(Minghui.org) Oí hablar de Falun Dafa por primera vez en 2007 mientras estaba en el ejército, y comencé a practicar Falun Dafa en 2008 después de terminar mi servicio. Probé diferentes prácticas de meditación durante tres años, y la meditación siempre formó parte de mi vida. Falun Dafa era muy diferente. Cuando empecé a practicar leí repetidamente el libro principal, Zhuan Falun. Falun Dafa no sólo es una práctica de alto nivel que respondía a todas mis preguntas sobre la vida, sino que también me atrajo profundamente como práctica de cultivación.

No era sólo una práctica física; era también una práctica que cultiva la mente o, en otras palabras, el corazón.

Han pasado muchos años desde que empecé a practicarlo y ha sido un camino muy gratificante. Aunque ha habido dificultades, cuando miro atrás, ahora me doy cuenta de que todo formaba parte de mi mejoramiento.

Hace poco recibí muchas sugerencias sobre cómo elevar mi xinxing, lo que me impulsó a mirar hacia dentro. Como practicantes, sabemos que debemos seguir un solo camino o práctica. He llegado a comprender que, a lo largo de la historia, independientemente de la práctica específica, sólo aquellos que se dedicaron de todo corazón a su cultivación fueron capaces de triunfar de verdad.

Otra idea que tuve es que el proceso de cultivación fortalece el corazón, haciéndolo tan fuerte como el acero. En inglés, esto se denomina «tempering». El acero se fabrica calentándolo primero en un fuego intenso y luego forjándolo con un martillo repetidamente hasta que alcanza la consistencia y la forma deseadas. Sólo después de completar este proceso puede formarse realmente el acero. En mi opinión, la cultivación es muy parecida. El objetivo final es desarrollar un xinxing elevado y una voluntad tan fuerte como el acero.

En mi entendimiento, la clave está en eliminar el qing de nuestro campo dimensional y sustituirlo por Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Los practicantes que se cultivan bien desarrollarán de forma natural la compasión. Al mismo tiempo, como están enraizados en el principio del universo, no serán fácilmente manipulables como la gente común. Esto, tal como yo lo veo, es muy importante en nuestra práctica.

¿Cuál es la diferencia entre el corazón de un cultivador y el corazón endurecido y petrificado que a veces vemos en la gente común? A menudo me he hecho esta pregunta y me he dado cuenta de que muchas personas, tras haber sido heridas y traicionadas en la sociedad humana, se decepcionan y desilusionan. La mayoría de las veces, esas dificultades provienen de las personas más cercanas a nosotros. Muchas personas, al no comprender sobre el yeli ni las vidas pasadas, reaccionan con resentimiento y rebeldía. Para protegerse, ocultan su verdadero yo tras una dura coraza, adoptando una personalidad más distante o más dura. Para algunos, esto se convierte en un mero mecanismo de defensa, mientras que, para otros, se arraiga en sus corazones, llevándolos aún más lejos.

Este es un tema importante para mí porque me he dado cuenta de que, en el fondo, tengo un corazón que ama a las personas y a todos los seres vivos. Sin embargo, las repetidas decepciones en mi infancia y más tarde en mi vida, así como la forma en que me trataban los demás, me llevaron a ocultar este corazón y a cubrirlo con una coraza protectora. Antes de empezar a practicar, cometía muchos errores con este corazón endurecido y, con el tiempo, me fui convirtiendo poco a poco en ese tipo de persona.

Hoy, las cosas son diferentes y estoy en paz.

A los hombres se les enseña a reprimir sus emociones. Sin embargo, cuando miramos la historia, vemos que muchos grandes y poderosos gobernantes leían poesía y se dedicaban a sus familias y seres queridos. Aunque esto pueda parecer contradictorio, sabemos que todo ser humano encarna un equilibrio de yin y yang. Aunque un hombre es principalmente yang, también posee naturalmente yin y no debe percibirlo como una debilidad. El mismo principio se aplica a las mujeres. Ahora me esfuerzo por expresar esta suavidad en muchos ámbitos de mi vida. Muestro abiertamente mi compasión, y los resultados han sido muy positivos.

He tenido conflictos de xinxing con practicantes o gente común, y a veces me he encontrado volviendo a caer en viejos patrones y comportamientos. Me di cuenta de que resurgía mi beligerancia y la necesidad de dominación, rasgos en los que me apoyé para escudarme en varias etapas de mi vida. Estas tendencias me ayudaron a protegerme e incluso a ganar amistades. Estos enfoques pueden funcionar en el mundo humano ordinario, pero desde la perspectiva de un practicante, comprendemos claramente que no están alineados con el camino de la cultivación. Me doy cuenta de que necesito trabajar más en esto, y puedo ver que estoy haciendo progresos significativos.

La mejora del corazón es de inmensa importancia. No sólo debemos cultivar una voluntad fuerte, sino también irradiar la luz de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Nuestros corazones deben estar dedicados a hacer las tres cosas, y debemos ayudar de todo corazón a Shifu en el período de la rectificación del Fa. Espero que todos podamos continuar progresando, manteniendo fuertes pensamientos y acciones rectas.

Después de un conflicto de xinxing, miré hacia dentro. Me llevó algún tiempo, pero con la ayuda de un compañero practicante, descubrí mi apego a la «expectativa».

La expectativa es un apego común que tienen muchas personas, y a menudo se manifiesta en las relaciones. Por ejemplo, al hacer un favor a alguien, uno puede pensar: «Debería devolvérmelo, o le hice un favor, pero ¡quién sabe lo que obtendré a cambio! Del mismo modo, cuando comparto algo con otros practicantes y éstos no lo aceptan, se puede crear un conflicto.

