Mi asombrosa experiencia de mirar hacia dentro

(Minghui.org) 

Un día del mes pasado tuve una discusión con otro practicante. Me enfadé, algo de lo que pronto me arrepentí. Miré hacia dentro y encontré muchos pensamientos humanos. Después de eliminarlos durante media hora, me sentí mejor.

A la mañana siguiente, mientras desayunaba, volví a pensar en la discusión y rompí a llorar. Me sorprendí. "¿Qué clase de apego es este? Envidia, resentimiento, competitividad: necesito desintegrarlos todos". Sin embargo, seguí llorando.

Le pedí a Shifu que me fortaleciera: "Shifu, por favor, ayúdame. ¿Qué es esto?". Justo entonces, me vino a la mente la palabra «egoísmo». En el momento que  pensé en ello, mis lágrimas cesaron. Me sentí muy aliviado. Todo el proceso duró menos de cinco minutos.

Durante unos meses, estuve en un serio estado de eliminación del yeli (karma). No podía salir de compras. Me metí en WeChat para comprar fácilmente por Internet. Al principio, me decía que no mirara las cosas en el teléfono, pero poco a poco pasé de pasar media hora a dos o tres horas navegando en el teléfono. A menudo me arrepentía inmediatamente después, pensando que podría haber visto una lección de Fa en ese tiempo. Pero la siguiente vez que agarré el teléfono, seguía hojeando el contenido, que a menudo era ofensivo. Al cabo de un tiempo, me acostumbré.

Sin embargo, cada vez que lo veía, me sentía incómodo y tenía un dolor sordo. Aunque enviaba pensamientos rectos, no surtían mucho efecto.

Hace unos días, todos los dientes del lado izquierdo de mi boca empezaron a dolerme a la vez, y el dolor era cada vez mayor. Envié pensamientos rectos. Al mismo tiempo, miré hacia dentro para disolver todas los arreglos de las viejas fuerzas. En menos de un minuto, el dolor desapareció. Sentí como si alguien me hubiera quitado todo el dolor.

Sin embargo, un día después (seguía mirando el móvil), me volvieron a doler los dientes. También, empezó a dolerme la mitad de la cara y la cabeza. Sentí que todo mi rostro se estaba distorsionando. Envié pensamientos rectos, pero nada cambió. Entonces, dos palabras me vinieron a la mente: «teléfono móvil». De repente se me aclaró la mente. Le dije a Shifu en mi corazón que ya no volvería a mirar esas cosas en mi teléfono. De repente, el dolor desapareció.

La cultivación es muy buena. Es maravilloso tener a Shifu. ¡Gracias, Shifu!