(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 2016. Fue un acontecimiento importante en mi vida porque gradualmente me despedí de las preocupaciones de la gente común y comencé a cultivar mi verdadera naturaleza de benevolente.
Persiguiendo una vida feliz de persona común
Cuando era una persona común, le daba mucha importancia a los vínculos de parentesco y anhelaba el afecto familiar, el amor puro y las amistades de confianza. Por aquel entonces, tenía las cosas más bonitas y preciosas del mundo: el cariño de mis padres, las atenciones de mi esposo, la ternura de mis hijos y el cuidado de mis hermanos y amigos. Todos nos consideraban una familia afortunada y feliz.
Pensaba que podría vivir feliz así para siempre. Sin embargo, la felicidad es como una flor, hermosa pero efímera.
La muerte de mi padre
Mi padre siempre fue muy trabajador y se brindó desinteresadamente a toda la familia. Éramos una familia muy armoniosa y feliz. Como yo era la más pequeña, mi padre me quería aún más. Tenía una profunda relación de dependencia con él.
En 2005 le diagnosticaron cáncer y el médico le recomendó un tratamiento moderado. Tras un ciclo completo de radioterapia, el tumor se redujo considerablemente.
Cuando fui a buscar los resultados del examen de seguimiento, me enteré de que el tumor había vuelto a crecer, lo que indicaba que la radioterapia había sido ineficaz. Fue como si me hubiera caído un rayo encima. La desesperación, el miedo, la tristeza, la impotencia y todo tipo de emociones complicadas se apoderaron de mí. Se me rompió el corazón. Lloré en silencio durante mucho tiempo.
Volví a casa después de calmarme. Nuestra familia estaba de acuerdo en que a nuestro padre no le quedaba mucho tiempo, así que se lo ocultamos. Lo único que queríamos era que viviera el poco tiempo de su vida en paz.
Buscamos tratamiento tanto en la medicina tradicional china como en la occidental y utilizamos varios remedios caseros. Lo intentamos de todas las maneras posibles. Pero al final no pudimos salvarle la vida. Falleció a los pocos meses. Me sentí impotente.
El fallecimiento de mi padre me hizo pensar de golpe: ¿por qué la ciencia que admiramos no consigue resolver tantos problemas? Incluso con todos los avances en los tratamientos médicos de hoy en día, sigue siendo tan impotente. En los tiempos de bonanza, la gente se muestra orgullosa e intrépida, como si pudiera controlarlo todo. Pero, ¿qué puede hacer la gente en el momento en que de repente le arrebatan la vida? Resulta que la vida es tan frágil e insignificante; el destino no está en nuestras manos.
Testigos de las maravillas de Dafa
La señora Wu, una amiga, tiene a su madre que practica Falun Dafa (también llamado Falun Gong) desde hace varios años. Nos contó a mi esposo y a mí la verdad sobre Falun Dafa y nos entregó folletos y CD de aclaración de la verdad. Con el cerebro lavado por la propaganda del Partido, no dijimos nada por cortesía, sino que teníamos en mente el prejuicio y la desaprobación. Tampoco nos molestamos en escuchar los CDs y perdimos la oportunidad de empezar a cultivarnos en Dafa antes de tiempo.
A la Sra. Wu le diagnosticaron cáncer de duodeno y se sometió a una cirugía de disección intestinal. Poco después le diagnosticaron cáncer de cuello de útero. Sufría hemorragias continuas, estaba extremadamente débil y demacrada, y no era apta para la cirugía. Mientras tanto, los efectos secundarios de la quimioterapia eran demasiado graves para ella. Se vio obligada a interrumpir el tratamiento y su vida pendía de un hilo. Estaba condenada a muerte sin esperanza de sobrevivir. Una vez más, nos lamentamos de que la vida sea tan frágil.
Luego de un tiempo, me encontré con la Sra. Wu en la calle. Me llamó por mi nombre y, cuando levanté la vista, no podía creer lo que veían mis ojos. Había estado gravemente enfermay parecía un esqueleto. Ahora tenía la piel delicada y las mejillas rosadas, el pelo negro y brillante. Parecía enérgica y radiante, más sana y bella que nunca.
