzaba por vivir según mi entendimiento. Siempre era pasivo: solo cuando me enfrentaba a los problemas actuaba de mala gana, e incluso entonces, de manera inconsistente y sin entusiasmo. Perdí mucho tiempo.
Pero ese verano fue diferente. Cada día me asimilaba proactivamente al Fa y me cultivaba activamente. Sentía cada vez más la presencia de Shifu. Una vez, cuando quería relajarme y estaba casi dormido, cerré los ojos y vi aparecer el Fashen de Shifu. Se giró, se puso la túnica taoísta y sacó un bastón con un movimiento rápido; al instante desperté por completo y corrí al sitio de aclaración de la verdad.
Sí, tal como dice la canción de Shen Yun: “Habiendo obtenido el Fa, supera la ilusión y asciende a los cielos”. Ya que hemos obtenido el Fa, ¿no deberíamos superar la ilusión y ascender? ¿Por qué nos quedamos en el mundo humano? Siempre bloqueados por obstáculos, ¡deberíamos superarlos! A veces incluso podía sentir que los seres celestiales se sentían cansados de que su rey y señor se quedaran atrás. Sintiendo el peso de su decepción, solo podía disculparme.
Recordé las tres frases que Shifu grabó en mi mente aquel primer día en el sitio turístico y obtuve una comprensión más profunda. Nacido para el Fa: la vida se origina de la materia primordial y lleva innatamente Verdad-Benevolencia-Tolerancia. A primera vista, todos los seres parecen iguales, pero algunos nacieron del pensamiento del Creador de salvar el cosmos desde su inicio. Estas vidas se convirtieron en practicantes de Falun Dafa, no solo por su deseo, sino que fueron elegidas por Shifu y el universo. Nuestra cultivación se trata menos de construir desde la nada que de despertar: regresar a nuestra naturaleza más fundamental, una partícula de Dafa. La dificultad radica en el peso de nuestros apegos y en cuánto nos hemos degenerado.
Venid por el Fa — Esto resume nuestro viaje con Shifu, descendiendo por capas, encarnando vida tras vida, hasta hoy, cuando obtuvimos el Fa. El significado es simple pero profundo: ¡Apreciad! Como dijo el Shifu:
“Espero que todos se atesoren a sí mismos, atesoren a los demás y atesoren vuestro ambiente. Atesoren el camino que ustedes transitan; esto es precisamente atesorarse a sí mismos”. (Qué es un Dafa dizi, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI)
Cumplido por el Fa: Nuestra cultivación es desinteresada, arraigada en la salvación de los seres conscientes. A diferencia de cualquier método de cultivación anterior, el nuestro se basa en el ver por los demás antes que a uno mismo. Por ello, tenemos la misión de salvar a los seres conscientes. Cualquier excusa para no esclarecer la verdad o salvar a los seres conscientes es infundada. Salvar a seres conscientes es lo que Shifu desea que hagamos. A primera vista, parece que los estamos salvando, pero en realidad es quien cumple con los practicantes a través de esta forma, sacándonos del ciclo de formación, estancamiento, degeneración y destrucción del viejo universo. Compañeros practicantes, ¡seamos diligentes!
Heshi
(Artículo seleccionado presentado en el Fahui Nórdica de 2025)
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