(Minghui.org) Shifu nos dijo:
“La misericordia se manifiesta en la sociedad humana común con intención bondadosa y corazón de amor; este es también el estado de vida reflejado internamente de los Dafa dizi” (Despierta con un sobresalto).
Creo que este es el requisito que Shifu ha planteado a los practicantes después de descubrir los problemas en nuestra cultivación.
El estado correcto de un cultivador de Dafa
«Amor y bondad» es el estado de vida esencial que debemos esforzarnos por encarnar. Esta actitud debe ser cultivada desde el principio de nuestra cultivación, ya que los principios del Fa que cultivamos son Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Como discípulos de Dafa que viven en la sociedad común, es importante que expresemos bondad y amor a través de nuestras palabras y acciones cada día. Al hacerlo, podemos demostrar la belleza de Dafa y cumplir con nuestra responsabilidad de ayudar a salvar a la gente.
Las consecuencias de ser inculcado con la cultura del PCCh
Hemos vivido bajo el dominio del Partido Comunista Chino (PCCh) desde la infancia, adoctrinados con su cultura y diversas formas de odio.
Nuestros pensamientos, perspectivas, modales, tono de voz y expresiones faciales estaban influidos por la cultura del PCCh. Después de centrarme en el crecimiento personal, me adherí a los principios del Fa y eliminé gran parte de la cultura del Partido de mi corazón. Sin embargo, desprenderse del resentimiento sigue siendo un reto, y los sentimientos de odio pueden resurgir en cualquier momento.
Siento un profundo resentimiento hacia el personal de la seguridad pública, la procuraduría y la judicatura implicados en la detención, procesamiento y condena injusta a practicantes de Falun Dafa. Estas personas ya conocen las verdades fundamentales sobre Falun Dafa a través de diversos medios. Saben que la persecución contra Falun Dafa carece de base legal, y son plenamente conscientes de que los practicantes son buenas personas. Sin embargo, continúan abusando de su poder, ¡lo que es verdaderamente despreciable! No veo ninguna esperanza para ellos. En lugar de sentir lástima o preocupación por las terribles consecuencias que se acarrean, pensé que sólo merecían lo que recibieron.
Sentía resentimiento hacia quienes incriminaban a los practicantes que aclaraban la verdad, hablaban mal de ellos o se negaban a escucharla. En lugar de mostrar compasión y animarlos a hacer el bien o, al menos, desearles lo mejor, los menospreciaba y creía que era difícil salvarlos. Los pensamientos negativos me abrumaban.
A menudo experimentamos insatisfacción y resentimiento hacia nuestra familia en nuestra vida cotidiana. Con tanto resentimiento, ¿cómo puedo demostrar compasión y bondad?
La raíz del odio y el resentimiento
El libro «El objetivo final del comunismo», revela que la esencia del comunismo encarna un espíritu maligno compuesto de odio y elementos corruptos que se encuentran en el universo inferior. El odio sirve como una de las líneas vitales del espíritu maligno comunista. Independientemente del grado de odio presente en el corazón de los cultivadores, está interconectado con el odio que constituye este espíritu maligno comunista.
En cualquier ambiente o bajo cualquier circunstancia, albergar sentimientos de odio, resentimiento, insatisfacción, queja y percepción de injusticia, ya sea hacia individuos o situaciones, refleja el odio asociado con el concepto de espíritu maligno comunista. El odio es un obstáculo que impide a los cultivadores progresar y a los Dafa dizi cumplir su misión histórica. Por lo tanto, es esencial que los cultivadores eliminen toda forma de odio.
Cultivando la compasión en todos los aspectos de la vida
Cultivamos la bondad cultivando primero nuestra mente, empezando desde dentro y extendiéndola hacia fuera, con cada palabra y obra. La sinceridad, la bondad y la tolerancia son cualidades esenciales para los practicantes de Dafa.
Mi enfoque comienza por ampliar la capacidad de mi corazón. Elijo permanecer impasible ante la injusticia, los malentendidos y lo que percibo como descortesía o palabras desagradables de los demás. Me tomo estos asuntos a la ligera, comprendiendo que, como practicante, no hay casualidades: todo lo que ocurre me ayuda a cultivarme.
¿Qué hay que odiar? La bondad reside en el corazón, e incluso las cosas que típicamente podrían causar resentimiento no me perturban. Sin embargo, esto por sí solo es insuficiente. También debo profundizar para identificar qué aspectos de los apegos revelan estas cosas y centrarme en mejorar mi carácter (xinxing). Este es mi objetivo principal.
