(Minghui.org) Tengo más de 60 años y practico Falun Dafa desde 1998. Me gustaría compartir algunas historias de los acontecimientos milagrosos que presencié mientras aclaraba la verdad a los seres conscientes.

Los folletos informativos se convierten en ejotes y arroz

Poco después de que comenzara la persecución, me encontré con una practicante bajo un puente y me dio una bolsa con 2000 folletos de Falun Dafa. Mientras iba en mi bicicleta a casa con la bolsa, un vehículo policial se detuvo frente a mí. Seis policías bajaron, y uno de ellos me agarró la bicicleta y me preguntó qué había dentro.

Respondí: "La bolsa contiene ejotes y arroz que acabo de comprar para mi cuñada”. Un policía la abrió para echar un vistazo y comentó: "Es mucha comida". ¡De hecho, vieron ejotes y arroz en la bolsa! Les dije, "la gente está viendo a seis policías haciéndole pasar un mal rato a una mujer", entonces, un policía me indicó que me fuera a casa, donde me estarían esperando para hablar conmigo.

Después de verlos alejarse, volví a mi bicicleta para volver a casa. Mientras iba en bicicleta, vi un montón de tallos de maíz al borde de la carretera y escondí la bolsa debajo. Al llegar a casa, los policías ya estaban esperando. Uno de ellos dijo: “Veo que le entregaste los ejotes verdes y el arroz a tu cuñada. Solo estamos aquí para ver cómo estás, no es para tanto”.

En cuanto se fueron, me arrodillé frente a la foto de Shifu para agradecerle su protección. Ese día en particular, la policía pretendía arrestar a practicantes con material informativo de Falun Dafa. Todavía tiemblo pensando en qué me habría pasado si Shifu no hubiera cambiado lo que vieron en la bolsa.

Todos los coches se detienen mientras recojo folletos de Falun Dafa

Fui a un mercado matutino a repartir folletos y DVD de Falun Dafa. Un anciano estaba sentado frente a su puerta, encendiendo una fogata. Me acerqué y le di un folleto. Tomó un hacha y me atacó. Un transeúnte lo detuvo, pero antes de que pudiera irme, me agarró la bolsa y la tiró a una avenida muy transitada. Los DVD y los folletos quedaron tirados en el suelo. Corrí hacia el centro de la avenida para recogerlos. Después de meterlos todos en la bolsa, me levanté y me di la vuelta, y lo que vi me hizo llorar.

Todos los coches detrás de mí se habían detenido esperando a que recogiera los folletos, y ni uno solo tocó la bocina. Con lágrimas en los ojos, entregué los folletos y los DVD a todos los conductores, y todos los aceptaron. Luego continué hacia el otro lado del mercado para repartir los materiales, y la gente los aceptó con gusto.

Accidente en un pueblo en las montañas

Una noche salí con mi hija a repartir ejemplares de los "Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista". Fuimos a una aldea en las montañas. Los caminos estaban llenos de baches y había muchas escaleras de piedra. Tenía que poner mucho cuidado con cada paso para no tropezar y caer. Caminamos despacio para entregar un ejemplar en cada hogar.

Aun así, tropecé y caí. Al impactar contra el suelo, oí un chasquido en la pierna. No podía levantarme y pensé: “No he terminado de repartir todos los folletos, ¿qué hago ahora?”.

Mis pensamientos rectos surgieron: “Aunque tuviera que arrastrarme, terminaré de repartir todos los folletos para esclarecer la verdad a la gente”. Intenté levantarme de nuevo y logré incorporarme. En ese momento, mi hija regresó a buscarme, diciendo que estaba preocupada porque no la alcancé.

Distribuimos todos los ejemplares y nos fuimos a casa. Miré mi pierna y solo vi marcas rojas. Agradecí a Shifu por su protección.

Llegué hasta aquí en mi cultivación gracias a la protección y las enseñanzas de Shifu. Progresaré con diligencia para poder regresar a casa con Shifu algún día.