(Minghui.org) ¡Saludos, respetado Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
La rectificación del Fa ha llegado a su fin. En este momento crucial para salvar a la gente, Shifu espera que cada practicante pueda usar plenamente sus fuerzas para salvar a más seres conscientes y seguirlo a casa. Sin embargo, muchos practicantes están experimentando diversas tribulaciones de yeli de enfermedad que interfieren con su capacidad para salvar a la gente.
Me gustaría contarles cómo sobreviví a una tribulación tras sufrir un grave accidente automovilístico y mi limitado entendimiento sobre las tribulaciones de yeli de enfermedad. Si mi entendimiento no se ajusta al Fa, por favor, corríjanme.
Me dirigía a casa la tarde del 16 de diciembre de 2024, poco después de las 5, cuando fui atropellada. Cuando desperté, habían pasado casi cinco horas. Sentí mareos, náuseas, un dolor indescriptible en el lado derecho de la cabeza y el oído derecho, y un dolor parecido a fracturas en los huesos del lado derecho del cuello, el hombro derecho, en el frente y detrás del pecho, la rodilla derecha y la parte inferior de la pierna izquierda. Los dedos de ambas manos sangraban profusamente.
La enfermera dijo: «Te atropelló un coche». Solo entonces me di cuenta de que estaba en el hospital y que había tenido un accidente de coche horas antes. En mi corazón, le rogué repetidamente a Shifu que me salvara. Me dije que, aunque tuviera defectos, Shifu me cuida y que me rectificaría en Dafa. No permito que las viejas fuerzas me persigan. Mientras recitaba esto, mi mente se aclaró un poco y pude abrir los ojos.
La enfermera dijo: «Te atropellaron gravemente. Necesitarás una tomografía computarizada para que te revisen todo el cuerpo». Diciendo esto, me empujó hacia la entrada de la sala de tomografía. Dije: “Practico Falun Dafa. No necesito una tomografía computarizada. Estoy bien. ¿Podría llevarme de vuelta a la sala?”. Al ver que yo no cooperaba, le pidió al médico que hablara conmigo. El médico dijo: “usted fue golpeada muy fuertemente. Se arrepentirá si no se hace la revisión”. Indicó que no me costaría nada. Dije: “Aunque no tenga que pagar, no puedo causar problemas a los demás. No puedo obligar a la otra parte a pagar. Practico Falun Dafa. Nuestro Shifu nos dice que siempre pensemos primero en los demás. No necesito una tomografía computarizada”.
Al ver mi firme actitud, el médico dijo: “Entonces deberá asumir las consecuencias y firmar para aceptarlo”. Acepté. El médico y la enfermera no tuvieron más remedio que llevarme de vuelta a la sala. Pensé: “Debo irme a casa”. Le pregunté a la enfermera: “¿Podría pasarme el teléfono, por favor?”. Llamé a mi hijo y le pedí que me recogiera. Mientras esperaba a mi hijo, pensé que no debía estar acostada; debía incorporarme y enviar pensamientos rectos. Pero no podía hacerlo yo sola. Le dije a la enfermera: "¿Podría ayudarme, por favor? Quiero incorporarme".
La enfermera dijo: "Sus lesiones son demasiado graves. No puede sentarse". Pensé que no podía escuchar a la enfermera. Tenía que incorporarme. Después de un rato, dije: "Enfermera, por favor, me gustaría bajar al baño". Me dijo: "Lleva un pañal para adultos. Orine acostada y después la limpiaremos". Pensé que los pañales eran para pacientes. Yo no soy una paciente. No puedo orinar en el pañal. Debía negar la persecución de las viejas fuerzas. Dije: "Enfermera, no puedo orinar acostada. Debo levantarme". Me dijo: "No debe moverse", lo que significaba que temían algo peor. Le dije: "No tengo ningún problema. Por favor, ayúdeme a levantarme".
