(Minghui.org) Trabajé como conserje durante tres meses cada verano antes de 2015. Me comportaba de acuerdo con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Falun Dafa y era respetada por la dirección y mis compañeros de trabajo. No le decía a nadie que era practicante debido a la persecución. Algunos empleados que trabajaban conmigo desde hacía mucho tiempo decían: «Solo alguien que practica Falun Dafa trabajaría con tanta dedicación. ¡Debes ser practicante!».
También realizaba trabajos ocasionales en primavera, otoño e invierno. A lo largo de los años, tuve muchos clientes y los que me conocían me preguntaban constantemente si practicaba Falun Dafa. Animada por un compañero practicante, poco a poco fui dejando de lado mi miedo y empecé a hablarles a todos los clientes sobre Falun Dafa y a darles material informativo. Casi todos aceptaron lo que les decía y algunos renunciaron al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles. Dos hermanas que trabajaban conmigo (que no eran practicantes) me ayudaron a distribuir los materiales. Compré un departamento de 70 metros cuadrados con una hipoteca y también tenía un automóvil.
Mi esposo se divorció de mí en 2019 después de que salí de prisión. Le di el departamento a mis suegros y encontré un trabajo cuidando a una pareja de ancianos.
La pareja pensaba que era demasiada joven para desempeñar ese trabajo. Yo también sentí cierta reticencia después de ver sus condiciones de vida: habitaciones pequeñas, sin instalaciones para bañarse, y no me permitían usar un ventilador, por lo que el lugar parecía una sauna. Pero me recordé que soy practicante de Falun Dafa. Y como probablemente tenía una conexión de yeli con ellos, debía hacer bien mi trabajo y mostrarles la compasión y la bondad de un practicante.
Tenían más de ochenta años y vivían en un departamento viejo, de poco más de 50 metros cuadrados (unos 540 pies cuadrados). El lugar estaba sucio; el baño tenía goteras y el balcón estaba desordenado. Había tendederos de ropa en ambos dormitorios y en el baño, como telas de araña. Solo con doblar la ropa me daba tos por el polvo.
La anciana tenía diabetes y no podía valerse por sí misma. Le temblaban constantemente las manos, por lo que necesitaba que la alimentaran y que la ayudaran cuando iba al baño. Al ver su estado, le dije: «Espero que pueda hacer ejercicio. Con el tiempo, podrá alimentarse sola e ir al baño. Se sentirá más feliz». Parecía un poco disgustada, pero le aseguré: «Si dice Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno, con cada paso que dé con su andador, poco a poco podrá comer e ir al baño por sí misma». Ella exclamó: «¿De verdad?». Le respondí: «De verdad. ¡Pruébelo si no me cree!».
Le pedí que repitiera «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno» todos los días. En menos de veinte días, su estado mejoró. Sin embargo, ella insistió en ir al hospital. Mientras la veía empacar su ropa y sus zapatos, no parecía una paciente en absoluto. Seguí cuidándola en el hospital.
Un día, antes de que pudiera darle de comer, ella comenzó a comer por sí misma. Le dije: «Ya puedes comer sola. ¡Es maravilloso!». Ella se puso muy contenta. Pero como el médico le había dicho que descansara, se quedó en la cama. Aunque podía alimentarse sola, su salud empeoró. Pidió que le dieran el alta al ver que la estancia en el hospital no le estaba ayudando y que su estado empeoraba.
Cuando fui por primera vez a su casa, la Sra. necesitaba ir al baño cada dos horas. Por la noche, me llamaba, golpeaba la cama o daba golpes en el suelo, lo que me impedía descansar. El anciano podía valerse por sí mismo, pero se pasaba dos o tres horas cada noche lavándose y haciendo mucho ruido. No se acostaba hasta después de las 11 de la noche. Cuando cocinaba, se quedaba a mi lado. La cocina era muy pequeña y yo me sentía inquieta con el calor del verano. Pero me recordé que soy practicante y que debo tratar a los ancianos con amabilidad y compasión. Recordar esto calmó mi corazón.
La pareja solo compraba verduras muy baratas que sobraban. No eran frescas y, cuando las cocinaba, querían que usara menos aceite y menos sal, así que ya pueden imaginar el sabor. Mientras revisaba un montón de bok choy (col china) marchito, escuché en Radio Minghui que el mejor sabor de la buena cocina se consigue sin condimentos fuertes. Para mi sorpresa, fui capaz de convertir ese montón de verduras de mala calidad en un plato delicioso.
Al verme seleccionando las verduras, la mujer dijo: «Xiaohui, la próxima vez no compraré estas verduras baratas. Solo por ahorrar un poco de dinero, te he hecho perder el tiempo seleccionándolas». Le respondí: «No pasa nada. ¿Por qué malgastar dinero si podemos ahorrarlo? Además, algunas de estas verduras baratas están bastante buenas. Es impresionante que a tu edad sigas saliendo a comprar verduras».
A medida que se acercaba el Festival del Medio Otoño, la Sra. me pidió que hiciera muchos dumplings, algunos para comer y otros para congelar. La nevera estaba bien surtida. Ella vio tres pasteles de luna y dijo: «Estos pasteles de luna están a punto de caducar, comámoslos. Podemos comer uno cada uno». Sin embargo, cuando su hija la visitó dos días después, la mujer le dijo que yo le había robado su pastel de luna. Incluso afirmó que su esposo no me había impedido hacerlo y que él también se había comido uno. Por mucho que le explicara la situación, fue inútil.
Aunque permanecí en silencio, me sentí molesta. A la mañana siguiente, ocurrió algo aún más ridículo. La señora tenía hambre y me pidió que le diera el pastel que su hija había traído la noche anterior. Le dije: «No recuerdo haber guardado ningún pastel». Ella replicó: «Si te lo has comido, admítelo, ¡no digas que no lo sabes!». Busqué en toda la nevera, pero no lo encontré, y ella seguía repitiendo: «Si te lo has comido, admítelo, no digas que no lo sabes». Lloré en silencio. Soy cultivadora, así que no le robaría la comida.
A partir de entonces, aunque me ofreciera algo de comer, lo rechazaba. Un tiempo después, encontré el pastel en el congelador y toda la farsa terminó. También me di cuenta de que tenía un apego a la comida sabrosa, de lo contrario, ¿cómo podría haber sido acusada falsamente? En los días siguientes, la señora también me acusó de robarle el collar y los anillos, pero para mí, sus palabras eran como el sonido del viento; mi corazón permaneció impasible.
Dos meses después, la pareja se mudó a un apartamento recién comprado, de más de 90 metros cuadrados, que era espacioso y luminoso. Como recitaban a menudo «Falun Dafa es bueno», se beneficiaron de ello. Podían comer solos, ir al baño por sí mismos, rebuscar comida en la nevera y hacer algunas tareas sencillas. Su salud mejoró de forma constante.
Cuando se levantaban para ir al baño, se movían en silencio para no perturbar mi descanso. También aprendieron a ser considerados con los demás. Su hija renunció al PCCh, a la Liga Juvenil y a los Jóvenes Pioneros. La Sra. no solo escuchaba Radio Minghui conmigo, sino que continuaba recitando «Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno».
Llevo 28 años cultivándome y fui perseguida por el PCCh muchas veces. Aunque tropecé, bajo la compasiva protección de Shifu, sobreviví. Estoy agradecida por su inquebrantable cuidado y continuaré caminando con firmeza por el camino del retorno a mi verdadero ser, utilizando todos los medios posibles para ayudar a los seres conscientes a conocer la verdad y ser salvados.
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