(Minghui.org) Durante el otoño e invierno de 2024, comenzamos a promover las presentaciones de Shen Yun en nuestra localidad. Como practicantes de Falun Dafa, sentimos profundamente el llamado compasivo de Shifu y su aliento a los discípulos. Nos reunimos y fuimos de puerta en puerta colgando volantes de Shen Yun, y también experimentamos el entusiasmo y la anticipación de muchas personas.
Esperando a un ángel
Una mujer estaba de pie al borde de la carretera, pensativa y mirando a su alrededor. Al ver que una practicante de Dafa se le acaercaba, la saludó. La practicante le habló sobre Shen Yun, mientras la mujer escuchaba en silencio, con lágrimas corriendo por su rostro. Abrazó a la practicante y lloró: “No sé por qué he estado aquí parada tanto tiempo esta fría mañana. No sé qué estoy esperando. Siento el corazón muy pesado y quiero llorar. ¡Ahora entiendo! ¡Estaba esperando a un ángel, estaba esperando a Shen Yun! ¡Voy a comprar un boleto de inmediato!”.
¡Por fin podremos ver Shen Yun!
Una de las practicantes vio a una joven pareja a punto de salir de casa y corrió hacia ellos para entregarles un volante de Shen Yun. Al verlo, la mujer exclamó con alegría y le gritó a su esposo: “¡Por fin podrás ver Shen Yun!”.
El hombre corrió a tomar los materiales, su rostro enrojecido por la emoción, repitiendo: “¡Gracias! ¡Esto es maravilloso!”. La mujer explicó emocionada que el año anterior su esposo estaba de viaje de negocios y no pudo regresar a tiempo para ver Shen Yun. Había escuchado a familiares y amigos que lo vieron elogiarlo como “¡hermoso!”, “¡conmovedor!”, e “¡impresionante!”. Se había sentido muy triste y pensaba que tal vez nunca tendría la oportunidad de verlo.
“¡Eres un ángel por traernos Shen Yun! ¡Esto es increíble!”, dijo la mujer. Le pidió a su esposo que mostrara el volante a familiares y amigos para que también compraran boletos. El hombre, en tono juguetón, se llevó el volante al pecho, dijo “¡No!” y corrió de regreso a casa. Su esposa se rió tanto que se dobló de la risa. Viendo esto, la practicante le dio más volantes. La mujer llamó a su esposo por su nombre y ondeó los volantes para que los viera.
Difundiendo Shen Yun
Algunas tiendas pertenecen a franquicias y no permiten colocar pósteres publicitarios. Sin embargo, deseando llegar a más personas, algunos practicantes entraron a una tienda para ver si era posible colocar uno.
Al explicar su propósito, uno de los jóvenes empleados dijo: “Sé que Shen Yun es fantástico. Compraré dos boletos para ir con mi esposa”. Sacó su teléfono y compró los boletos siguiendo las instrucciones del volante.
El otro empleado dijo que quería ir con su hermano. Cuando le preguntamos si podíamos colocar el póster, él mismo ayudó a buscar el mejor lugar. También dijo: “¿Pueden darnos más volantes? ¡Quiero unirme a ustedes para difundir Shen Yun!”.
Se le llenaron los ojos de lágrimas
Después de una nevada, el suelo estaba resbaloso y el viento era fuerte, pero aun así insistimos en salir a repartir volantes casa por casa. Al llegar a un patio, el suelo era tan resbaloso que no se podía avanzar. En ese momento, un joven salió de un auto y gritó: “¡Cuidado! ¡Está muy resbaloso, no vengan por aquí!”.
Al ver los volantes de Shen Yun en manos de una practicante, se deslizó por el hielo para tomar uno y escuchó atentamente mientras le explicaban del espectáculo. Al darse cuenta de que quien repartía los volantes era una mujer mayor, se conmovió profundamente y se le llenaron los ojos de lágrimas. Habló con suavidad, tomó el brazo de la practicante y la ayudó a dar la vuelta lentamente, guiándola paso a paso fuera del área peligrosa.
El joven se resbaló varias veces al ayudarla, pero luego se quedó mucho rato despidiéndose, estrechándole la mano.
¡Su expresión cambió!
Un auto de lujo estaba estacionado frente a una mansión, con un hombre en el asiento del conductor. Una practicante se acercó y llamó a la ventana. El hombre miró sin expresión; tal vez el viento y la nieve eran demasiado fuertes para abrirla. La practicante le mostró un volante de Shen Yun. Él miró brevemente el tríptico y lo rechazó con un gesto de la mano. La practicante sonrió y se despidió.
Siguió caminando a la siguiente casa. Por el fuerte viento y la pendiente, tuvo que regresar al punto anterior. Esperó a que aminorara el viento para intentar subir nuevamente. Después de varios intentos, logró colgar el volante en la puerta.
Al volverse para bajar la pendiente, vio que el auto de lujo se acercaba lentamente. El hombre la miraba con preocupación, su expresión ya no era fría. Bajó la ventana y tomó el volante en silencio. La practicante le dijo con sinceridad: “¡Lo invito a ver Shen Yun!”, y siguió a la siguiente casa.
Al colgar otro volante, vio que el hombre seguía observando el suyo. Al pasar a otra casa, él volvió a avanzar lentamente en su auto, como si quisiera asegurarse de que ella no se cayera. La practicante lamentó no poder comunicarse con él en inglés. Finalmente, le hizo una señal de despedida, y él asintió y se marchó.
El grupo de animadores más único y hermoso
Tres jóvenes estaban frente a un garaje conversando. Un practicante los saludó cortésmente y les habló sobre Shen Yun. Al ver el volante, dijeron con alegría que ya conocían Shen Yun y que era excelente. Acordaron ir a verlo y le dieron un pulgar arriba al practicante en señal de agradecimiento por traerles tan buenas noticias en un día tan nevado.
Mientras se iba, los jóvenes se despidieron varias veces. Por la nieve y el viento, el practicante tuvo que retroceder varias veces. Los jóvenes corrieron hasta la carretera, saltando y agitando los volantes de Shen Yun, gritando: “¡Vamos Shen Yun! ¡Eres lo mejor! ¡Gracias! ¡Te apoyamos!”. Fue sin duda el equipo de animadores más único y hermoso.
Un perro blanco muy inteligente
Al llegar a una casa, una practicante vio un gran perro blanco ladrándole en el patio. Pensó que estaba amarrado y siguió hacia la puerta. De repente, el perro salió corriendo y ladró ferozmente. Asustada, se alejó, pero sintió arrepentimiento. Pensó: “Shen Yun viene a salvar personas. Todos los seres esperan ver Shen Yun y ser salvados. No puedo dejar que un perro me asuste. Debo regresar”.
Pensando esto, volvió, señaló el volante y le dijo al perro: “Esto es Shen Yun. Este espectáculo ha venido a salvar a la gente. ¿Quieres que lo entregue a tu dueño, verdad?”. El perro pareció entender y dejó de ladrar, mirándola fijamente. Ella continuó: “Si es así, lo entregaré ahora mismo, ¿de acuerdo?”.
El perro caminó hacia la puerta principal y la dejó seguirlo para colgar el volante en el picaporte. Al volverse, vio que el perro estaba justo detrás, observándola en silencio. Ella le dijo: “¡Recuerda que Falun Dafa es bueno! ¡Verdad, Benevolencia y Tolerancia son buenos! ¿Entiendes?”. El perro la miró con ternura y movió la cola, como si comprendiera.
Hay muchas más historias increíbles como estas; realmente conmovedoras y entrañables.
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