No tuvo más remedio que levantar la cama. Al incorporarme, descubrí que me habían cortado toda la ropa y, salvo el pañal, solo llevaba la bata del hospital. Le pedí a Shifu que me fortaleciera. Me levanté sola y fui al baño. Después, le dije a la enfermera: «Quiero sentarme un rato. Por favor, no me haga acostar». No tuvo más remedio que dejarme sentada. En cuanto se fue, envié rápidamente pensamientos rectos para negar por completo la persecución de las viejas fuerzas. En ese momento pensé: «Soy una practicante de Falun Dafa y solo sigo el camino arreglado por Shifu. No reconozco ni deseo ningún otro arreglo. Nadie tiene permitido perseguirme. Mi cuerpo está compuesto de materia de alta energía; si alguien puede moverme, puede mover a Shifu y puede mover este universo».
Después de enviar pensamientos rectos un rato, la enfermera me trajo agua y analgésicos. Dije: «Estoy bien. No necesito medicamentos, gracias». La enfermera dejó los medicamentos a un lado y continué enviando pensamientos rectos. Después de una hora, mi mente se aclaró. Me senté allí y practiqué la meditación tranquila hasta que llegó mi hijo para llevarme a casa. El médico le dijo: «Su madre está muy gravemente herida. Se niega a recibir tratamiento». Mi hijo respondió: «Mi madre tiene la última palabra. Si dice que está bien, pues está bien. Que se vaya a casa». El médico dijo que teníamos que asumir todas las consecuencias. Mi hijo dijo: «Ella está bien». Así que sin ningún examen o medicamento, nos fuimos a casa.
Vencer a la tribulación manteniendo pensamientos rectos
Después de regresar a casa, no podía acostarme; si lo intentaba, sentía que el mundo entero daba vueltas. Todo mi cuerpo y la casa parecían dar vueltas. Empecé a sentir náuseas y vomitaba espuma blanca sin parar. Teníamos una palangana en el suelo todo el día. Después, vomité una sustancia amarilla y amarga. Vomité así durante cuatro días, sin comer ni beber. El solo hecho de oler la comida me hacía sentir mal. Por mi bien, mi familia no se atrevía a cocinar carne, pescado ni nada con olor fuerte. No se atrevían a comer en la mesa. Cuando sentía náuseas, sentía la cabeza como si se me abrieran los puntos. Era un dolor indescriptible. Sentía la cabeza dividida en dos hemisferios, con la mitad derecha hinchada. Si la tocaba, sentía como si latiera. Ni siquiera podía tocarme el pelo con la mano, ya que aun sin tocarlo me mareaba, y si lo hacía, se me entumecía y sentía un hormigueo como una descarga eléctrica, lo que empeoraba el vértigo.
Al segundo día del accidente, mi cara empezó a hincharse. Tenía los ojos como rendijas. Los hematomas internos de la cabeza empezaron a aflorar; algunos se filtraban alrededor de las orejas, tiñendo la piel de un azul violáceo. Otros se extendían por tres cuartas partes de la cara e incluso dentro de los ojos, tiñéndome la cara de un morado oscuro. Era aterrador. Después de unos veinte días, la decoloración fue desapareciendo gradualmente.
Los huesos del lado derecho de mi cabeza estaban deformados: desiguales, con crestas y hendiduras. En la zona deformada, del tamaño de un tazón pequeño, no había pelo. Mi cabeza seguía sintiendo una incomodidad indescriptible todos los días. A veces era un dolor punzante, a veces un dolor intenso. No me atrevía a mover la cabeza; girarla me mareaba y me daban náuseas. Hablar me dolía aún más. Acostarme era aún más difícil; antes incluso de que mi cabeza tocara la almohada, todo me daba vueltas.