La bondad de un cultivador puede expresarse de muchas maneras. Independientemente de la apariencia o la edad, es importante tener una expresión facial amable, ya que es la primera impresión que se forma la gente cuando conoce a alguien. En el pasado, a menudo mantenía una expresión severa, lo que hacía que los demás me percibieran como distante e inaccesible. Algunas personas decían que tenía un aire de autoridad sin necesidad de mostrar enfado, y eso me parecía halagador.
Con los años, he cambiado mucho, pero a veces sigo pareciendo demasiado seria sin darme cuenta. Para abordar esto, repito con frecuencia en mi mente lo que Shifu requiere en el quinto juego de ejercicios: «Dejar emerger la compasión y benevolencia del corazón y presentar una expresión de bondad y serenidad en el rostro» (Vía de la Gran Perfección). Después, siento que parezco mucho más amable que antes.
La amabilidad está entretejida en los pequeños e insignificantes aspectos de la vida cotidiana. Cuando un conductor me cede el paso, levanto la mano para expresar mi gratitud. Cuando entro en un espacio público, mantengo la puerta abierta para los que vienen detrás. Cuando hago la compra en el supermercado, si estoy frente de las bolsas de la compra, tomo una y se la doy a alguien que la necesite.
En el edificio donde vivo, llevo años barriendo las escaleras. En invierno, también quito la nieve en la entrada del edificio. Estos pequeños actos no son nada especial, ni se hacen con ningún propósito específico; suceden de forma natural. La amabilidad engendra amabilidad; esos pequeños gestos suelen recibir una sonrisa o palabras de gratitud.
La compasión nos ayuda a cumplir mejor nuestra misión
El verano pasado, visité un centro comercial para aclarar la verdad a la dueña de un negocio. Me contó la historia de una mujer que practicaba Falun Gong y vivía en el mismo edificio que yo. Ella era la que limpiaba las escaleras voluntariamente. Un día, mientras barría las escaleras, encontró un collar de oro. La mayoría de la gente se lo habría quedado, pero ella fue puerta por puerta preguntando si alguien había perdido algo. Tras encontrar a la dueña, se lo devolvió.
Le dijo que todos los practicantes de Falun Gong son buenas personas. Todos le creyeron cuando les dijo que renunciaran el PCCh y siguieron su consejo. Esta practicante desconocida validó Dafa con sus acciones y su amabilidad, y desempeñó un papel positivo en la salvación de la gente.
La cultivación de la compasión debe estar entretejida en el tejido de nuestra vida diaria. Shifu ha estado impartiendo el Fa durante más de treinta años, revelando los secretos cósmicos para salvar el universo y a todos los seres conscientes. Todo lo que enseña Shifu es verdad. Cada discípulo genuino ha absorbido estas verdades para cultivarse y ayudar a Shifu a rectificar el Fa y salvar a los seres conscientes.
A veces no utilizo mis conocimientos como es debido. Creo que tengo un conocimiento más profundo de los secretos celestiales que la mayoría de la gente. A veces, muestro inconscientemente un sentido de superioridad y falta de humildad. Olvido que los seres conscientes también son seres de alto nivel que están perdidos en el mundo, esperando ser salvados y regresar a su hogar celestial.
Cuando hablo con mi familia, a veces adopto sin querer un tono sermoneador, lo que les hace sentirse incómodos. Hace unos días, un familiar me contó algo y me expresó sus sentimientos. Sentí que estaba equivocado, así que traté de «guiarlo», pensando que estaba usando la razón para explicar mi perspectiva. Sin embargo, él no lo aceptó y me dijo: "Siempre que hablo contigo, utilizas las mismas viejas formas. No puedo comunicarme contigo". Inmediatamente me di cuenta de que era culpa mía. Le había impuesto mis puntos de vista, sermoneándole desde una posición de superioridad. Por supuesto, él no quería oírlo. En realidad, su refutación me ayudó a dejar atrás esa mentalidad. Como practicante, si carezco de amabilidad y compasión, no llegaré muy lejos en todo lo que hago.
Los artículos en los que los cultivadores comparten sus entendimientos generalmente reflejan la percepción de un individuo en un momento determinado en función de su estado de cultivación, y se ofrecen con el espíritu de permitir la elevación mutua.
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