(Minghui.org) He practicado Falun Dafa por más de 20 años y me he beneficiado enormemente de la práctica. Estoy profundamente agradecida por la protección y guía de Shifu en cada paso, cada avance, cada prueba y cada tribulación.

Recuperación de enfermedades serias

Mi esposo falleció en cumplimiento del deber en 1976, dejando atrás a mi hija de seis años, mi hijo de 18 meses y a mí. Los tres vivíamos con un ingreso mínimo de tan solo 24 yuanes al mes. La repentina pérdida de mi ser querido y los abrumadores problemas financieros me dejaron mentalmente devastada. Además, sufría muchas enfermedades, como artritis reumatoide, dolor en las articulaciones, tuberculosis, nefritis, cardiopatías y un tumor entre el corazón y los pulmones. ¡Mi vida era un infierno! Pero no me atrevía a morir, ya que no quedaría nadie para cuidar de mis hijos.

Después de 20 años de sufrimiento y desesperación, en 1996  tuve la increíble fortuna de comenzar a practicar Falun Dafa. En tan solo tres meses de cultivación, todas mis enfermedades desaparecieron. Me sentí ligera, sana y feliz de nuevo. Mis familiares y amigos también elogiaron a Dafa tras presenciar mi asombrosa transformación. Falun Dafa es tan asombroso y milagroso. Ayuda a las personas a cultivar su mente, a ser bondadosas con los demás, cura enfermedades y mejora su salud.

A partir de entonces, estudié el Fa y practiqué los ejercicios con aún más diligencia. Todos los días a las 5:30 a. m. iba al lugar de práctica grupal para colgar la pancarta de Dafa y hacer los ejercicios. Por la noche, estudiábamos el Fa en grupo en mi casa y compartíamos experiencias de cultivación. Todos los practicantes del grupo sentíamos que mejorábamos rápidamente. Estaba muy agradecida con Shifu por salvarme y cada día estaba tan feliz como una niña. ¡Fue la época más plena y feliz de mi vida!

Protejo Falun Dafa en Beijíng

Dafa se extendió por todo el país en tan solo unos años. Sin embargo, en julio de 1999, el Partido Comunista Chino (PCCh) inició la persecución a Falun Dafa, impulsada por la envidia del exlíder del PCCh, Jiang Zemin. El régimen difundió mentiras y calumnió la práctica de cultivación, con el fin de poder eliminar a los practicantes de Dafa. En respuesta, los practicantes acudimos a la oficina del gobierno provincial y a Beijing para aclarar la verdad sobre Dafa y buscar justicia. Queríamos asegurarnos de que la gente tuviera un entendimiento correcto de Falun Dafa.

Algunos practicantes y yo fuimos a Beijing dos veces para proteger a Falun Dafa. La segunda vez fue en diciembre de 1999. Cinco de nosotros, tres practicantes mujeres y dos hombres, subimos a un tren hacia Beijing. Tuvimos que cambiar de ruta con frecuencia para evitar que nos detuviera la policía. No llevaba suficiente abrigo y no paraba de toser debido al frío. Mis zapatos estaban tan desgastados que tuve que atármelos a los pies con una cuerda. Finalmente llegamos a la Oficina de Apelaciones de Beijing y explicamos a los funcionarios el motivo de nuestra visita. En cuanto supieron que éramos practicantes de Falun Dafa, llamaron a la oficina de contacto de Beijing para que nos llevaran en un autobús grande. No dieron ninguna explicación.

Nos interrogaron uno por uno en la oficina de contacto. Yo era la practicante de mayor edad, así que me ofrecí a entrar primero. Inmediatamente después de entrar a la sala de interrogatorios, me desnudaron y me registraron minuciosamente. Encontraron los 500 yuanes que traía y me los confiscaron. Al volver con los demás, les susurré a mis compañeros practicantes que me dejaran guardar todo su dinero para evitar que lo confiscaran. Al menos su dinero estaba a salvo de los funcionarios. Ese día hacía -30 °C (-22 °F) y no nos dieron nada de comer, pero ninguno tenía hambre. Al día siguiente, nos dieron un paquete de fideos instantáneos a cada uno. El director ordenó que esposaran a todos los practicantes y los enviaran de vuelta en tren bajo vigilancia. Al regresar a nuestro pueblo, nos detuvieron ilegalmente en el centro de detención, donde nos interrogaban diariamente. Los guardias dijeron que nos liberarían de inmediato si renunciábamos a nuestra creencia en Falun Dafa. Ningún practicante cedió, ya que todos nos aferramos firmemente a nuestra fe.

Unos días después, me dijeron que alguien había venido a visitarme. Me llevaron a una habitación grande donde vi a toda mi familia, incluyendo a las familias de mi hija y mi hijo, así como a mis hermanos y hermanas menores. Me tomaron de la mano y me pidieron que les dijera a los guardias que renunciaría a la cultivación en Dafa. Uno de ellos dijo: «Hace mucho frío y no hay calefacción. Ya casi es Año Nuevo Chino. Vámonos a casa». Lloraron. Me conmovió profundamente y casi lloré. Pero, en ese momento, comprendí que ser humano o ser divino era solo cuestión de un pensamiento, y que solo dejando ir las emociones se puede llegar a ser divino. Contuve las lágrimas.