Mi oído derecho, que me había molestado en el hospital, empezó a dolerme, a arder y a zumbar. El moretón detrás de la oreja me duró más de un mes. Sentía como si los huesos del lado derecho del cuello y del hombro derecho se me hundieran, y no podía levantar el brazo derecho. Sentía el pecho aplastado, lo que me dificultaba la respiración. Sentía el cuello como si soportara un peso de mil libras; me dolía tanto que era indescriptible. La parte inferior de la pierna izquierda me dolía tanto que no me atrevía a moverla. Esta y el tobillo estaban hinchados y de un color negro violáceo. Mi rodilla derecha también estaba hinchada, de un color negro violáceo, del tamaño de un tazón grande, con un bulto duro y enorme; me dolía terriblemente. Todos los días no podía comer ni dormir acostada. Sentarme era insoportable, acostarme era imposible, y no podía caminar. Sentía todo mi cuerpo como si estuviera hecho añicos.
Aunque sufría un dolor tremendo a diario y cada segundo se sentía como un tormento, mi fe en Shifu y en el Fa nunca flaqueó. Negué por completo la persecución de las viejas fuerzas. En mi corazón me repetía una y otra vez: No importa dónde me equivoque, las viejas fuerzas no pueden tocarme. Shifu me cuida. Las viejas fuerzas son indignas para perseguirme. Cualquier brecha que tenga, la rectificaré dentro de Dafa.
Recordé que Shifu dijo, que para los practicantes, tanto las experiencias buenas como las malas son cosas buenas. Así que consideré este accidente de coche como algo bueno: estaba eliminando yeli (karma). No importaba la condición que apareciera en mi cuerpo, no la etiquetaba como fracturas, hemorragias ni nada por el estilo. Seguía enviando pensamientos rectos para limpiar mi campo dimensional.
Durante los primeros cuatro días después del accidente, vomité constantemente. No podía comer ni beber. Pensaba: «Las viejas fuerzas no me dejan comer ni beber, ¿acaso no quieren matarme de hambre? Entonces debo comer, y comer mucho». Le pregunté a Shifu: «Shifu, quiero comer, y comer mucho». No soportaba el olor a comida. Dije: «Shifu, no puedo ser tan egoísta. Como no soporto los olores, mi familia no cocina. ¿No es egoísta de mi parte? Debo ser capaz de tolerar y comer. Si no como, le causo problemas a mi hermana, que no puede cocinar». Dije: «Adelante, cocina y ponlo en la mesa. Yo también comeré allí». Mi hermana preguntó: « ¿Puedes hacerlo?». Dije: «Sí». Como resultado, ver comida ya no me daba náuseas y podía tomar un poco de avena. Más tarde, pude comer con normalidad.
Cuando me dolía todo el cuerpo, no pensaba en cómo me habían golpeado. Sabía que Shifu estaba sacando todo el yeli a la superficie, ¡y dejando que lo eliminara! Cuando era realmente insoportable, pensaba: Shifu me dio habilidades: que mi dolor y mi mareo regresen a los perseguidores. Que lo sientan ellos, no yo. Cuando mis ojos se hincharon, pensé: Aquí el yeli está siendo eliminado. Mis ojos estarán aún más claros y brillantes. Cuando me zumbaron los oídos, pensé: Este es el Falun girando, limpiando mis oídos. Cuando este yeli desaparezca, mi oído celestial se abrirá. Cuando me dolía la cabeza como agujas punzantes, pensaba: Shifu está limpiando mi cabeza, ayudando a los huesos volver a su lugar. El yeli que sale de mi cabeza hará mi mente más clara y sabia.
Cuando me sentía mareada y la tierra daba vueltas, pensaba: El Falun está rotando.
“Cuando el Falun gira en el sentido de las agujas del reloj, puede absorber automáticamente la energía del universo; cuando lo hace en sentido contrario, puede emitir energía. El giro hacia dentro (en el sentido de las agujas del reloj) lo salva a uno mismo, mientras que el giro hacia fuera (en el sentido contrario al de las agujas del reloj) salva a los demás; esta es la característica especial de este método de gong nuestro” (Quinta Lección, Zhuan Falun).
