(Minghui.org) Nunca olvidaré el Día Mundial de Falun Dafa que celebré mientras estaba en un centro de detención hace 10 años. Doblé mi colcha en un cuadrado, la coloqué debajo de la cámara de la celda y la utilicé como mesa. Hice dos flores de loto con papel de embalar de colores que tenía guardado. Mientras las internas miraban, me incliné ante Shifu y le deseé feliz cumpleaños. Me gustaría contarles algunas de mis experiencias.
Tratando a mis perseguidores con bondad
Cuando me detuvieron de camino al trabajo hace 10 años, grité: «La policía está deteniendo a gente buena. ¡Falun Dafa es bueno! Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno». Mi primer pensamiento fue pedir a Shifu que me fortaleciera para poder tener compasión por mis perseguidores.
La policía se llevó las llaves de mi casa, mi tarjeta de identidad y los DVD de aclaración de la verdad de mi bolso. Me llevaron a la estación de policía y me ataron a una silla de hierro. Se turnaron para interrogarme. Les pedí sus nombres y documentos de identidad. Cuando me interrogó un policía de alto rango, me enseñó su identificación. Les dije que les diría mi nombre si me quitaban las esposas. El impasse duró más de dos horas. Cuando por fin me quitaron las esposas, levanté las manos hacia la cámara para mostrar las cicatrices a quien estuviera mirando.
Conté a la policía cómo me había beneficiado la práctica de Falun Dafa. Al mismo tiempo, envié pensamientos rectos. Dije que, como practicaba Falun Dafa, anteponía los intereses de los demás a los míos, incluidos los de quienes me habían hecho daño. Les conté cómo otros practicantes se recuperaron de sus enfermedades terminales y cómo mejoraron su moral. Les recordé que las buenas personas son recompensadas.
No hablo con fluidez, pero sabía que Shifu me fortalecía y me daba sabiduría. Después de interrogarme durante 10 horas, el policía me trajo comida y un vaso de agua caliente. Se marchó a las nueve de la noche. Me di cuenta de que, con la ayuda de Shifu, mis pensamientos rectos disolvieron los factores malignos que lo manipulaban.
Ayudando a una reclusa sorda
Recitaba el Fa, enviaba pensamientos rectos y practicaba los ejercicios todos los días en el centro de detención. Un hombre me gritó y amenazó en el pasillo, pero le ignoré. Siempre que tenía ocasión, les aclaraba la verdad a las internas. Me retuvieron en dos celdas y convencí a unas 10 personas para que renunciaran al PCCh. Limpiaba la celda todos los días y ayudaba a las reclusas.
Una interna era sorda. Un día parecía triste, pero las demás la ignoraban. Yo no sabía cómo comunicarme con ella. Cuando supe que sabía escribir, le escribí una nota y le pregunté qué le pasaba. Me dijo que llevaba mucho tiempo con dolor de estómago. Le escribí: Recita «Falun Dafa es bueno y Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno» y le expliqué por qué millones de chinos ya se habían retirado del PCCh. Ella accedió a renunciar al PCCh y escribió que recitaría «Falun Dafa es bueno y Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno». Al día siguiente dijo que su dolor de estómago había desaparecido y que estaba muy agradecida a Shifu y a Falun Dafa.
Cuando le aclaré la verdad a las internas, una de ellas no la aceptó. Otra reclusa nos contó una historia. Su marido era marinero y hubo un tifón terrible. Todos los marineros recitaron: «Falun Dafa es bueno y Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno», y estuvieron a salvo. Aquella reclusa aceptó entonces la verdad y accedió a renunciar al PCCh.
Algunas internas fueron muy amables. Querían darme ropa, comida, champú, pañuelos, etc. No era fácil conseguir estas cosas en un entorno tan duro, pero me negué educadamente y les agradecí su amabilidad.