Un guardia intentó provocarme, sugiriendo que estaba siendo muy cruel. Le dije tranquilamente: «No hice nada malo. Seguí las enseñanzas de Shifu de Verdad-Benevolencia-Tolerancia para ser una buena persona. En todo lo que hacemos, primero siempre pensamos en los demás y nos cultivamos para ser seres sin intereses personales. Estamos cultivando el Fo Fa  para mejorar nuestro cuerpo y mente. Creemos que nuestro Shifu y Dafa han sido tratados injustamente y visitamos al gobierno para decirles la verdad, pero fuimos arrestados y detenidos por ustedes. Son ustedes los que están siendo crueles con la gente buena». Al regresar a la celda, compañeras practicantes vinieron a consolarme con lágrimas en los ojos. Una practicante dijo: «Oímos muchos llantos afuera y los niños llamaban a la abuela para que volviera a casa».

Esa noche tuve un sueño vívido: volé en la habitación, quité las tablas de madera de la ventana una por una y salí volando. A la tarde siguiente, me liberaron después de estar detenida medio mes.

Mi lugar de trabajo cooperó con las autoridades y confiscó mi documento de identidad. También me prohibieron ir a cualquier sitio y me obligaron a presentarme en la oficina de jubilación a las 8:00 a. m. todos los días. Además, dedujeron ilegalmente 1500 yuanes de mi pensión e intentaron presionarme para que escribiera una "declaración de garantía" para dejar de cultivarme en Falun Dafa. Les dije: "No puedo hacerlo. No pueden garantizar mi salud, así que no pueden hacerme cambiar de opinión. Solo el Fa de Shifu puede guiarme y enseñarme a ser una buena persona". Me negué a escribir ninguna declaración y seguí haciendo lo que se suponía que debía hacer como practicante de Dafa.

Aclarando la verdad y salvando seres conscientes

Todos los practicantes de Dafa sabemos que tenemos la gran responsabilidad de salvar seres conscientes. Elegimos los proyectos en los que podemos participar y yo opté por aclarar la verdad a la gente cara a cara, y a veces distribuyo materiales de aclaración de la verdad, así como colgar pancartas de Dafa.

Pensé que debía regresar a mi ciudad natal para que la gente conociera la verdad de Falun Dafa. Así que en 2004, metí 400 ejemplares del Semanario Minghui en una cesta de plástico y emprendí el camino de regreso a mi pueblo natal. Mi pueblo está en una zona montañosa, con cinco aldeas. Terminé de distribuir los materiales sin problemas en las tres primeras aldeas. De camino a la cuarta aldea, oí ruidos extraños provenientes del maizal. Tenía un poco de miedo, pues habían aparecido lobos por allí. Pero recordé el Fa de Shifu:

"Dafa nunca abandona el cuerpo,
el corazón contiene Zhen-Shan-Ren;
un gran luohan en el mundo,
espíritus y fantasmas temen más".
(Poderosa virtud, Hong Yin)  

Me tranquilicé y caminé por el camino de la montaña con seguridad. Era agosto y hacía mucho calor. Sin embargo, mientras caminaba, de repente sentí más fresco. Miré al cielo azul y vi una sola nube que cubría y seguía al sol. Comprendí que Shifu me estaba animando, a mí, su discípula. Agradecí  los cuidados de Shifu y me asombró lo milagroso que es Dafa. Cuando llegué a casa de un pariente en el último pueblo, ya estaba oscuro. Me sentí inmensamente feliz porque la gente de mi pueblo natal por fin podía ver información y conocer la verdad de Dafa. Aunque estaba cansada, me sentí muy aliviada.

A lo largo de los años, he estado aclarando la verdad continuamente con otros practicantes, sin importar la lluvia o la nieve, el calor o el frío. Nos hemos encontrado con todo tipo de personas: algunas agradecidas, otras indiferentes, algunas hostiles hacia nosotros y algunas incluso nos denunciaron a las autoridades. Con la protección compasiva de Shifu, he salido adelante sana y salva.

Mejorando mi xinxing

Se suele decir que la suegra y la nuera son enemigas naturales. Pero mi nuera tenía una buena educación, era buena administrando la vida familiar y ahorrando dinero. Pero, con el tiempo, su comportamiento cambió y comenzó a pelear con su esposo, a golpearlo y a amenazarlo con divorciarse. Cada vez que mi hijo y mi nuera discutían, me daba miedo y no me atrevía a intervenir.

Después, ella me dijo que yo cocinara para mí misma, ya que ella no compartiría nada de lo que preparara. Ya casi no me hablaba, y lo que más me preocupaba era que no creía en Dafa. Esto me ponía muy ansiosa.

Entendí que mi nuera podía haber venido a ayudarme a mejorar mi xinxing. No me quejé ni le guardé rencor. En cambio, usé el corazón de una practicante de Dafa para tratarla con Verdad-Benevolencia-Tolerancia y ayudar más a la familia en casa. También aproveché esta oportunidad para soltar mis apegos.

Poco a poco, mi nuera cambió y se volvió mucho más amable. Cuando mi nieto estaba a punto de presentar el examen de admisión a la universidad, le dijo: «Deja que la abuela te ayude y le pida al Shifu de Dafa que te bendiga para obtener una buena nota».

Les dije: «Pueden rezarle a Shifu por ustedes mismos. Yo no puedo hacerlo por ustedes, ya que eso sería un apego al afecto familiar. Soy practicante y debo seguir las enseñanzas de Shifu».

Para mi sorpresa, mi nuera le ofreció incienso a Shifu y le pidió sinceramente ayuda. Mi nieto también se inclinó ante Shifu pidiéndole ayuda. Aunque ellos tenían el apego de perseguir, esto mostró que comenzaron a creer en Dafa.

Mi nieto entró en la universidad que quería. Todos nos sorprendimos porque era imposible para un estudiante como mi nieto, que era el último de su clase, entrar en la universidad.

Dafa no solo me ha transformado a mí, sino también a toda mi familia. Mi nuera ahora sonríe cada día y nuestra familia vive en armonía. ¡Gracias, Shifu, por la infinita gracia que le has dado a mi familia!