La cuarta noche, no pude dormir nada por el dolor. Pensé: Mal, si no me dejas dormir, haré los ejercicios. Practicar es el mejor descanso. Cuando comencé a practicar la primera serie, me di cuenta de que no podía levantar los brazos completamente, solo hasta la altura de la cara. Levantarlos más me hacía doler los hombros y el pecho de forma insoportable. Pensé: ¡De ninguna manera! El mal no quiere que practique, debo practicar, y practicar aún más. Usé nueve tiras de papel para llevar la cuenta de las veces que hice la primera, tercera y cuarta series, asegurándome de completar cada serie nueve veces.
Cuando pude mantenerme en pie un poco, hice la segunda serie. Al intentar sostener la rueda por encima de la cabeza, mis brazos solo podían elevarse hasta la altura de los ojos. Le pedí a Shifu que me fortaleciera. Me miré al espejo y, mientras le suplicaba ayuda a Shifu, me prometí sostenerla durante una hora. Poco a poco, levanté los brazos a la altura de la cabeza, sudando profusamente. Mi ropa estaba empapada. Sentía que estaba a punto de desplomarme. Aun así, seguí levantando los brazos a la altura correcta. Me dolían tanto los huesos que me temblaban los brazos y las piernas, y sentía que me iba a caer.
Recitaba una y otra vez:
“Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer” (Novena Lección, Zhuan Falun).
Con la ayuda de Shifu, terminé de sostener la rueda una hora. Después, mi cuerpo se sintió mucho más ligero. El cuello, que antes me oprimía con mil libras, se alivió muchísimo. ¡Le dije "Heshi" a Shifu para agradecerle!
Todos los días insistía en sostener la rueda durante dos o tres horas. A veces, cuando la sostenía por encima de la cabeza, la sostenía durante cuarenta y cinco minutos. Siempre que sentía que el hueso de mi hombro derecho tiraba hacia adentro durante el estudio del Fa, pasaba las páginas del libro con la mano izquierda y levantaba el brazo derecho como si estuviera sosteniendo la rueda. Después de más de diez días, los huesos que se habían hundido hacia adentro volvieron a su posición correcta. La hinchazón de mi cabeza también disminuyó un poco.
Al quinto día, comencé a practicar la meditación sentada. La meditación sentada era aún más difícil. Tenía dolor en la pierna izquierda en dos partes (quizás fracturas o grietas), pero no lo reconocía. Simplemente pensaba: el yeli se ha ido a mi pierna, así que me duele. Una vez que se elimine, estará bien. Además, no podía dejar que Shifu cargara todo por mí. Lo que pudiera hacer yo por mí, debía hacerlo. Mi pierna izquierda estaba morada y negra, muy hinchada, pero pensé: "¿Puedo cruzar las piernas? ¡Sí, debo poder!". En cuanto crucé las piernas, el sudor me corría a raudales. Además, la parte inferior de la pierna izquierda, ya dolorida, y el tobillo presionaban mi pierna derecha hinchada durante la meditación. El dolor de ambas partes juntas era indescriptiblemente insoportable. Pero me negué a descruzar las piernas e insistí en practicar.
La primera vez, me senté con las piernas cruzadas durante una hora. La segunda, medité durante tres horas. Descubrí que, después de terminar los ejercicios, mi cuerpo se sentía mucho más ligero. Tenía menos mareos e incluso podía tumbarme a descansar un rato. Más tarde, pude cruzar las piernas en la posición de loto durante cinco horas. Persistí en la meditación sentada en la posición de loto durante unos días. Entonces pude levantarme y hacer algunas tareas domésticas.
Todos los días, además de estudiar y escuchar el Fa, hacía los ejercicios innumerables veces. En menos de un mes, a excepción de la calva donde aún no me había vuelto a crecer el pelo, todo mi cuerpo se recuperó por completo. Podía hacer todo de nuevo. Después de dos meses, el pelo había vuelto a crecer en la calva.
