(Minghui.org) Leí recientemente un artículo que me hizo reflexionar sobre mi pereza y mi apego a la comodidad. En “¿De quién son los pensamientos?”, el autor comparte sus pensamientos y consejos con un amigo que estaba preocupado por su propio apego a la comodidad.

Durante mucho tiempo, consideré mis pensamientos de relajarme y estar cómodo como propios, y simplemente los seguí. Shifu me dio consejos en muchas ocasiones, pero seguí cometiendo los mismos errores. Las viejas fuerzas se aprovecharon de esto y casi me quitan la vida. Me gustaría compartir mi historia para que otros practicantes puedan aprender de mi dolorosa experiencia.

Durante años, me despertaba temprano por la mañana y hacía los ejercicios antes de enviar pensamientos rectos a las 6 a. m. Después, me acostaba, pensando que solo quería descansar un poco más, y terminaba quedándome dormido. En esos momentos, solía tener sueños. En uno de ellos, me perdí casi llegando a casa; en otro, no pude tomar el autobús.

Sabía que estos sueños provenían de Shifu, recordatorios de que no podría seguirlo a casa si me apegaba a la comodidad. Sin embargo, seguía sin prestarles suficiente atención. No pude controlarme, me dejé llevar por los pensamientos de pereza y volví a dormirme después de enviar pensamientos rectos.

Más tarde, mis sueños se volvieron tan reales que no pude despertar. Mi consciencia principal no pudo controlar mi cuerpo y despertarlo. Grité en sueños y le pedí a Shifu que me ayudara a despertar.

La última vez que me quedé atrapado en un sueño fue una verdadera llamada de atención. En ese sueño, fui a una tienda y compré una camisa cómoda y holgada. Al llegar a casa, sentí que no había estado allí en mucho tiempo, y vi un animal demacrado al borde de la muerte. Lo ignoré y me fui directo a la cama. El animal moribundo vino a mi cama y me pidió ayuda. Intenté levantarme, pero no pude, por mucho que lo intenté. Después de mucho esfuerzo, grité: "¡Shifu, debo controlar mi cuerpo físico!". Desperté, sabiendo que Shifu me había salvado de nuevo.

Leí de nuevo el artículo "¿De quién son los pensamientos?", y las palabras de Shifu citadas en él me ayudaron a ver los apegos que se mostraban en mi sueño. Una camisa cómoda y holgada significaba que aún estaba apegado a la comodidad física. El animal moribundo significaba que no había asumido mi responsabilidad de salvar a los seres conscientes de mi mundo. No poder levantarme significaba que las viejas fuerzas querían mi muerte porque había ignorado las sugerencias de Shifu y no me había tomado en serio la cultivación.

Shifu dijo:

"Un cuerpo humano es justamente como un pedazo de tela, y la mente humana es precisamente como un sombrero. Se convierten en quien los viste". (Exponiendo el Fa en el primer Fahui de Norteamérica)

De hecho, si mi conciencia principal no hubiera querido controlar mi cuerpo físico, entidades externas lo habrían dominado. Shifu me salvó porque mi conciencia principal aún quería controlar mi cuerpo.

Lo que quiero decir es que los pensamientos de temer al trabajo o querer holgazanear no provienen de nuestro verdadero ser. Provienen de nociones y yeli formados después del nacimiento.

Cuando nuestros pensamientos rectos son débiles, las viejas fuerzas intensifican estos pensamientos dañinos en nuestra mente.

Mi último punto sobre este tema es la importancia de escribir un artículo para conmemorar el Día Mundial de Falun Dafa 2025. Como practicantes, todos debemos validar el Fa y hacer lo que Shifu nos pide. Pensé en escribir un artículo, pero lo pospuse una y otra vez. Ahora sé que los pensamientos de temer las dificultades y la renuencia a escribir un artículo no surgieron de mí; fueron pensamientos organizados por las viejas fuerzas para interferir conmigo.

Tomemos nuestras plumas y permitamos que nuestro verdadero ser valide el Fa y salve a los seres conscientes.

 Los artículos en los que los cultivadores comparten sus entendimientos suelen reflejar la percepción individual en un momento dado, según su estado de cultivación, y se ofrecen con el objetivo de facilitar la elevación mutua.