(Minghui.org) Nací y crecí en Moscú, y he practicado Falun Dafa durante muchos años. La práctica me ayudó a superar las miserias de la vida: antes era un inconformista, pero ahora soy un ciudadano respetuoso de la ley. La transformación no fue fácil, pero pude tener éxito porque practico Falun Dafa.

Mis padres eran alcohólicos y discutían constantemente. Tuve problemas de aprendizaje y abandoné la escuela antes de terminar el séptimo grado. Nunca me quedaba en casa y prefería vagar por las calles. Cuando tenía 15 años, era alcohólico.

Pasaba la mayor parte del tiempo con otros jóvenes de mi edad, bebiendo y fumando. Lavábamos autos y, a veces, robábamos maíz y lo vendíamos para ganar dinero. Los jóvenes mayores que yo robaban alcohol y lo compartían conmigo. Me gustaba actuar como un gánster, aterrorizando a mis vecinos y me metía en peleas. Mi vida consistía en beber, causar problemas y pasar tiempo en la estación de policía. Muchos de mis amigos murieron de sobredosis o terminaron en prisión.

A medida que fui creciendo, me convertí en un fanático del fútbol y fui a otras ciudades a ver los partidos y, por supuesto, a beber y meterme en problemas. En una reunión de fanáticos del fútbol cuando tenía 25 años, probé narcóticos y rápidamente me volví adicto. Como estaba drogado, obtenía una gratificación extra al pelear y golpear a la gente. No me importaban las consecuencias y pensaba que podía dejar de consumir drogas cuando quisiera.

Intenté dejar las drogas durante seis años, pero fracasé repetidamente. Incluso fui a una clínica de rehabilitación de drogas, pero no ayudó. Esta situación continuó hasta que aprendí Falun Dafa.

En 2015, vi un video en línea sobre Falun Dafa y decidí probar. Toda la información que necesitaba estaba disponible en línea de forma gratuita. Después de leer Zhuan Falun, el libro principal de las enseñanzas de Falun Dafa, entendí por qué ocurren cosas buenas y malas, el propósito de la vida y la importancia de vivir según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

Pronto experimenté cambios positivos: dejé de beber y fumar en exceso. Seis meses después, sin la ayuda de profesionales en los centros de rehabilitación de drogas, dejé de consumir drogas.

Además de los cambios físicos, mi personalidad cambió para mejor y comencé a preocuparme por otras personas. Arreglé la relación con mi madre y me reconcilié con aquellos con quienes solía pelear. El deseo de hacer cosas malas dejó de ocupar mis pensamientos.

Durante todo el tiempo que he practicado Falun Dafa, nadie me pidió que donara dinero. La práctica es gratuita, pero sus efectos curativos y de bienestar son poderosos.

Si no hubiera practicado Falun Dafa, mi vida podría haber terminado mal, como la de algunos de mis familiares y amigos, porque nadie me mostró cómo vivir. Ahora tengo habilidades informáticas y puedo conversar fácilmente en inglés.

Mi experiencia demuestra que Falun Dafa beneficia a la sociedad, lo contrario de lo que afirma el Partido Comunista Chino (PCCh) en su propaganda que difama la práctica. El PCCh lanzó la persecución contra Falun Dafa en 1999 y, desde entonces, un número incalculable de practicantes en China han sido acosados, encarcelados, torturados y han muerto. La persecución nunca debería haber ocurrido y debería terminar.