Realmente experimenté lo que Shifu dijo:
“Con los dizi repletos de pensamientos rectos,
el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo”
(Bondades entre el Shifu y los Dizi, Hong Yin (II))
Shifu reconstruyó mi cuerpo, lo limpió y purificó, me dio un cuerpo nuevo y me concedió una nueva vida.
Haber tenido un accidente automovilístico tan grave no fue casualidad. Comencé a mirar seriamente hacia mi interior. Descubrí que tenía un resentimiento muy fuerte, mentalidad competitiva, envidia, mentalidad de menosprecio, mentalidad de presumir, mentalidad de autosatisfacción, búsqueda de beneficio personal, la búsqueda de reputación, gusto por escuchar palabras halagadoras, preocupación por guardar las apariencias, dependencia, apego a las emociones y priorizar mi ego. Estos apegos aterradores eran obstáculos para mi progreso. Después de identificarlos, comencé a prestar mucha atención a eliminarlos.
Haber sufrido un accidente automovilístico tan grave y aun así haberme recuperado completamente en menos de un mes, sin tomar ningún medicamento ni recibir tratamiento médico, ¿cómo habría podido lograrlo sin la ayuda de Shifu? ¡Estoy profundamente agradecida con Shifu desde lo más profundo de mi corazón! Mi experiencia personal confirma una vez más la grandeza de Shifu y la naturaleza milagrosa y extraordinaria de Dafa.
A través de este grave accidente automovilístico, adquirí una comprensión más profunda del tema del "yeli de enfermedad". En mi opinión, para liberarse de la tribulación del yeli de enfermedad, uno debe tener cien por ciento fe en Shifu y en el Fa, y cambiar sus nociones humanas.
Shifu dijo: “apenas mencionas esta palabra “enfermedad”, yo ya no deseo escucharla” (Segunda Lección, Zhuan Falun).
El Fa dice que no es una enfermedad, entonces ¿por qué seguimos pensando en algunas tribulaciones como si fueran enfermedades y nos asociamos con ellas? Shifu dice que no tenemos enfermedad, por lo tanto, no tenemos enfermedad. Dondequiera que nos sintamos incómodos, ahí es donde tenemos yeli. Entonces debemos eliminar el yeli. La sustancia negra se transforma en sustancia blanca, se transforma en virtud y se transforma en gong. ¿No es maravilloso?
El médico dice que es cáncer, pero Shifu nos dice que es yeli. Entonces, ¿a quién eliges seguir: a los humanos o a los dioses? El tratamiento médico solo lo pospone. Los médicos no pueden eliminar el yeli. ¡Solo Shifu puede ayudarnos a eliminarlo! Podrías decir: "¡Pero duele tanto! ¡Es tan incómodo!". Claro, es porque todavía tienes yeli, así que debes pagarlo. ¿Cómo puedes pagar el yeli sin sufrir? ¿Por qué no lo consideramos una gran oportunidad para mejorar?
En segundo lugar, no reconocemos la persecución de las viejas fuerzas. Lo que Shifu no reconoce, nosotros tampoco lo reconocemos. Nos cultivamos en el mundo humano. En el proceso de cultivación, cometemos errores. A veces pequeños, a veces grandes. Pero miramos hacia dentro y rectificamos todo dentro de Dafa. No permitimos que las viejas fuerzas se aprovechen de las brechas para perseguirnos. Cultivar es como navegar contracorriente: si no avanzas, retrocederás. ¡Cada prueba y cada tribulación nos ponen a prueba!
Finalmente, espero que compartir mi experiencia al superar esta prueba inspire a los compañeros practicantes que atraviesan dificultades. También espero que aquellos practicantes atrapados en las tribulaciones del yeli de enfermedad puedan cambiar sus ideas, superar la tribulación y regresar al camino de la rectificación del Fa y la salvación de los seres conscientes.
Gracias Shifu. Gracias compañeros practicantes.
Heshi.
(Presentado en el Fahui de Canadá de 2025)
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