(Minghui.org) Tengo 79 años y comencé a practicar Falun Dafa en 1996. Cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en 1999, los medios de comunicación estatales me informaron que a los miembros del partido no se les permitía practicar Dafa. Inmediatamente después, fui a hablar con el secretario municipal del PCCh. Le dije que quería renunciar a mi membresía en las organizaciones del Partido. Cuando me preguntó por qué, le dije que practicaba Falun Dafa y que, si tuviera que elegir entre el PCCh y Dafa, elegiría Dafa, ya que no podía prescindir de él. El secretario dijo que no podía tomar la decisión de aprobarlo. Le dije: "No necesito que tomes la decisión, solo quiero informarte". Me gustaría compartir algunas experiencias sobre cómo aclaré los hechos, estudié el Fa y me cultivé en los últimos años.

Dejando de lado el interés propio en el trabajo para validar Dafa

Cuando comencé a cultivarme en Dafa, era gerente general de una empresa constructora. También gestionaba las aprobaciones financieras. Me apegaba estrictamente a los estándares de Dafa en el trabajo. Me gustaría dar algunos ejemplos al respecto.

Una vez, al pedir una caldera para una zona residencial, elegí una empresa que acababa de llegar a la zona con productos de buena calidad. Le dije al vendedor que no quería sobornos. Así podría intentar bajar el precio de la caldera lo máximo posible.

Pero al final, cuando hice el pago en 2002, el vendedor insistió en darme un soborno de 40.000 yuanes (5569 dólares), que equivalía a mi salario anual de entonces. Le dije que practicaba Dafa y que no podía aceptarlo. Pero insistió, así que hice que la empresa pagara 40.000 yuanes menos al comprar la caldera y pagué el resto con los 40.000 yuanes que me dieron.

Cuando mi jefe se enteró, se sorprendió mucho y me dijo: «Ese dinero era para ti. No tiene nada que ver con la empresa».

El director de la fábrica de calderas no creía que nadie hiciera las cosas así, porque todas las empresas pedían sobornos al comprar calderas, y si un proveedor no daba ninguno, la gente compraba a otras empresas. El director de la fábrica de calderas dijo: «En la sociedad actual, solo hay una situación en la que no se aceptan sobornos: si se tienen acciones de la empresa». Así que dio por sentado que yo tenía acciones. Mi jefe demostró en el acto que solo era un empleado y no tenía acciones. El director de la fábrica de calderas pensó que era muy inesperado y nos invitó a cenar a mi jefe y a mí a su restaurante favorito de la ciudad.

En otra ocasión, cuando mi empresa ganó un proyecto, tuvimos que encargar puertas y ventanas de aleación de aluminio. La otra parte quería darme un soborno de 10.000 yuanes (1392 dólares). Dijeron que había más de 20 clientes en total y que cada uno tendría derecho a la misma cantidad. Así que, cuando hice el pago, le pedí a mi jefe que me lo redujera. El jefe se enteró del soborno y dijo que era para mí y que no podía aceptarlo. Pero insistí en usar los 10.000 yuanes para compensar el pago de la empresa.

Más tarde trabajé como supervisor de obra para otra constructora y también tuve que devolver dos sobornos. Tanto mi jefe como la otra parte sabían que solo por practicar Falun Dafa había rechazado el dinero.

El complejo residencial del que era responsable se terminó de construir en 2003. El jefe insistió en darme un apartamento de tres habitaciones y más de 1400 metros cuadrados, alegando que no le había sacado mucho dinero a lo largo de los años y que quería compensarme con este apartamento. El precio total del lugar superaba los 140.000 yuanes (19.485 dólares) en aquel momento.

A finales de año, otros empleados me contaron que el jefe había pedido un préstamo con intereses altos. Lo hablé con mi familia y le di el dinero para el apartamento a su esposa. Cuando el jefe se enteró y vino a verme, le dije: «Tu situación financiera no es muy buena ahora. Sabes que soy practicante».

El jefe se puso a llorar y respondió: «Te devolveré el dinero cuando me recupere». Pero el asunto quedó así.

Aclarando los hechos en el trabajo para salvar a los seres conscientes

Solía practicar Dafa abiertamente en el trabajo. Durante los 23 años transcurridos desde 1999, cuando el Partido comenzó a perseguir a Dafa, hasta que cumplí 75 años y me jubilé de la empresa, a excepción de los dos años que estuve en prisión, aclaré los hechos a mis compañeros de trabajo. Casi todos mis compañeros decidieron renunciar al PCCh y a sus organizaciones juveniles.

Tras ser liberado de prisión, comencé a trabajar como supervisor de obra en otra empresa en 2010. Entré en contacto con más personas que trabajaban en la obra en diferentes puestos y les hablé de Dafa. Había más de 1000 personas trabajando en la obra, y la mayoría sabía que Dafa era bueno y renunciaron al PCCh.

