(Minghui.org) En agosto de 2022, varios compañeros practicantes y yo fuimos arrestados ilegalmente y llevados a la estación de policía por aclarar la verdad en un mercado agrícola. Miré hacia adentro y encontré mis apegos a mostrarme, al miedo y a pensamientos lujuriosos, así que envié pensamientos rectos para eliminarlos. Cuando un oficial intentó llenar una transcripción, me negué a responder cualquiera de sus preguntas, diciendo únicamente: “Falun Dafa es bueno”. El oficial rompió la transcripción furioso.
Esa noche la policía allanó nuestros hogares y nos llevó al hospital para un examen físico. Cuando me dijeron que firmara los formularios médicos, me negué, así que un policía me dio dos bofetadas. Todos fuimos llevados al centro de detención, que era muy húmedo. Estaba deprimido y asustado. Fue algo realmente indescriptible.
En el centro de detención, si no me sentaba derecho, el jefe de la celda me golpeaba en la espalda. Me dije a mí mismo que eso no podía continuar y que quería hacer los ejercicios. Pero sentía mucha presión. De pronto, escuché una voz que decía: “Ya se te ha otorgado el Escudo Dorado y la Camisa de Hierro. ¿A qué le temes?”. Supe que Shifu estaba justo a mi lado, y desarrollé pensamientos rectos. Así que hice los ejercicios esa noche. Lo hice durante tres o cuatro días, hasta que el jefe de la celda se dio cuenta. Al día siguiente, él y otros tres prisioneros me golpearon con sus puños y me patearon, pero no sentí nada. Sabía que Shifu me estaba protegiendo.
Cuando los guardias escucharon el alboroto, acudieron rápidamente y se llevaron a los cuatro prisioneros que me habían golpeado. El que me había golpeado más fuerte fue encadenado. Me llamaron a la oficina y me preguntaron qué había estado haciendo. Como no respondí, sacaron una picana eléctrica. Entonces comencé a enviar pensamientos rectos. Tenía algo de miedo en ese momento, pero seguí enviando pensamientos rectos. El guardia dudó por un momento, guardó la picana y dijo: “Puedes hacer los ejercicios en casa, no aquí”.
Las viejas fuerzas pusieron en mi mente el pensamiento de que sería condenado de tres a cinco años, pero envié pensamientos rectos cada día para rechazar esa noción y recité el Fa de memoria. El jefe de la celda me preguntó: “¿De verdad puedes ser liberado enviando pensamientos rectos todos los días?”. Le dije: “Sí, Shifu Li tiene la última palabra, y él definitivamente me salvará”.
Quince días después, me trasladaron a otra celda donde podía ver el sol. Las cosas iban en buena dirección. Vi que el prisionero de guardia tenía una pierna hinchada, así que le dije al jefe de la celda que haría su trabajo por él. El jefe se quedó atónito, dijo que todos deberían aprender de mí y que los practicantes de Falun Dafa no eran personas comunes. Al día 25, cuando enviaba pensamientos rectos, vi a través de mi ojo celestial unas palabras muy claras en el cielo:
“fă zhèng qián kūnxié è quán miè”
(“Las dos posiciones de las manos para enviar pensamientos rectos”, Escrituras esenciales para mayor avance (II))
Estas palabras fortalecieron mis pensamientos rectos. Con una piedrecilla escribí en la pared: “Falun Dafa es bueno”. Un prisionero me preguntó cuándo saldría. Le respondí con firmeza: “En treinta días”.
Mientras meditaba en la mañana del día 30, vi a través de mi ojo celestial un Falun girando en el cielo y emitiendo luz dorada. También vi que había fuego en el cielo sobre la procuraduría. Al poco rato, un guardia vino y me dijo que empacara mis cosas. Fui liberado bajo fianza y regresé a casa.
Dos días después, un policía vino a mi casa para instalar un software en mi celular para monitorearme. Me ordenó tomarme fotos y subirlas cada día. Tras unos días, sentí que eso no estaba bien y dejé de hacerlo. Poco después, la persona encargada del monitoreo me llamó y me dijo que subiera mi foto o la policía vendría por mí. Pero no lo hice.
Días después, el jefe de la estación de policía y otro oficial vinieron a mi casa y me ordenaron subir información y firmar una declaración de garantía para renunciar a Falun Dafa. Les dije: “No, no, no les irá bien si me obligan a firmar”. Después de un rato, se rindieron. Al irse, les dije que recordaran: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.
