(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa antes de 1999. A menudo me sentía avergonzada cuando alguien hablaba sobre el tiempo que hacía que obtuvo el Fa. Aunque me había cultivado durante casi 30 años y he hecho las tres cosas y puedo recitar Zhuan Falun, carecía de una cultivación sólida, y mi xinxing mejoraba lentamente. Sólo durante los últimos años siento que he logrado algunos avances en mi cultivación.

Resolviendo las quejas hacía mi marido

Mi marido y yo nos conocimos en 2000. Él también es practicante. Por aquel entonces, yo no sabía mucho sobre la cultivación del xinxing. Creía que mi educación, apariencia, condiciones económicas familiares, etc. eran superiores a las suyas, y no soportaba sus indecisiones. Sin embargo, él era muy tolerante conmigo. Como en aquella época, los dos éramos practicantes y nos entendíamos, acepté casarme cuando me lo pidió.

Ni mi familia ni yo le pedimos nada cuando nos casamos. No llevé vestido de novia ni joyas en la boda. Pensé que lo había hecho muy bien, pero la noche de la boda, mi marido se enfadó con mi padre por algún descuido. Me hizo enfadar tanto que ni podía contener las lágrimas. Los conflictos en nuestra familia no han cesado en más de 20 años.

Dos años después de casarnos, le despidieron del trabajo. En los 20 años siguientes, encontró pocos trabajos y pasó la mayor parte del tiempo en casa. No tenía ingresos, así que tampoco le pedía mucho. Sin embargo, no dejaba de criticarme tanto a mí como a mi familia, y hasta encontraba formas de señalar que le tratábamos injustamente.

Cuando me criticaba, no podía recordar cómo actuar basándome en el Fa, y me enfadaba e indignaba. Me enzarzaba en discusiones sobre quién tenía razón y quién no. A veces discutía durante dos o tres horas. Cuando veía a los practicantes, no podía evitar contarles mis quejas. Intentaban hablarme acerca de cómo aplicar los principios del Fa y me recordaban que debía mirar hacia dentro. Me relajaba después de compartir con ellos.

Sin embargo, cuando se producían los conflictos, esa sensación de incomodidad me envolvía, y el pensamiento de que era él quien estaba equivocado, me abrumaba. Me atascaba en interminables contradicciones y me sentía desdichada.

Fue detenido sin causa aparente por la policía en 2011. Posteriormente fue trasladado ilegalmente a un campo de trabajos forzados, donde permaneció recluido un año. Una vez cumplida su condena, fue trasladado a un centro de lavado de cerebro donde permaneció retenido ilegalmente durante tres meses. A lo largo de los años, los demás practicantes y yo habíamos trabajado como un solo cuerpo con la policía, la procuraduría, los tribunales, el campo de trabajo y el centro de lavado de cerebro, tratando de rescatarlo. Después de volver a casa, seguía quejándose de mí igual que antes, y nunca salió de su boca ni una sola palabra de gratitud.

Hace más de diez años, mi sobrina, cuyo ojo celestial estaba abierto, me dijo que había visto que yo era un viejo hombre de negocios en una de mis vidas anteriores, y que mi marido era un pequeño empresario en esa vida. Al parecer, yo le había estafado en todo, y él vino a cobrarse la deuda en esta vida. De repente me di cuenta de que su odio hacia mí y mi familia era tan profundo como el mar, y que yo no podía resolver un corazón tan desequilibrado.

Un practicante dijo que en el fondo carecía del conocimiento del Fa, y que por eso me resultaba difícil compararme con los estándares del Fa. Sentí que eran cosas como el yeli creado vida tras vida y las nociones, las que me separaban del Fa.

Hace dos años, mi marido se sintió mal de repente. Siempre tenía sed y estaba cansado después de dormir. Unos días después, pidió permiso para descansar en casa. Al segundo día, estaba demasiado débil para levantarse. En mitad de la noche, me llamaba cada diez minutos más o menos. Le limpiaba los brazos con una toalla húmeda, diciéndole que así se sentiría mejor.

Al ver su impotencia, de repente me di cuenta de que su vida corría peligro. En nuestra zona, unos cuantos practicantes habían fallecido durante las tribulaciones del yeli de enfermedad. Pensando en el peligro al que se enfrentaba, de repente sentí que sería muy triste que su vida acabara así. Ante la vida y la muerte, nuestros conflictos anteriores parecían carecer de importancia.

No pude contener las lágrimas. Recordando los conflictos que habíamos tenido durante los últimos veinte años, en el fondo pensaba en Shifu: Shifu, tu discípula no lo hizo bien. Deseaba haberlo hecho bien y poder seguir siempre el Fa, pues le habría podido guiar para que no se dejara arrastrar por las viejas fuerzas y se sumiera siempre en el resentimiento. Así las viejas fuerzas no podrían aprovecharse de él para obligarle a marcharse antes de tiempo. Shifu, por favor, dale a tu discípulo la oportunidad de hacerlo mejor esta vez. En el fondo, lloré y supliqué varias veces la ayuda de Shifu.

