(Minghui.org) Lamento profundamente lo que hice ayer. Había escuchado que mi hijo llevaría a mi nieta a ver una película animada que contenía propaganda del Partido Comunista Chino. Traté de impedir que fueran a ver esa película amenazando con dejar de cocinar para ellos. De todos modos, fueron. Pasaron tres días, y mi hijo no parecía prestarme atención.
Estaba furiosa por su comportamiento. Así que ayer, nada más levantarme, le envié un mensaje de texto intentando hacerle entender que lo que había hecho estaba mal. Me contestó: «Cuando una persona es demasiado ingenua y aburrida, lo mejor es ignorarla, de lo contrario uno se vería arrastrado a su mismo nivel».
Me enfadé aún más y le pregunté: «¿Sabes qué clase de persona desprecia a los demás?». Él intensificó el problema contestando con respuestas irrespetuosas e insultantes y dio por terminada la conversación.
Pensé que incluso los líderes mundiales respetan y aprecian a sus madres, ¡pero mi hijo me menosprecia así! Fue él quien me rogó que viniera a Estados Unidos para ayudar a cuidar a su hija. Llevo nueve años aquí y los he ayudado a mudarse de casa ocho veces. Me he hecho cargo de todas las tareas del hogar mientras ayudaba a criar a la niña. Nunca esperé que mi hijo me despreciara de esta manera. ¡Para él, ni siquiera soy tan buena como una inútil criada!
Cuanto más pensaba así, más desequilibrada me sentía, así que comencé a escribir todas las conductas de falta de piedad filial de mi hijo. Pasé toda la tarde escribiendo las faltas de mi hijo y mis quejas. Incluso cuando llegó el momento de enviar pensamientos rectos, ¡mi mente seguía pensando en lo que estaba escribiendo!
Después de enviar pensamientos rectos, de repente recordé lo que Shifu dijo:
“Mientras trabajas, el tono de tu voz, tu bondad y tu razonamiento puede transformar el corazón de una persona, ¡mientras que una orden nunca podrá hacerlo!” (Conciencia lúcida, Escrituras esenciales para mayor avance).
Me quedé impactada. ¿Qué había estado haciendo todo el día? Me exprimí el cerebro tratando de sacar a la luz todas las cosas del pasado que demostraban que mi hijo había sido “poco filial” conmigo a lo largo de los años. Actué como una persona común en lugar de una practicante de Dafa. Rápidamente, borré todo lo que había escrito contra mi hijo, y casi de inmediato, sentí la mente despejada y el cuerpo liviano.
También recordé lo que dijo una nueva practicante en su experiencia de hace unos días: “¡Envidia, te odio! Quiero deshacerme de ti por completo”. Pero yo sigo luchando en el reino de una “persona malvada”. Hablo todos los días sobre “mirar hacia adentro y cultivarme” y, sin embargo, mi comportamiento no fue el de una practicante. Cada prueba es seria en la cultivación de Dafa, y si uno mira hacia afuera, actuará como un quejoso constante. Mis apegos humanos me están perjudicando y, sin embargo, sigo quejándome de mi hijo.
Estoy agradecida con Shifu por ayudarme a tener más claridad mental y darme cuenta de mis celos profundamente arraigados y mis nociones humanas egoístas. Los principios del Fa me han ayudado a reconocer mis apegos humanos, como sentirme agraviada y furiosa por un trato “injusto”, y pensar que mi hijo no era digno de mis sacrificios. Estos apegos influyeron en la manera en que mi hijo y mi nieta actuaban conmigo. En realidad, ellos me estaban ayudando a reflexionar sobre mí misma.
Con esta comprensión, toda mi ira y mis quejas desaparecieron, y ya no sentí deseos de criticar a mi hijo ni a mi nieta. Hace unos días, mi hijo compró en Internet dos teléfonos móviles nuevos para mí, y ambos llegaron hoy. Él me ayudó a transferir todas las aplicaciones y configuraciones de mi teléfono antiguo a los nuevos.
Por la tarde, después de que mi nieta regresó de la escuela, corrió hacia mí y me mostró los dibujos y manualidades que había hecho en clase. También me preguntó: “Abuela, ¿por qué estás cocinando para nosotros otra vez?”.
“Porque te quiero”, le respondí. Ella se mostró sorprendida. Así que le expliqué: “Aunque tú y tu papá no me escucharon, yo debo seguir lo que me ha enseñado mi Shifu. Debo tener amor por todas las personas”. Al oír esto, mi nieta salió corriendo y volvió con una galleta de chocolate: «Abuela, abre la boca y dale un mordisco a esto». Me metió la galleta en la boca con una gran sonrisa en la cara. Me sentía muy feliz.
Estoy profundamente agradecida con Shifu por ayudarme a elevarme en la práctica de cultivación de Falun Dafa.
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