(Minghui.org) Mi esposo tiene tres hermanas y un hermano, y viven en la misma ciudad que sus ancianos padres, mientras que nosotros vivimos en otra ciudad. En marzo de 1999, tuve la suerte de comenzar a practicar Falun Dafa, lo cual me trajo una inmensa alegría. Ese año me jubilé. Como practicante, sentí que era mi responsabilidad cuidar de mi suegra, quien llevaba varios años paralizada. Mi suegro era su principal cuidador, pero como ya tenía más de 80 años, su capacidad para cuidarla era limitada.
Mi suegra tenía un apetito voraz y pesaba casi 90 kilos, mientras que yo era pequeña y débil. Darle la vuelta me resultaba bastante difícil, y a veces mi suegro tenía que ayudarme. Tenía cuatro ulceras graves, tan profundas que se veía el hueso. Yo limpiaba las ulceras a diario y les aplicaba medicamentos para ayudar a cicatrizar las heridas. La casa estaba impregnada de un olor fuerte, lo que hacía que sus hijas se resistieran a quedarse; la visitaban brevemente, pero se marchaban enseguida porque no soportaban el olor.
Con mis cuidados, las ulceras de mi suegra se redujeron gradualmente y acabaron curándose. Le explique que necesitaba hacer algunas diligencias, además de practicar los ejercicios y enviar pensamientos rectos todos los días, y ella estuvo de acuerdo.
Llevé un registro minucioso de todos los gastos y se los enseñé a mi suegra. Me dijo que no era necesario, pero le expliqué que sentía que debía hacerlo porque la casa no era mía.
Los hermanos de mi esposo reconocieron mi contribución al cuidado de sus padres ancianos. Mi suegra nos prometió que la casa nos quedaría a mi esposo y a mí, pero no se puso nada por escrito.
Tras el fallecimiento de mi suegra y mi suegro, los hermanos de mi esposo nunca mencionaron esa promesa. En cambio, nos presionaron con vehemencia para que compráramos la casa a su valor real. Mantuve la calma. Reunimos dinero de diversas fuentes y compramos la casa. Si no hubiera practicado Falun Dafa, habría luchado por mis derechos. Sin embargo, Dafa me ayudó a liberarme de los apegos a la fama, la riqueza y los deseos materiales. Naces sin nada y no te llevas nada al morir. Solo el Fa es verdaderamente valioso.
En otoño de 2022, me arrestaron ilegalmente cuando otro practicante y yo distribuíamos calendarios con información sobre Falun Dafa. Tras un año de detención, finalmente regresé a casa. Sin embargo, mis suegros me guardaban rencor, e incluso mi hijo y mi nuera, que rara vez me visitaban, se mostraron hostiles. Mi esposo perdió mucho peso y parecía enfermo. La situación era abrumadora y me costó adaptarme. Sentí como si todos los conflictos de mi vida salieran a la luz de repente.
En el fondo, sabía que, si estudiaba el Fa con diligencia, podría superar cualquier dificultad. Comencé a leer Zhuan Falun y a compartir mis experiencias de cultivación con otros practicantes, y adquirí una comprensión más profunda de mis apegos y nociones. Sin importar cuán difíciles se pusieran las cosas, me mantuve firme, siguiendo los estándares del Fa y negándome a dejarme llevar por las tribulaciones.
Con el tiempo, mis suegros volvieron a visitarme. Eran amables y parecían un poco avergonzados. Mi hijo y mi nuera también cambiaron de actitud. Poco a poco, se restableció la armonía en mi familia.
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