Cuando llegó la hora de hacer los ejercicios por la mañana, dejó de llamarme. Pensé que estaba dormido, pero luego descubrí que estaba inconsciente, respirando con dificultad. Le hablé, pero no respondía. Lo llevé al hospital para que le atendieran de urgencia. Los resultados de los exámenes mostraron que tenía síntomas potencialmente mortales de cetoacidosis y un nivel de azúcar en sangre extremadamente alto. Sin embargo, su corazón, riñones y otros órganos estaban bien. Sabía que Shifu lo había salvado.

Entonces empecé a recitar Zhuan Falun. Intenté poner el corazón en la lectura y utilizar el Fa para medirme. Poco a poco aprendí a mirar hacia dentro en determinadas situaciones.

Un día, cuando me encontré con el pasaje en Zhuan Falun:

“…por ejemplo, entre la gente común, cuando alguien te insulta no pronuncias ni una palabra y te sientes completamente apacible, o cuando alguien te da un puñetazo tampoco dices nada y, con una sonrisa, simplemente lo dejas pasar…” (Primera lección, Zhuan Falun).

Me sentí un poco avergonzada, ya que ni siquiera podía hacer esto. La distancia que me separaba de los requisitos del Fa era muy grande. ¿Cómo podría alcanzar este estado? Sentía que esto era muy difícil de lograr.

Cuando pensé en lo que dijo Shifu en el vídeo de la Conferencia a los practicantes australianos, me di cuenta de que mi «ego» era demasiado fuerte. Llevo más de 20 años casada con mi marido, y los conflictos entre nosotros siempre fueron así. Sin embargo, me limitaba a proteger mi ego, no lo soltaba y tampoco soportaba que lo tocaran. ¿Cómo podría lograr no dejarme tentar por el conflicto? Sabía que tenía que prestar atención a limpiar este falso yo egoísta.

Un día, mi marido me dijo que estaba siendo injusta con él en lo referente al dinero. Eran cerca de las 6:00 de la tarde y yo estaba lista para enviar pensamientos rectos. Mientras estaba allí sentada, me vino el pensamiento: «¿Por qué sigue siendo tan calculador?».

Entonces pensé inmediatamente en mirar hacia dentro: «¿soy yo también así en términos de interés propio?». Al observarme, realmente tenía este problema. Le daba mucha importancia a mi propio interés.

Cuando terminé de enviar pensamientos rectos, mi marido me dijo que sentía que había desaparecido un gran obstáculo entre nosotros. ¡Es tan poderoso mirar hacia adentro!

Con los cambios en mis nociones, y después de mirar hacia dentro unas cuantas veces, mi estado de ánimo ante los conflictos cambió poco a poco. Mi resentimiento y mi mentalidad competitiva disminuyeron.

Una compañera de clase de otra ciudad, que también es practicante, me llamó un día y me contó las diversas formas en que su suegro la había maltratado. Después de colgar el teléfono supe que no se había desprendido de su resentimiento. Pero, ¿por qué se quejaba conmigo? ¿Tenía yo también ese problema?

Al mirar hacia dentro, parecía que mi resentimiento hacia mi marido se había desvanecido. Sin embargo, seguía queriendo hablar con otros practicantes sobre su comportamiento. Entonces, ¿no seguía dándole importancia? En ese momento, el Fa de Shifu apareció en mi mente. En ese momento, mi corazón se llenó de calidez y bondad, y perdoné en mi corazón a todos aquellos que creía que me habían hecho daño. A partir de entonces, dejé de hablar de los defectos de mi marido delante de otros practicantes.

Shifu ha hablado repetidamente de negar a las viejas fuerzas. También me dí cuenta de ello a través de los conflictos y enredos con mi marido a lo largo de los años. Las viejas fuerzas se habían aprovechado de los agravios históricos entre nosotros para fortalecer su resentimiento, y atraparnos en conflictos y destruirle, y arrastrarme a mí al mismo tiempo. Así que mientras me cultivaba para tener el corazón impasible y soltar mi resentimiento, también necesitaba enviar pensamientos rectos para limpiar los factores que se entrometían entre nosotros. A menudo le recordaba a mi marido que eliminara su resentimiento y su apego al interés propio, y que no se dejara aprovechar por las viejas fuerzas.

Mi marido también se dio cuenta de su problema y empezó a mirar hacia dentro. Entonces fortaleció el envío de pensamientos rectos para poder eliminar esos apegos.