Las reclusas tomaban cuatro o cinco bollos en cada comida, pero desechaban la mayoría como represalia hacia el centro de detención. Me instaron a hacerlo. Como practicante, debía seguir los principios de Falun Dafa y no debía desperdiciar comida, aunque me maltrataran y persiguieran en el centro de detención. Sólo tomaba un bollo en cada comida. Pedí a las reclusas que no desperdiciaran comida porque no era bueno hacerlo.
Una noche, mientras practicaba los ejercicios, una guardia charlaba con una reclusa y le dijo: «Mírala. Practica los ejercicios y no se pone enferma».
Shifu me dio sabiduría
El televisor de la celda a menudo reproducía dramas, pero yo no los veía. Me recordaba que mi mente solo debía estar llena de Dafa, no de cosas cotidianas que diluirían el Fa en mi mente y desgastarían mi voluntad de cultivarme. Dafa es mi vida, mi raíz, así que evité escuchar o mirar cosas que interesaban a la gente común.
Quería escribir una queja sobre el secuestro al que me habían sometido los policías para evitar que cometieran delitos contra los practicantes de Falun Dafa. Sentía que esto era tener compasión por ellos. Pedí un papel y un bolígrafo, que me dieron varios días después. El propósito de mi denuncia era aclarar la verdad a los guardias del campo de trabajo y a la policía. Cuando me preparaba para escribir la denuncia, vi un libro sobre derecho penal en la celda y encontré casos similares y legislación relacionada. También recordé lo que me enseñaron sobre el derecho chino en la escuela. En mi carta expuse los hechos de cómo fui secuestrada y qué leyes violó la policía. Pedí a Shifu que me diera sabiduría.
También escribí cómo me recuperé de mis enfermedades y me convertí en una persona sana y feliz después de practicar Falun Dafa y cómo ayudé a los demás y tomé el interés personal a la ligera.
Buscando las brechas en mi cultivación
Me preguntaba qué apegos o brechas tenía que hacían que me detuvieran y persiguieran, así que miré en mi interior.
La policía del pueblo natal de una reclusa vino a interrogarla. Yo estaba asustada y preocupada por si me perseguían de nuevo. Mi miedo duró dos horas, pero me pareció eterno. Finalmente recordé el Fa de Shifu, que me ayudó a dejar a un lado el miedo.
Shifu dijo:
El cuerpo yace en prisión –no se aflijan, no estén tristes
Con pensamientos rectos y acciones rectas, el Fa está presente
Reflexionen calmadamente acerca de cuántos apegos tienen
En cuanto se deshagan de la mentalidad humana, el mal naturalmente desaparecerá
(No estén tristes, Hong Yin (II))
Un día, mientras recitaba el artículo de Shifu «Grado de conciencia» de Escrituras esenciales para mayor avance, me di cuenta de que tenía envidia, que pensaba que no la tenía.
Recordé que ayudé mucho a una practicante y le proporcioné un buen entorno de cultivación. Dediqué mucho tiempo, energía y dinero, pero ella seguía sin cultivarse con diligencia. Cuando le hablé con dureza, me di cuenta de que era arrogante y egocéntrica. Leyendo el Fa me di cuenta de que tenía envidia, de la que necesitaba deshacerme. Le di las gracias a Shifu por haberme ayudado a comprenderlo.
Me pusieron en libertad al cabo de 37 días. Un policía me recordó que me llevara la declaración por la que me absolvían, ya que podría serme útil en el futuro.
Mi hija quería vender su piso y utilizar el dinero para rescatarme. La policía le dijo que aunque gastara 200.000 yuanes (27.503 dólares), no bastarían para liberarme. Pero fui absuelta sin gastar un céntimo.
Creía que la policía habría registrado mi casa y se lo había llevado todo. Gracias a la protección de Shifu, no se llevaron nada.
Shifu lo hace todo por nosotros. Sé que mientras crea firmemente en Shifu y en el Fa, la persecución se disolverá.
Los artículos en los que los cultivadores comparten sus entendimientos generalmente reflejan la percepción de un individuo en un momento determinado en función de su estado de cultivación, y se ofrecen con el espíritu de permitir la elevación mutua.
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