Un electricista estaba a cargo de los turnos. Cada vez que su personal salía del trabajo, exigía a todos que gritaran "¡Falun Dafa es bueno!" antes de salir. Más tarde, el jefe de turno me contó que la razón por la que lo hacía era porque todos salían juntos en motocicleta del trabajo y temía que se encontraran con algún peligro en la carretera. Sabía que si todos gritaban "¡Falun Dafa es bueno!" antes de salir, no habría peligro.

Mi primer jefe apoyó mucho mi cultivación. En la reunión de fin de año, siempre me pedía que hablara sobre los principios de Dafa. Tenía claro que si todos los empleados los aceptaban, le sería mucho más fácil dirigir la empresa.

Mi segundo jefe también reconoció mi creencia en Dafa. Cuando les aclaraba los hechos a los demás en la obra, nunca sentí ninguna presión de su parte.

Recitando el Fa, cultivándome y eliminando apegos

Hace dos años y medio, mi esposa, practicante, y yo comenzamos a recitar el Fa juntos. Sentí que al leer el libro completo, apenas notaba ninguna mejora en mi xinxing. A menudo me encontraba con artículos sobre practicantes que recitaban el Fa, y mi hija (también practicante) contaba cómo habían mejorado después de recitar el Fa en su grupo de estudio. Así que mi esposa y yo decidimos unirnos.

Intentamos recitarlo pasaje por pasaje, pero siempre sentíamos que no obteníamos buenos resultados. Más tarde, cambiamos a leer un párrafo juntos de tres a cinco veces y luego recitarlo frase por frase. Tras terminar de recitar una frase, pasábamos a la siguiente, las uníamos y recitamos la tercera. Esas tres o cinco lecturas juntas nos ayudaron a corregir nuestros errores y captamos la idea del párrafo. Después de recitar frase por frase, sentimos que cada frase había calado hondo en nuestros corazones y que los principios del Fa se habían revelado.

Cuando nos topamos con momentos donde recitamos incorrectamente o teníamos dificultades para recitar, reflexionamos cuidadosamente y comprendimos dónde fallamos en nuestra cultivación. Recitamos los pasajes lentamente y solo llegamos a la sexta lección de la segunda ronda de recitación del Fa. Aunque avanzábamos despacio, sentíamos que adquiríamos más perspectivas que leyendo todo el libro. Cuando leíamos juntos por la noche con otros practicantes, tampoco buscábamos la velocidad, sino que avanzábamos despacio para impregnar el Fa en nuestros corazones.

A través de la recitación del Fa estos últimos dos años, aprendimos a cultivarnos. Logré eliminar los apegos a no querer ser criticado, al resentimiento, a sentirme desequilibrado, a la lujuria, a presumir y a validarme. Simplemente me di cuenta de que tenía que dejar atrás el sentimentalismo.

Hace un par de años, tuve dolor muscular en las piernas durante un tiempo. Al principio, quería aliviarlo caminando y a menudo me golpeaba los muslos involuntariamente. Más tarde, me di cuenta de que caminar no era la forma correcta. Al compartir con otros practicantes, recibí la pista de Shifu sobre dónde fallaba. Me di cuenta de que tenía resentimiento con diferentes personas durante muchos años. Destaqué en la escuela y siempre fui valorado allí, y más tarde en mi trabajo. Estaba acostumbrado a ser valorado. Si alguien no me valoraba mucho o incluso me menospreciaba, me sentía incómodo y mi autocomplacencia se disparaba.

Empecé a buscar a todas las personas con las que tenía problemas, empezando por mis compañeros de primaria, luego mis colegas del trabajo, las personas que conocía e incluso mis familiares, uno por uno. Inmediatamente después, empecé a pensar en los practicantes. Antes incluso de hacerlo, mis piernas dejaron de dolerme de repente. Desde entonces, no he tenido ninguna recaída.

También tenía el problema de toser y escupir flemas en invierno. He tenido este problema durante los últimos años. Nunca antes me había molestado en mirar hacia dentro. Solo lo consideraba relacionado con mi vejez. Más tarde aprendí a cultivarme. Una vez, al escupir, me di cuenta de repente de que le guardaba rencor a un pariente que siempre difundía rumores sobre mí. Comprendí de corazón que me estaba ayudando a mejorar. Era porque no podía superar este obstáculo que él seguía difundiendo rumores sobre mí. Después de darme cuenta, dejé de toser y escupir. 

Recientemente reflexioné sobre mi sentimentalismo. Cuando no pude controlar el sentimentalismo por mi nieto, desarrollé resentimiento. Todavía estoy trabajando para eliminarlo.

De entre tantos seres, Shifu me eligió como su discípulo. Este es un honor eterno. ¡Gracias, Shifu! ¡Gracias, Dafa! Debo aprovechar esta oportunidad. Que Shifu me haya elegido significa encargarme salvar a la gente. Debo tenerlos en mente y esforzarme más y mejor por salvarlos. También debo prestar más atención a mi cultivación para ser más capaz de salvar a la gente y así devolverle la gracia salvadora a Shifu.