(Minghui.org) Poco después de que empecé a practicar Falun Dafa, mi hija se unió a mí. Sin embargo, ella se enfrentó a muchas tribulaciones antes de empezar a practicar de verdad. Se ha convertido en una practicante diligente y ahora trabajamos juntas para mejorar nuestro xinxing mientras nos cultivamos una al lado de la otra.

Mi viaje de cultivación

Un practicante me presentó Falun Dafa en 1997. Estaba demasiado obsesionada con los placeres de la vida como para averiguar de qué se trataba realmente. En febrero de 1999, tras experimentar algunos acontecimientos dolorosos, me di cuenta de que el verdadero propósito de la vida no era buscar placeres efímeros, sino volver a mi verdadera naturaleza. Decidí empezar a practicar Falun Dafa.

La persecución comenzó en julio de 1999. Sin una base sólida en el estudio del Fa, no comprendía la importancia de aclarar la verdad a la gente sobre la persecución. Lo hice a lo grande y a propósito, como lo haría con cualquier tarea ordinaria. Las viejas fuerzas aprovecharon mi brecha y me arrestaron. Me enviaron a campos de trabajo forzado y soporté sesiones de lavado de cerebro. Perdí mi trabajo y mi familia empezó a desmoronarse.

Sin embargo, no me deprimí. Gracias al estudio continuo del Fa, me recuperé. Reflexionando sobre mi camino de cultivación supe que no me había cultivado sólidamente. Me quedé corta en el estudio del Fa y en mirar hacia mi interior. Decidí ponerme al día y seguir adelante.

Mi hija vino a Dafa

Mi hija nació en 2001. Tras darla a luz por cesárea, tuve una hemorragia y estuve a punto de morir desangrada. Shifu me salvó la vida. Para sorpresa de todos, al día siguiente pude levantarme de la cama y caminar. Incluso los médicos dijeron que había sido bendecida por la gracia compasiva de Shifu.

Durante mi embarazo persistí en salir a aclarar los hechos sobre Dafa a la gente y en distribuir materiales informativos sobre Dafa. Cuando mi hija tenía cuatro meses, la llevaba en la espalda y distribuía folletos de Dafa todas las noches. Se portaba bien y no lloraba ni hacía ruido, ni siquiera en los callejones oscuros.

En cuanto empezó a hablar, le enseñé a cantar canciones de Dafa y a recitar poemas de Shifu. Le leí el libro Zhuan Falun y le expliqué el significado de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Aprendió que «... hay que llegar a no devolver el golpe ni los insultos...» (Cuarta Lección, Zhuan Falun). Cuando una chica más joven le golpeó la cabeza contra la pared, no se defendió ni se sintió triste, sino que siguió siendo su amiga.

Sin embargo, sufrió una experiencia aterradora debido a la persecución. Cuando sólo tenía nueve meses, la policía irrumpió en nuestra casa poco después de medianoche y me llevó, dejándola sola. Para presionarme a renunciar a Dafa, un agente de policía afirmó que mi hija lloraba y estaba cubierta de orina y heces. No cedí a sus exigencias.

En otra ocasión, me llevaron a una clase de lavado de cerebro y después me sentenciaron a 14 meses de trabajo forzado. Mi hija, que tenía poco más de dos años, tuvo que vivir con un desconocido que era miembro del comité residencial. Estaba traumatizada. Sus habilidades sociales se vieron afectadas y era tímida y miedosa.

Como me detuvieron en repetidas ocasiones, mi hija fue testigo de cómo la policía irrumpía en nuestra casa, la saqueaba y me detenía. También sufrimos acoso y amenazas durante mucho tiempo por parte de varios organismos gubernamentales. Vivía en un constante estado de estrés y no podía dormir. Su fe en Dafa disminuyó.

A medida que crecía se volvía rebelde y se irritaba con facilidad. Me resultaba difícil comunicarme con ella. Como muchos jóvenes, estaba obsesionada con su teléfono móvil y salía a beber con sus compañeros de clase. Su rendimiento académico bajó mucho. Me sentía culpable de que mis experiencias de persecución, que yo creía que se debían a mis brechas en la cultivación, la alejaran de Dafa.

Durante la pandemia de COVID soñé que agarraba con fuerza una de las manos de mi hija cuando estaba a punto de caer a un abismo sin fondo. Usaba todas mis fuerzas pero no conseguía levantarla. Ella quería que la soltara, pero yo me negaba. Grité a un practicante para que viniera a ayudarme y mi hija salió del abismo, aunque el practicante no vino. Sentí de verdad la compasión de Shifu.

