(Minghui.org) En la madrugada del 28 de diciembre de 2008, mi hijo Xinsheng, de 16 años, me despertó diciendo: "¡Mamá, mira, estoy vomitando sangre!". Era un chico activo, sano y alegre que rara vez se enfermaba.
Mi mente se quedó en blanco al ver tanta sangre roja brillante. No sabía qué hacer. Presa del pánico, llamé a mi cuñada y a su esposo. Nos instaron a llevarlo al hospital de inmediato. Mi hijo estaba asustado; nunca antes había estado en un hospital.
Corrimos al hospital, con Xinsheng vomitando sangre todo el camino. El médico le realizó una tomografía computarizada urgente y nos dijo que la condición de mi hijo era demasiado grave para que pudieran atenderlo. Nos aconsejó buscar tratamiento en un hospital más grande.
Desesperada, llevé a Xinsheng a una gran ciudad. Visitamos varios hospitales de renombre y todos los médicos dijeron que su estado era crítico, pero no pudieron determinar con exactitud la enfermedad. Tras visitar seis hospitales y someterse a innumerables pruebas médicas, todos los especialistas coincidieron en que para mi hijo no había tratamiento.
Sin más opciones, regresamos a casa. Sin embargo, como practicante de Falun Dafa, sabía que solo Shifu, el fundador de Falun Dafa, podía salvar a mi hijo. Aunque era la única practicante de Falun Dafa en mi familia, Shifu dijo en Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia: "¿No les he dicho que cuando una persona practica, toda la familia se beneficia?".
Le dije a mi hijo: "Recita 'Falun Dafa es bueno' y Shifu te salvará". A partir de ese día, recitamos las frases "Falun Dafa es bueno" y "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" todos los días.
Poco a poco, Xinsheng dejó de vomitar sangre y recuperó las fuerzas. Toda mi familia presenció el milagro de Falun Dafa al salvar a mi hijo y expresaron con frecuencia su gratitud a Shifu.
Tres años después, los tíos de Xinsheng acudieron a uno de los hospitales a los que lo habíamos llevado para recibir tratamiento. Un médico los reconoció y les preguntó amablemente: "¿Cómo está el niño?". Esperaba que dijeran que Xinsheng había fallecido.
"Está muy bien ahora", respondieron. "Se ha recuperado por completo y está aún más fuerte que antes".
El médico expresó incredulidad: "¿De verdad? ¡Increíble! ¡Es un verdadero milagro!".
Ahora, a los 32 años, Xinsheng está felizmente casado y tiene un hijo. Toda su familia recita con frecuencia las frases: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Estamos eternamente agradecidos por las bendiciones que ha recibido.
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