Le pregunté cómo se había recuperado. Me dijo que se había recuperado gracias a la práctica de Falun Dafa. Suspiré: «Realmente hay milagros en este mundo. Es increíble que enfermedades que no se pueden curar en los hospitales se hayan curado practicando Falun Dafa. Fuimos testigos de los milagros de Dafa con nuestros propios ojos».
Una pequeña flor floreció en mi casa
Shifu arregló una y otra vez las oportunidades para que obtuviéramos el Fa. Entonces tomé la decisión más importante de mi vida y comencé firmemente la cultivación en Dafa.
Aunque sabía que Dafa era bueno, todavía tenía miedo de la persecución y solo quería concentrarme en estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Sin embargo, mis compañeros practicantes me pidieron repetidamente que asumiera más responsabilidades, como descargar e imprimir las publicaciones periódicas de Minghui y los folletos de aclaración de la verdad, distribuir tarjetas de saludos y subir las listas de las personas que renunciaron al Partido Comunista Chino (PCCh). No podía negarme, así que acepté de mala gana. Gracias al empuje y el ánimo de mis compañeros, una pequeña flor floreció en mi casa.
Al principio, me vinieron a la cabeza varios pensamientos humanos. Sentía que mis compañeros practicantes, no conocían mi situación. Estaba muy ocupada y tenía muchas tareas domésticas. Mi madre no se preocupaba por mí. No me ayudaba a cocinar, tampoco con las tareas domésticas. Me sentía agredida y resentida. Los folletos que imprimía a veces tenían páginas o colores equivocados o que faltaban, por lo que desperdiciaba muchos recursos.
A medida que estudiaba más el Fa, empecé a sentirme orgullosa de ser practicante de Dafa. Me di cuenta de que tenía suerte de poder hacer el trabajo de Dafa, que tenía que salvar a la gente. Esto era extremadamente sagrado y obtendría mucha virtud. Me esforzaba al máximo y cooperaba incondicionalmente con otros practicantes para aclarar la verdad. Eliminé muchos apegos humanos. Con un corazón puro, los materiales de esclarecimiento de la verdad que imprimí se volvieron más prolijos. Con la bendición de Shifu, fui capaz de hacer mi trabajo incluso cuando el bloqueo de Internet era más severo.
El ejemplo más impresionante fue cuando un compañero me trajo una lista de más de 100 personas que habían renunciado al PCCh y me pidió que la subiera. Tuve que subirla en cuatro o cinco tandas debido a la duplicación de algunos nombres. Pero no podía conectarme a Internet y no era posible entrar en la interfaz. Mi corazón estaba decidido a que tenía que conectarme: esto era para salvar a la gente. Era lo más recto y significativo. Era lo que Shifu había pedido. Nadie podía impedirlo.
Copié la lista, pulsé «Confirmar» y envié pensamientos rectos. Al cabo de un rato, apareció la contraseña. Me emocioné muchísimo. Repetí esta operación cuatro o cinco veces y subí las listas a tiempo. Hacíamos esto casi todos los días.
Aclarando la verdad a la gente
Algunos practicantes de mi entorno son especialmente buenos aclarando la verdad. Salen a ayudar a salvar a la gente casi todos los días, llueva o brille el sol. Sin embargo, algunos practicantes tienen miedo y no se atreven a aclarar la verdad cara a cara. Otros practicantes esperan siempre que la rectificación del Fa termine antes y se preguntan por qué el Shifu sigue extendiendo el tiempo del fin. Como practicantes de Falun Dafa, ¡deberíamos sentirnos avergonzados y apenados!
Con la bendición de Shifu, gradualmente fui superando a mi yo (o mi ego). Entonces, pude salir casi todos los días para aclarar la verdad. Salvé a la gente con un corazón compasivo. Más seres conscientes comprendieron y aprendieron la verdad. Sentí el honor y el inmenso agrado de ver su gratitud y alegría después de ser salvados.
Por supuesto, hay algunos que no lo entienden. Sea cual sea la situación, intento por todos los medios no caer en la trampa y seguir siendo amable. Al fin y al cabo, también son vidas desafortunadas a las que el malvado Partido les ha lavado el cerebro, adoctrinado y engañado. Debemos hacerles sentir nuestra compasión y dejarles la esperanza de la salvación.