Cuando le conté el sueño, reconoció que estaba en un camino peligroso. En 2020, decidió volver a la cultivación.

Esforzándonos para hacer las tres cosas juntas

El peso en mi corazón durante los últimos años se levantó después de que ella reanudó la cultivación. El estudio del Fa llegó a ser la cosa más importante en su vida. No importaba lo ocupada que estaba, encontraba tiempo para estudiar el Fa y dedicaba todo su tiempo libre a la cultivación. Durante los días de examen, dormía hasta tarde todos los días. Me preocupé por ella y le sugerí que hiciera su trabajo escolar primero, pero ella seguía insistiendo en estudiar el Fa primero. Su excelente estado de cultivación me inspiró a mejorar mi estudio del Fa y a cultivarme más diligentemente.

Sin embargo, de vez en cuando teníamos conflictos, que cultivábamos y elevaban nuestro xinxing. Tenía apego a la limpieza y se lavaba las manos con frecuencia. Se lo hice notar, pero no me hizo caso. Una vez perdí los nervios con ella por este motivo, pero luego me arrepentí. Miré hacia dentro y descubrí que tenía apego al interés personal. Su frecuente lavado de manos se traducía en facturas de agua más elevadas. No la ayudé desde la perspectiva del Fa. Después de soltar mi apego, ella empezó a cambiar.

También se fijó en lo bien que yo hacía las tres cosas. Me señalaba las cosas que hacía que no estaban de acuerdo con el Fa. Al principio no me gustaba porque sentía que no me respetaba como su madre y que, como principiante en la cultivación, pensaba demasiado en sí misma. No la reprendí abiertamente. Sin embargo, cuando me tranquilicé y miré en mi interior, me di cuenta de que me tenía en alta estima y no estaba dispuesta a oír hablar de mis defectos. Al afirmar que yo era su madre, era evidente que tenía sentimentalismo hacia nuestra relación madre-hija.

Este verano, de repente, me dijo: "Si un día Shifu te llama para que te vayas a casa con él, debes hacerlo. No dejes que te retenga aquí y haga fracasar tu cultivación". Me pregunté por qué lo había dicho de repente, pero más tarde me di cuenta de que me estaba recordando que dejara a un lado mi apego sentimental hacia ella.

Siempre que veía mis apegos, como la obsesión por el interés personal, la competitividad, la envidia, el resentimiento, la lujuria y el ego, me los señalaba. Me impulsó a avanzar mostrándome mi estado de cultivación. Estoy agradecida a Shifu por haber dispuesto que ella estuviera a mi lado y me motivara a cultivarme con más diligencia y a gestionar mejor mi tiempo para poder hacer las tres cosas.

Todos los días sigo una rutina. Por la mañana, salgo a hablar con la gente sobre Falun Dafa. Siempre camino para aumentar mis posibilidades de conocer gente. A veces, camino varios kilómetros desde casa. Por la tarde, estudio el Fa leyendo dos lecciones de Zhuan Falun. Si tengo tiempo extra, también leo otras enseñanzas de Shifu. Además de enviar pensamientos rectos en los cuatro horarios globales, añadí un tiempo adicional por la mañana, tarde y noche. Cuando otros practicantes experimentaban yeli de enfermedad y necesitaban ayuda, encontraba tiempo para estudiar el Fa y compartir experiencias de cultivación con ellos.

Después de seguir consistentemente esta rutina, maduré mucho en la cultivación y me siento satisfecha con mi mejora. Las numerosas cosas milagrosas que ocurren al aclarar la verdad a otros también me han traído gran alegría. Sé que todo esto son bendiciones de la protección de Shifu.

Leímos repetidamente los dos nuevos artículos de Shifu. Mi hija no podía evitar llorar cuando recordaba sus tiempos difíciles en el pasado. También comprendemos las dificultades a las que se enfrentan los practicantes de Shen Yun y queremos estar a su lado para resistir la persecución.

Al animarnos y ayudarnos mutuamente, mi hija y yo experimentamos la tristeza y las dificultades junto con la felicidad. Nos sentimos afortunadas de recorrer el camino de cultivación que Shifu dispuso y atesoraremos esta oportunidad para cumplir nuestras misiones históricas.