(Minghui.org) Antes sufría graves problemas ginecológicos y otras enfermedades. Comencé a practicar Falun Dafa en 1998 debido a mi mala salud. Muy pronto comprendí porqué la gente viene a este mundo, porqué sufrimos y cuál es el verdadero propósito de la vida. Muchas de mis preguntas sobre la existencia fueron respondidas.

A medida que estudiaba el Fa y me cultivaba, mi salud mejoró. Muchas de mis dolencias desaparecieron y me sentía llena de energía. Mi visión de la vida cambió. ¡Experimenté verdaderamente lo que significa estar libre de enfermedades!

Mi esposo es chef y trabajaba con un equipo de servicios de comida. Un día de diciembre de 2013 se sintió mareado y con náuseas. Su jefe lo llevó a la clínica del pueblo, donde el médico le recomendó ir a un hospital más grande para un diagnóstico más completo. Cuando llegamos, mi esposo estaba inconsciente. Las pruebas confirmaron que había sufrido un derrame cerebral y fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos. No se permitía que los familiares lo vieran. Permaneció allí varios días antes de ser trasladado a una sala general. Estuvo hospitalizado 20 días.

Volvió a casa en estado vegetativo. No podía moverse ni darse la vuelta; solo podía permanecer acostado boca arriba. Seguí los principios de una cultivadora de Falun Dafa: me mantuve tranquila y lo cuidé pacientemente. Les dije a nuestros hijos que regresaran a sus trabajos y que yo podía cuidarlo sola. Lo ayudaba a incorporarse poniéndole almohadas detrás. Él era zurdo, pero su mano izquierda estaba paralizada y le costaba usar los palillos con la derecha, así que tenía que alimentarlo. Finalmente le compré un tenedor y una cuchara para que pudiera comer solo. Lo ayudaba a ponerse de pie para que se sostuviera al borde de la cama. Mi hijo le compró un bastón y lo ayudé a aprender a caminar de nuevo. Paso a paso, él movía su pierna derecha (la que estaba sana), y yo movía su pierna izquierda.

Después del Año Nuevo Chino, cuando empezó a hacer calor, lo llevé afuera. Hay un camino pequeño frente a nuestra casa, con poco tráfico. Le pedí a mi cuñada que me ayudara a subirlo a un triciclo y lo llevé allí. Dos veces al día, mañana y tarde, lo ayudaba a caminar como parte de su rehabilitación. Gracias a nuestros esfuerzos diarios, con el tiempo pudo caminar solo con un bastón.

Familiares y vecinos se sorprendieron de su mejoría. Uno de ellos dijo: “Cuando volvió del hospital, pensamos que no lo lograría. Estaba en los huesos, casi irreconocible. ¿Quién hubiera pensado que podrías cuidarlo con tanta paciencia? Ahora está tan bien. ¡Es todo gracias a ti!”.

Les respondí: “Practico Falun Dafa. Nuestro Shifu nos enseña a ser buenos con todos”. En mi corazón sabía que todo era gracias a la guía de Shifu; de otro modo, no habría tenido tanta paciencia.

Ahora puedo salir nuevamente a estudiar el Fa con otros practicantes. Mi esposo sabe que Dafa es bueno y que desde que comencé a practicar no he tomado ni una sola pastilla, y sin embargo gozo de buena salud. Él sabe que se recuperó porque lo traté bien. Le dije: “Es porque practico Dafa. Shifu nos enseña a los practicantes a ser buenos con los demás. Si no practicara, no habría podido hacer esto. Antes no tenía buen carácter; fue Dafa quien me cambió”.

Cuando él enfermó, su jefe pagó un depósito de hospital de 10.000 yuanes. Después del alta, siguiendo las enseñanzas de Dafa, le devolví el dinero a su jefe. Le dije: “Practico Falun Dafa, y nuestro Shifu nos enseña a pensar en los demás. Si no practicara, tal vez le habría pedido más dinero”. El jefe se conmovió e incluso renunció a la organización de los Jóvenes Pioneros del Partido Comunista Chino.

Ahora mi esposo está bien y básicamente puede cuidarse por sí mismo. Así puedo concentrarme en estudiar el Fa y hacer las tres cosas. No necesita medicina, ¡lo cual a los no practicantes les cuesta creer! Algunos me han dicho que, a pesar de tomar medicinas todos los días, su presión arterial sigue alta. Les dije: “Reciten con sinceridad: ‘Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno’. Si lo recitan, mejorarán”.

Mi esposo reconoce mucho a Dafa. Todos los días recita: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Cuando lo olvida, me pregunta: “¿Qué es lo que debo recitar?”. Yo se lo recuerdo y le digo: “No debes olvidarlo. ¡Llévalo siempre en tu corazón!”.

El 12 de febrero de este año, por la mañana, él salió a hacer ejercicio mientras yo cocinaba. De repente escuché un fuerte “¡bang!”. Salí corriendo y lo vi tendido en el suelo: había caído al bajar el último escalón. Me aseguró que estaba bien. Traté de ayudarlo a levantarse, pero no pude. Eran apenas las 7 a. m., y mi hijo no salía para el trabajo hasta las 8, así que lo llamé. Después de que mi hijo ayudó a su padre a levantarse, le dije que se fuera a trabajar. Dudó, preocupado, y me preguntó si estaba segura de que su padre estaría bien. Le aseguré que todo estaría bien y que lo llamaría si pasaba algo.

Le pregunté a mi esposo si le dolía algo, pero dijo que se sentía bien. Le dije que era porque había estado diciendo “Falun Dafa es bueno” y que estaba bendecido, que Shifu lo estaba cuidando. Le señalé que la mayoría de las personas podrían haberse roto un brazo o una pierna con una caída así. Era increíble que estuviera bien, incluso con solo la mitad del cuerpo funcionando correctamente. Le dije que siguiera diciendo “Falun Dafa es bueno”. Él dijo que lo haría.

Soy la persona más feliz y afortunada del mundo, porque practico Falun Dafa, una práctica de alto nivel que es difícil de encontrar incluso en miles de vidas, y porque tengo a un gran y compasivo Shifu que me guía.