(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1996, lo que marcó un punto de inflexión en mi vida y experimenté cambios profundos y positivos.

Antes de empezar a practicar Dafa, era introvertida, cerrada de mente y malhumorada. Sufría de muchos problemas de salud, como frecuentes dolores de cabeza, insomnio y enfermedades cardíacas. Casi todas las tardes tenía algo de fiebre y me sentía débil el resto del día. Aunque intentaba ser paciente con mis compañeros de trabajo, mi mal humor persistía. A menudo me descargaba con mi familia y les hacía la vida difícil. Me sentía atrapada en un ciclo interminable de dolor y miseria.

Las desgracias rara vez vienen solas. Mi esposo falleció trágicamente en un accidente de coche cuando nuestro hijo aún no tenía diez años. El dolor me abrumaba y estuve postrada en cama durante más de tres meses. Mi hermano y su esposa cuidaron de mi hijo.

En 1992, un compañero de trabajo me presentó a mi actual esposo, quien es de Taiwán. Tenía tres hijas de un matrimonio anterior. Después de casarnos, seguí trabajando en China hasta 1998, cuando recibí mi documento de identidad taiwanés. Luego me mudé a Taiwán para vivir con mi esposo y sus hijas.

Mi hijo tenía solo 18 años y vivía solo en China. En julio de 1999, el Partido Comunista Chino comenzó a perseguir a Falun Dafa. Por practicar Falun Dafa, mi hijo sufrió una severa persecución. A pesar de obtener excelentes calificaciones en el examen de ingreso a la universidad, le negaron la admisión y tuvo tribulaciones para encontrar empleo. Incluso le prohibieron visitarme en Taiwán.

Practicar Dafa me cambió

Mis tres hijastras fueron abandonadas por su madre cuando eran muy pequeñas. Esta experiencia afectó profundamente a la segunda y tercera hija; eran sensibles y les disgustaba la palabra "madre". Cada una de las tres niñas desarrolló personalidades distintas como resultado de sus experiencias específicas.

La hija mayor fue resiliente y regresó a casa con su hijo para vivir con nosotros. Las otras dos eran gemelas. La segunda hija vivía con su hijo en la calle de al lado, pero seguía viniendo a cenar, y a menudo tenía que recoger a su hijo del colegio. La tercera hija tenía preferencias particulares: se negaba a comer cebollitas, lo que dificultaba la preparación de las comidas, y además insistía en que le plancharan los calcetines después de lavarlos.

A pesar de nuestras diferencias en la crianza y el entorno, sabía que estábamos predestinados a formar una familia. Las consideraba personas que necesitaban ser salvadas. Con el tiempo, aprendí a adaptarme, y poco a poco, me integré a sus vidas.

Mi hija mayor perdió a su esposo debido a su mala salud. Desafortunadamente, también heredó su deuda, y el banco pretendía deducir automáticamente los pagos de su salario mensual. Trabajaba en una pequeña empresa y le costaba llegar a fin de mes. Cuando me contó su difícil situación, la ayudé a pagar la deuda. Conmovida, animó a sus hermanas a que empezaran a llamarme "mamá".

Vivíamos en una casa de alquiler de tres habitaciones. La hija mayor y su hijo ocupaban una habitación, mientras que la tercera hija ocupaba otra. A medida que su hijo crecía, me di cuenta de que sería incómodo para ellos seguir compartiendo la habitación. Mi esposo empezó a tener dolores en las articulaciones. Considerando estos factores, pensé en comprar una casa más grande con ascensor. Sin embargo, la hija mayor se opuso a la idea. Ella también tenía muchas ideas.

Este fue el comienzo de nuestro conflicto. Mi esposo y yo dimos un pago inicial de 25,000$ para comprar una casa. Cuando mi esposo sugirió que la registraran a mi nombre, la hija mayor se enojó mucho. Sin mi consentimiento, la registró a nombre de sus hermanas. Al principio, me enojé un poco porque yo había pagado la casa y no tenía voz ni voto.

Sin embargo, con el estudio el Fa, mi mentalidad cambió. Comprendí que su comportamiento era una prueba que me permitía mejorar mi xinxing. Al responder con bondad, obtuve resultados positivos; mi hija mayor luego me pidió disculpas.

Dejando ir las nociones humanas

En febrero de 2022, mi esposo comenzó a experimentar problemas de salud, incluyendo varias caídas consecutivas. Preocupadas por su salud, sus hijas le recomendaron buscar atención médica, a pesar de que se resistía a ir al hospital durante la pandemia de COVID-19. Le diagnosticaron un tumor y requirió cirugía. Se sometió a la intervención a principios de marzo, pero lamentablemente falleció a finales de abril.

La gente común suele dar mucha importancia a los bienes materiales y al dinero. Tan solo una semana después de la muerte de mi esposo, mis hijas me pidieron que me fuera de casa, con todas mis pertenencias, especialmente mis libros de Falun Dafa. Eso se convirtió en una prueba aún mayor para mí.

Seguí los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia para cultivar mi xinxing y dije: “Soy parte de la familia. Desde que tu padre falleció, soy el cabeza de familia, pero no me pelearé contigo por nada”.

Después del funeral de mi esposo, su actitud cambió significativamente. Se volvieron mucho más consideradas y preocupadas por mi bienestar. Más tarde, me uní a un proyecto de Falun Dafa y me mudé a una residencia proporcionada por el proyecto. Mi hija mayor y su hijo me visitaron allí. Les dijo a sus hermanas que vivía en un ambiente saludable y seguro, lo que las tranquilizó.

Soy verdaderamente afortunada de practicar los principios universales del Fa: Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Agradezco a Dafa por enseñarme a ser compasiva y bondadosa. Gracias, Shifu, por elevar y enriquecer mi vida.