(Minghui.org) Como educador en China continental, he observado algunos fenómenos alarmantes. La competencia entre estudiantes es tan intensa que afecta su salud física y mental. Los padres gastan mucho dinero con la esperanza de que sus hijos triunfen o logren cosas que ellos mismos no habían podido. Entiendo que lo hacen porque aman a sus hijos, pero guiar a los estudiantes hacia la búsqueda de ganancias materiales sin proporcionarles una guía moral puede llevar a la joven generación por un camino equivocado.
Los profesores suelen juzgar el éxito o el fracaso de sus alumnos según sus calificaciones, y no se mencionan sus cualidades morales o éticas. También observo que el estado moral y psicológico de algunos profesores es preocupante.
¿Qué podemos hacer? Cuando pienso en la guía que me dieron mis padres de joven, me doy cuenta de que esos valores tradicionales pueden ayudarnos a retomar el rumbo. Por ejemplo, mis padres solían explicarnos que debíamos ser buenas personas porque la divinidad nos observa. Siempre lo recuerdo y lo he seguido a lo largo de mi vida. En la sociedad moderna, especialmente en la China comunista, a los niños se les enseña a creer en la evolución y en que la divinidad no existe, por lo que se alejan cada vez más de los verdaderos valores humanos.
Varios ejemplos
Recientemente brindé terapia psicológica a tres adolescentes y compartí con ellos ejemplos de la cultura tradicional china que mis padres me compartieron. La gente ha seguido estos valores durante miles de años, pero ni sus padres ni sus maestros se los enseñaron a estos estudiantes. Desafortunadamente, estos chicos desestimaron mis palabras. No creían en nuestra conexión moral con lo divino y, con base en teorías de la evolución, afirmaban que las personas no son diferentes de los animales. Pensé que esto explicaba su comportamiento inapropiado.
Otra estudiante a la que ayudé era una niña que sufría de ansiedad debido a la intensa presión escolar. Comentó que el negocio de su padre quebró durante la pandemia de COVID, por lo que su familia se vio en la pobreza. Al tener que lidiar con estas dificultades, sus padres discutían a menudo, por lo que el ambiente en su casa era tenso. Los padres depositaban todas sus expectativas en la niña, animándola a sobresalir e incluso a superar a los demás.
Le expliqué que mis padres esperaban que me convirtiera en una buena persona y que me fuera bien en la escuela. Pero la niña dijo que las buenas notas eran más importantes que ser una buena persona. De lo contrario, no tendría amigos y no recibiría elogios de sus profesores ni siquiera de sus propios padres.
Encontrando nuestro camino
Al recordar mi vida, agradezco lo que mis padres me enseñaron para no perderme en la vida. Pero ya no es así en China, donde el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue impulsando la ideología comunista desde el preescolar. El Partido altera la historia para que encaje con la narrativa comunista, e incluso la música y el arte se utilizan para inculcar el ateísmo y las teorías de la evolución en los niños.
Con el tiempo, el sistema educativo chino privó a los jóvenes de su humanidad innata. El PCCh sustituyó la cultura tradicional por los valores fundamentales del comunismo: la lucha de clases, el odio y la brutalidad. Viviendo en la China comunista, también fui influenciado en mayor o menor medida por dicha ideología y dudaba de lo que me decían mis padres. Esto duró mucho tiempo hasta que descubrí Falun Dafa.
Me gusta leer Zhuan Falun, las enseñanzas principales de Falun Dafa, porque el libro me hace retroceder a lo que me enseñaron mis padres y ahora entiendo aún más. En una ocasión, cuando estaba deprimido debido a conflictos laborales, no sabía qué hacer. Al abrir Zhuan Falun, leí la sección Perder y ganar de la Cuarta Lección y me iluminé a muchos principios. Las profundas enseñanzas me explicaron por qué me encontraba en estas tribulaciones y cómo mejorarme. Entendí que esto forma parte de la cultivación, un proceso de auto mejoramiento constante en el camino de regreso a mi ser original y verdadero.
Lo entendí mejor después de ver la película "Una vez fuimos divinos". Elementos negativos quieren destruir a la humanidad, y el ateísmo y la teoría de la evolución forman parte de los planes para lograrlo. Basándome en mi experiencia y observaciones, creo que las ideologías modernas alejan a las personas de los valores tradicionales y de nuestra conexión moral con lo divino. Si los seres humanos provienen de lo divino, hacer esto es, en esencia, cortar nuestras raíces y conducirnos a un futuro de incertidumbre.
La situación es muy peligrosa y se explica en detalle en el libro “Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo". Para empeorar las cosas, el PCCh también está impulsando activamente la agenda comunista en todo el mundo. Ne Zha 2, una película animada estrenada durante el Año Nuevo Chino de 2025 y ampliamente promocionada por el PCCh, distorsionó, de hecho, la sagrada cultura divina con ideología comunista y elementos degenerados. Una cita de Ne Zha: "Mi destino lo decido yo, no el cielo", proviene del comunismo, no de la cultura tradicional.
Hay un viejo dicho chino: “El bien es recompensado, pero el mal es castigado”. En Falun Dafa, entendí que las tribulaciones en nuestras vidas son causadas por nuestras deudas de yeli, ya sea de esta vida o de vidas anteriores. Al continuar siendo buenos y ayudando a los demás, nos mejoramos y podemos ser bendecidos con un futuro mejor. Pero si una persona solo compite con otros por intereses materiales o fama, ignorando los estándares morales, podría descender aún más en el camino sin retorno.
Los niños son el futuro de nuestra sociedad. Por eso espero que adopten los valores tradicionales y se recuperen.
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