Había estado en libertad bajo fianza casi un año cuando me llamaron de la procuraduría para que me presentara en sus oficinas. No fui. Una tarde, siete u ocho policías irrumpieron en mi casa con una citación ilegal y me ordenaron firmarla. Si lo hacía, no tendría que ir a la procuraduría. Les dije: “No cometí ningún delito. No lo firmaré. Ustedes están infringiendo la ley”.
Luego les pregunté qué ley había violado. Tomé la citación y la rompí. Entonces se me echaron encima, me subieron a un coche policial y me amenazaron con detención criminal. En la estación, me llevaron a un cuarto oscuro, donde me golpearon, me tiraron al suelo, me metieron en una jaula de hierro. No me dejaban dormir, me apuntaban con una luz brillante a los ojos y me gritaban si los cerraba. Perdí la sensibilidad en ambas manos al estar esposado por la espalda. Los miré con compasión y lloré por ellos.
A la mañana siguiente, dos policías me llevaron a la procuraduría. Me negué a firmar. El procurador preguntó: “¿Firmaría si lo ponemos bajo vigilancia domiciliaria?”. Le respondí que no. Finalmente, se rindieron y me dejaron ir a las 5 p. m.
Unos días después, varios practicantes y yo fuimos a la procuraduría a entregar una solicitud para levantar la vigilancia domiciliaria. En mi corazón le dije a Shifu que, una vez que emprendiera el camino de salvar a los procuradores y oficiales, no habría vuelta atrás. Fue entonces cuando verdaderamente solté el ego. Envié pensamientos rectos y vi agujas plateadas brotando de cada poro de mi cuerpo. Cuando las agujas crecieron por completo, le dije a Shifu que no sabía cómo usarlas. Él me dijo que solo debía irradiarlas, y lo hice. Las agujas plateadas salieron volando de mi cuerpo en todas direcciones. Sentí que Shifu me impulsaba en el camino.
Fuimos varias veces más a la procuraduría, pero se negaron a aceptar nuestra solicitud. Los otros practicantes aclararon la verdad al procurador, quien intentó callarlos. Le dije que sería responsable cuando el nombre de Falun Dafa fuera reivindicado. Unos días después, presenté una denuncia por escrito contra la policía y la procuraduría.
Una mañana, cuatro policías vinieron a mi casa y me metieron en su coche. Había otros practicantes ya adentro. Al llegar a la procuraduría, nos alentamos mutuamente a formar un solo cuerpo para salvar a la gente. Aclaramos la verdad al personal. Cuando un oficial intentó golpearme, los demás practicantes lo detuvieron. Corrí frente a la cámara de seguridad y dije: “Ese policía está intentando golpearme, aquí está la prueba. Ha violado la ley”. El oficial se detuvo.
En la sala de interrogación, sentí algo de miedo con la primera pregunta, pero me dije que el miedo no era mío y seguí enviando pensamientos rectos. Luego, sin importar lo que me preguntaran, decía: “Eso no tiene nada que ver con el caso y me niego a responder”. Al final, me pidieron que firmara la transcripción, pero no lo hice, y fui liberado a las 5 p. m.
Cuando estaba por expirar la vigilancia domiciliaria, llamé al procurador, quien me dijo que el caso había sido devuelto a la estación de policía. Fui allá, y el oficial que llevaba el caso me dijo que lo investigaría. Le conté la verdad sobre Falun Dafa y le pedí que no participara en la persecución, pues no sería bueno para él. Esa tarde, al estudiar el Fa, mi compasión me hizo llorar sin control, y sentí que mi compasión se volvía cada vez más fuerte. Al enviar pensamientos rectos esa noche, vi una cadena de Falun irradiando.
Por esos días, sentía que el Falun en mi abdomen giraba muy rápido, en todas direcciones. Una noche soñé que un zapato negro grande se caía de mi pie. Al día siguiente, llamé al procurador, quien me dijo que fuera a su oficina a firmar los documentos para levantar la vigilancia. Fui, pero me negué a firmar y le dije que no era bueno para él si yo lo hacía. También le pedí que recordara: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Pocos días después, la estación de policía retiró el caso y terminó la investigación.
Después de dos años, las artimañas malignas de las viejas fuerzas llegaron a su fin.
Durante el proceso, me obligué a no pensar en mí mismo, solo en los seres conscientes, y a no permitir que las fuerzas del orden cometieran crímenes contra Dafa. Estoy agradecido con Shifu por su inmensa compasión y tolerancia hacia su discípulo. Shifu hace todo y está a cargo de todo. ¡Mi gratitud hacia él es infinita! Debo practicar con diligencia, salvar a más seres conscientes y regresar a casa con Shifu.
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