Dejando ir mi apego a la lujuria

Desde niña me encantaba ver series de televisión, sobre todo románticas. Concedía gran importancia a la relación entre hombres y mujeres, que acabo formando un concepto pervertido. Consideraba que conocer a una pareja cariñosa era el mayor objetivo de mi vida. Aunque nunca tuve novio en la vida real, a menudo fantaseaba con que alguien fuera considerado conmigo, y en mi mente se acumulaban muchas sustancias eróticas.

Me sentí perdida después de casarme con mi marido, porque no cumplía con mis exigencias en muchos aspectos. Los interminables conflictos destrozaron mi fantasía de un matrimonio feliz. La incomprensión de mi marido me hizo desear más la opinión de otras personas.

Me gustaba llevar ropa bonita, me gustaba que los demás elogiaran mi buen aspecto y siempre estaba dispuesta a ver películas y series de televisión con protagonistas guapos. Me gustaban las estrellas masculinas y femeninas guapas, y no podía evitar escuchar los chismes sobre sus vidas amorosas. En mi mente se habían acumulado muchos conceptos y yeli, que daban mucho valor a las apariencias.

Hace unos años vino a nuestra oficina un joven. Era entusiasta y guapo. Desarrollé pensamientos lujuriosos que no supe eliminar. El jefe nos asignó muchas tareas para trabajar juntos. Acabamos estando juntos día y noche. No sabía cómo eliminar este apego. En cambio, lo alimentaba crecer cada vez más. En cierto momento, sentí que mi mente giraba en torno a esta situación, sola y exclusivamente. Pero como no hacía nada inapropiado, no me daba cuenta de que estaba atrapada en una tribulación.

Un día, algunos practicantes salimos a aclarar los hechos a la gente. Cuando me detuvieron y me esposaron, me di cuenta de repente de que se aprovecharon de mi apego. Aunque comprendí que este problema podía llevarme fácilmente a la cárcel, no acertaba a corregirlo. No sabía cómo hacerlo. Me retuvieron ilegalmente más de 50 días en la estación de policía y en el centro de detención, antes de ser puesta en libertad. Esto me hizo aprender una lección muy profunda.

Sólo al sentir la persecución me sentí impulsada a prestar más atención y eliminar este apego. En aquel momento, le dije a una practicante que deberíamos dedicar una hora a enviar pensamientos rectos para eliminar este apego. Resulta que los pensamientos lujuriosos son los pensamientos de la gente que se engaña. Nuestra naturaleza no tiene tales cosas. La naturaleza de los seres humanos es volver a la naturaleza original. La idea de querer encontrar un marido perfecto, definitivamente no es la correcta. Por lo tanto, envié pensamientos rectos y presté atención a rechazar la idea de valorar el amor entre hombres y mujeres y perseguir un matrimonio feliz.

Un día, una de las enseñanzas de Shifu apareció de repente en mi mente:

“… deberías rechazar especialmente esos pensamientos. Estos te están dañando, te están pidiendo que hagas cosas que no son humanas, y te están arrastrando hacia el infierno. Sin embargo, la gente con mentalidades torcidas todavía cree que esto es parte de ellos mismos. Tan pronto como ese pensamiento surge, diciéndote que te gusta la gente del mismo sexo, debes recordar que no eres tú y que está aquí para dañarte nuevamente …” (Exponiendo el Fa en el Fahui del Oeste de los Estados Unidos).

Tan pronto como me di cuenta de que la lujuria es algo que nos perjudica, me quedé impactada. Shifu lo ha explicado con tanta claridad, ¿por qué seguía confundiéndome a menudo? Sobre todo porque ha sido una búsqueda durante la mayor parte de mi vida. Varias practicantes de mi entorno también han estado preocupadas por esto durante mucho tiempo.

Ahora me doy cuenta de que cuando alguien del sexo opuesto es amable conmigo, siento mi corazón cálido, pero este sentimiento me conduce a engañarme. Este sentimiento es falso, ya que es el sentimiento de la lujuria, no nuestro verdadero yo, que es lo que debemos cultivar. Este sentimiento de lujuria es como la miel mezclada con veneno que te sabe dulce, pero que sumido en la ignorancia, puede envenenarte hasta la muerte. También comprendí que lo que sienten y expresan muchas personas son los sentimientos del falso yo. Son trampas para tentarnos, ¡y debemos tener muchísimo cuidado!

Durante todo el día, mientras leía el artículo «Despierta con un sobresalto», ¡sentí que los buenos pensamientos fluían en mi corazón como una corriente cálida, lavando todos los pensamientos lujuriosos, egoístas y de distracción que habían surgido en mi corazón durante los últimos días! Alguien como yo, que ha practicado durante más de unas décadas, siente que acababa de empezar. Así que, en lo particular, quiero avanzar un poco más rápida en el camino para ayudar a Shifu en la rectificación del Fa, y alcanzar lo que dijo Shifu (Despierta con un sobresalto): «... pueden llegar a estar con misericordia ante cualquiera, y tienen el corazón de amor ante cualquiera ...» lo antes posible.