(Minghui.org) Me atormentaban todo tipo de enfermedades, incluyendo enfermedades del corazón, dolor de estómago y problemas ginecológicos. Fui diagnósticada y tratada por especialistas médicos en prestigiosos hospitales, e incluso probé la medicina tradicional, pero nada me ayudó. También desarrollé un grave insomnio y a veces no podía dormir durante varios días seguidos. Me sentía tan desgraciada que me arrodillaba en el suelo y rogaba al cielo que no muriera todavía, pues aún tenía que cuidar de mi hijo pequeño y de mis padres ancianos.

Un día de 1997, mi vecino me dijo que sus suegros practicaban Falun Dafa y que tenía efectos curativos milagrosos. Sus enfermedades habían desaparecido. Por fin tenía alguna esperanza de salvar mi vida y corrí a casa de la vecina.

En cuanto entré en su casa, me sentí instantáneamente relajada, ¡como si las cuerdas que me atenazaban hubieran desaparecido! Fue extraordinario. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien. Le pregunté a mi vecino por qué me sentía tan a gusto en su casa y empezó a hablarme de Falun Dafa y de sus efectos curativos.

Estaba impaciente por practicar Falun Dafa. Me recomendó que leyera los libros de Dafa y aprendiera los cinco ejercicios. Se ofreció a llevarme al lugar donde se hacían los ejercicios y a estudiar en grupo. Fue muy amable y desinteresado. Incluso me regaló el libro Zhuan Falun. Yo estaba un poco avergonzada porque era analfabeta. Me animó: "El poder de Dafa es inmenso. Algún día podrás reconocer los caracteres del libro y leerlo tú misma".

Volví a casa con el libro en los brazos. Me sentía más ligera a cada paso. En cuanto pensé en practicar Dafa y me comprometí a hacerlo, mis enfermedades desaparecieron. Me sentía físicamente bien y de buen humor. Sabía que era Shifu quien me había dado una segunda vida. La alegría que llevaba a casa también hacía feliz a mi familia.

Poco después de empezar a practicar Falun Dafa, pude hacer todo tipo de tareas domésticas. Escuché las conferencias de Shifu sobre el Fa, y pude leer el libro Zhuan Falun, ¡tal como me dijo mi vecino! ¡Qué maravilla!

Muchos de mis parientes y amigos vieron los enormes cambios en mí y también quisieron practicar Falun Dafa. Muchos de ellos siguieron mi ejemplo y también empezaron a cultivarse en Dafa.