(Minghui.org) Soy una practicante de Dafa que vive en el campo. En 2005, tuve la suerte de aprender Falun Dafa. Al mirar atrás a mis 20 años de cultivación, he experimentado la sagrada responsabilidad de aclarar la verdad sobre Dafa para salvar a la gente. También experimenté las pruebas de qing de las tribulaciones familiares y los conflictos con otros practicantes, así como la alegría de mejorar mi xinxing. Por encima de todo, estoy profundamente agradecida a nuestro compasivo Shifu. Me gustaría compartir una breve experiencia en la que miré hacia mi interior, cultivé la compasión y la bondad, y logré mejoras personales.

Un día, mientras aclaraba la verdad a la gente en la calle, mi hermana se me acercó enfadada. Mi hermana también es practicante de Dafa. Me preguntó: «¿A quién le has contado tu tribulación familiar?». Admití que se lo había contado a Hui. Entonces ella dijo: «Hui se lo contó a Jia». Resultó que Hui le había mencionado mi tribulación a Bing con la esperanza de ayudarla. Luego, Bing compartió mi historia con Jia y le pidió a Jia que compartiera su experiencia conmigo para ayudarme a superar los desafíos. Tanto Hui como Bing tenían buenas intenciones de ayudarme, pero sus pensamientos humanos surgieron inevitablemente y mi historia original se distorsionó. Una persona se lo contó a dos, dos se lo contaron a tres, y en poco tiempo, la historia había cambiado mientras se difundía ampliamente. Me sentí avergonzada.

Finalmente, Jia le contó a mi hermana sobre mi tribulación. Al saber que la situación se había distorsionado, mi hermana impidió que Jia siguiera difundiendo el rumor. Unos días más tarde, tuve que visitar a Jia. Ella dijo que se había dado cuenta de un principio del Fa que podría ayudarme y le pidió a mi hermana que me lo contara. Me preguntó si mi hermana me había hablado del principio del Fa. Sin embargo, yo todavía estaba molesta por los rumores, así que no pude controlar mi temperamento y respondí emocionalmente: «¡Mi hermana me lo contó todo! ¡Tú difundiste falsedades sobre mí!». Jia insistió en que no había sido ella. Ambas nos frustramos y enfadamos, discutimos y nos separamos de mala manera.

En casa, me sentí muy molesta. Recordé que Jia ya había difundido falsedades sobre mí anteriormente y ahora volvía a hacerlo. Mi corazón se llenó de resentimiento. Durante los días siguientes, luché, no podía concentrarme en estudiar el Fa, ni podía estar tranquila al enviar pensamientos rectos. Mi mente estaba consumida por la ira y olvidé que era una practicante de Dafa que debía trascender el qing humano.

Finalmente, me sumergí profundamente en el estudio de Fa y mi mentalidad mejoró, lo que me llevó a mirar dentro de mí. Descubrí que tenía muchos apegos humanos: resentimiento, competitividad, celos, vanidad, egoísmo, preocupación por mi reputación, falta de cultivación en mi forma de hablar, ser cruel con los demás y más. Me sorprendió la cantidad de apegos que tenía y que mi cultivación se estuviera quedando atrás. Le pedí a Shifu que me fortaleciera para poder disolver estos apegos. Deseaba tener solo compasión y amabilidad.

Con el estudio continuo del Fa, mi mente se fue calmando poco a poco. Me di cuenta de que Shifu había dispuesto esta situación para ayudarme a eliminar los pensamientos humanos y progresar en mi cultivación. En lugar de sentir resentimiento, me sentí agradecida con Jia por ayudarme a mejorar. Me di cuenta de que al enfrentarme a Jia con ira, no había seguido los requisitos de Shifu, no me había alineado con el Fa y le había causado daño a Jia. Con un corazón humilde, la visité para pedirle perdón.

A través de esta discusión, aprendí una lección profunda. Decidí seguir la guía de Shifu, refinar rigurosamente mi carácter, cultivar la compasión y la bondad, y tratar a mi familia, a mis compañeros practicantes y al mundo con compasión y bondad.

Al practicar los ejercicios y enviar pensamientos rectos, me recordaba que debía sentarme erguida, mantener una expresión serena y abrazar la compasión. Del mismo modo, durante el estudio del Fa, me aseguraba de que mi postura fuera correcta, mi comportamiento tranquilo y mi corazón lleno de bondad. Mientras aclaraba la verdad sobre Dafa, trataba de guiar a los demás hacia la bondad. Si las personas se negaban a escuchar, no les permitía cometer errores contra Dafa, ni dejaba que surgieran emociones negativas en mí. En varias ocasiones, cuando las personas inicialmente rechazaban la verdad, les hablaba con sinceridad y sus actitudes se suavizaban. Renunciaban al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus afiliados, solicitaban materiales sobre Falun Dafa y decían que compartirían la información sobre Dafa con sus familiares y amigos. A aquellos que aún dudaban en renunciar al PCCh, los animé a reflexionar sobre ello y luego a buscar a un practicante de Dafa para renunciar al PCCh cuando estuvieran listos, recordándoles que el tiempo no espera a nadie. A menudo expresaban su gratitud antes de irse.

Cuando mi impaciencia o mi ira estaban a punto de aflorar, me recordaba: «Estas emociones no soy yo. Las rechazo y elijo la bondad». Con el tiempo, mi mentalidad mejoró continuamente. Desde que cultivo conscientemente la compasión y la bondad, he sentido una profunda sensación de felicidad.

Mi familia también ha cambiado. Muchos de sus hábitos negativos se han desvanecido, su lenguaje es más tranquilo y mis interacciones con ellos se han vuelto más compasivas, mientras que yo también he actuado con más amabilidad. Como dijo Shifu: «Bajo el efecto de tus pensamientos rectos, a todos a tu lado y hasta a tu propio cuerpo les ocurren cambios» (20 años enseñando el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI). Verdaderamente, esta transformación es un testimonio del poder de Dafa.

¡Estoy agradecida a nuestro gran y compasivo Maestro! Estoy agradecida a mis compañeros practicantes.

Lo anterior es mi comprensión personal. Por favor, señalen cualquier deficiencia.