Mirar hacia dentro para elevar el propio xinxing
Cuando me relaciono con amigos o gente común, me observo y me exijo mucho a mí misma. Sin embargo, surgen todo tipo de emociones cuando estoy con mi madre o con otros practicantes.
A mi madre no le gusta hacer las compras, cocinar o limpiar. Así que me quejo internamente: «Otras madres son atentas y consideradas, pero mi madre no se preocupa por mí, por muy ocupada o cansada que esté. Las madres de los demás trabajan primero y disfrutan de la vida después, pero mi madre me trata como a una sirvienta. Otras madres comen sobras, pero mi madre tiene que prepararse comida adicional; otras madres cocinan comida deliciosa, mi madre ni siquiera sabe cocinar papillas».
En cuanto a la cultivación, mi madre no sale a aclarar la verdad; no es capaz de enviar pensamientos rectos a tiempo, ni siquiera cuando se lo recuerdo. También es exigente con la comida. Todo esto me perturbaba. Sin embargo, poco a poco me di cuenta de que su comportamiento iba dirigido a mis propios apegos humanos. La relación con mi madre fue arreglada para exponer mi naturaleza humana profundamente oculta y egoísta, que necesitaba cultivar.
Eliminé conscientemente los elementos negativos de los que era consciente. Traté de hacer las tareas domésticas voluntariamente, comí las sobras y dejé de prestar atención a mi madre. Me limitaba a hacerle recordatorios amables y no me conmovía ni me enojaba, hiciera lo que hiciera. Pensaba que me había librado de mis apegos hasta que un mediodía llegué a casa después de aclarar la verdad. Vi que mi madre ponía sus alimentos favoritos en su plato y que en el mío ponía algunas sobras.
Me enojé, pero luego pensé: «¿Por qué no he logrado ningún progreso después de practicar durante tanto tiempo? ¡El apego a la comida también es algo de lo que deben deshacerse los practicantes!». Me contuve y no exploté, ¡pero la mirada que le dirigí a mi madre era fría, resentida y despiadada!
Me sorprendí cuando me di cuenta: «Practico Verdad- Benevolencia- Tolerancia, pero ¿dónde está mi bondad? ¿Dónde está mi paciencia? Después de todos mis años de cultivación, sigo mirando los defectos de los demás. Puedo usar los estándares del Fa para contenerme, ser amable y tolerante cuando trato con otras personas pero cuando se trata de mi madre, siempre pierdo el control por la menor cosa».
Pensé con calma y me di cuenta de que, siempre mantenía las apariencias con los demás, no había grandes conflictos de intereses. Por otro lado, llevo más de 20 años manteniendo a mi madre y enfrentándome a conflictos con ella día y noche. Hace tiempo que estoy resentida e insatisfecha con ella. Aunque intenté conscientemente eliminar mis apegos a la antipatía, el resentimiento y la arrogancia, todavía surgían de vez en cuando, indicando que mi cultivación era todavía superficial.
A través del estudio del Fa, finalmente comprendí lo que significa mirar verdaderamente hacia dentro. El comportamiento de los demás se dirige al propio corazón. Los conflictos evolucionan para ayudarnos a iluminarnos en el camino. Me he dado cuenta de esto en teoría, pero a veces sigo sin poder hacerlo bien. Sin embargo, me esforzaré por mirar conscientemente hacia dentro y mejorar mi carácter. ¡Eso es cultivación!
Tuve varias tribulaciones relacionadas con el ye de enfermedad desde que empecé mi cultivación. Siempre las he negado a la primera oportunidad: «Puedes restringir a la gente común, pero yo soy un practicante de Dafa. Tengo a Shifu y a Dafa para cuidar de mí. Asumiré las consecuencias de las cosas que deban ser. No quiero otra cosa».
Cuando la pandemia estaba en su peor momento, sentí algunos síntomas. Pero no me preocupé. Seguí haciendo lo que tenía que hacer, llevando a cabo las tres cosas como de costumbre. Al día siguiente me recuperé totalmente.
Lo más importante es que mi mentalidad y mi visión del mundo han cambiado radicalmente. He experimentado verdaderamente la tranquilidad que da soltar y mirar las cosas con ligereza. Muchas personas con las que entro en contacto sienten que es fácil estar conmigo y dicen que parezco amable.
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