Desde la perspectiva de una persona normal, esta forma de pensar puede parecer razonable, la bondad debe ser correspondida con bondad, y cuando alguien dice la verdad, debe ser aceptada independientemente de quién la diga. Sin embargo, la perspectiva de un practicante es diferente.

Tal vez estemos en deuda con esa persona desde una vida anterior y estemos pagando una deuda. O tal vez realizamos una buena acción y, a cambio, ganamos virtud. Si alguien nos trata mal en respuesta, nos beneficiamos aún más porque nuestra tolerancia se pone a prueba y se fortalece. Del mismo modo, al ofrecer consejos a otros practicantes, si no se expresan con compasión, es posible que la otra persona no los acepte.

Tras una reflexión más profunda, me di cuenta de que era mi «ego» el que esperaba algo a cambio.

He traducido muchos artículos sobre experiencias cercanas a la muerte, y las personas que han pasado por ellas suelen hablar del amor incondicional. Shifu soporta penurias inimaginables por todos los seres, pero no espera nada a cambio. Un Buda ofrece la salvación por pura compasión, sin buscar recompensa alguna.

Con esta comprensión, me di cuenta de que la luz del Fa ilumina el mundo entero. Como practicantes, debemos alimentar nuestra propia luz sin expectativas y contribuir a la salvación de los demás. Cuando realmente dejamos de esperar recompensas por nuestras acciones, alcanzamos el nivel genuino de un practicante. Espero que podamos lograrlo todos juntos mientras continuamos nuestro camino de cultivación.

Seguir practicando pase lo que pase

Cuando empecé a practicar, lo hacía solo y experimenté muchas cosas inusuales; a veces, después de meditar, sentía como si hubiera renacido: no sentía dolor. En lugar de eso, sentía un dulce entumecimiento, y era como si toda la carga del mundo se me quitara de encima. Tuve muchas experiencias maravillosas como ésta. Me preguntaba cómo serían los demás practicantes.

Conocí a practicantes en una conferencia en Ankara en 2009 y luego en Shen Yun en Estambul. No entendía por qué algunos practicantes eran tan duros conmigo. Pensaba: «¿Por qué estos practicantes son así?». En Zhuan Falun Shifu habla de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Recordé que Shifu dijo que mirara hacia adentro, así que lo hice. Cuando esto continuó, no discutí ni me defendí. Esto continuó durante unos dos años. Pensé: «Son practicantes veteranos; así que tengo mucho que aprender de ellos».

Regularmente leía el Fa con los practicantes alemanes, a veces durante 4 o 5 horas, y lo hice durante varios años. Después de leer hablábamos de nuestras experiencias de cultivación duró mucho tiempo y se intensificó. Yo siempre me callaba y miraba hacia dentro. Me dije: «Shifu dice que los practicantes no se defienden». Al final tuve un conflicto de xinxing con este practicante; fue mi primer conflicto de xinxing.

Después, tuve muchos conflictos de xinxing con mi exmujer, o en el trabajo, con mis padres, etc… pero sobre todo con los practicantes. Por ejemplo, cuando señalaba algunas brechas en proyectos, tuvimos serios conflictos y eso me desgastó mucho. Me pregunté por qué decía algo: si no me entienden, déjalo estar. Practica solo y tendrás tranquilidad. Pero pensé en los practicantes y en Shifu. Me dije que, pasara lo que pasara, no abandonaría. Haré bien las tres cosas y cumpliré el voto que hice a Shifu.

Espero que todos mis compañeros practicantes y yo sigamos haciendo las tres cosas y cumpliendo nuestros votos. Debemos recordar que todos los grandes seres iluminados del pasado, Jesús, Sócrates, Shakya Muni, Milarepa, etc., superaron grandes pruebas. Por lo tanto, nunca debemos rendirnos y recorrer el camino hasta el final, a veces corriendo, a veces caminando, a veces arrastrándonos, si es necesario, pero sin rendirnos nunca. De este modo representamos la postura y la voluntad de un verdadero practicante.

Dejar ir

Dejar ir los apegos es una parte crucial de la cultivación. Al hacer las tres cosas, debemos cultivarnos a nosotros mismos, mirar hacia adentro, hacer los ejercicios y estudiar el Fa. Pero desprenderse verdaderamente de los apegos es un reto importante.

Como practicantes, comenzamos este camino como personas comunes, desprendiéndonos gradualmente de nuestros apegos paso a paso. En el pasado, cuando un monje entraba en un templo, rompía todos los lazos con su familia, renunciaba al matrimonio, se abstenía de comer carne y abandonaba todas sus posesiones personales y materiales. Pero nuestro camino es diferente.

Shifu nos guía para cultivarnos dentro de la sociedad común, tomando las cosas con ligereza y abandonándolas gradualmente con el tiempo.

Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que renuncié a muchas cosas, como fumar, jurar, pelear, el alcohol y otros malos hábitos, paso a paso. Al principio, eran cambios superficiales. Con el tiempo, dejé de ser exigente con la comida, abandoné ciertas preferencias, abandoné los malos pensamientos y dejé de discutir con los demás.

Me he desprendido de muchas cosas y veo que cuanto más suelto, más asciendo. El nivel de un practicante parece estar determinado por cuánto puede soltar realmente. Sin embargo, este proceso debe seguir su curso natural, no puede forzarse ni precipitarse.

Lo que he llegado a comprender es que las cosas más difíciles de soltar son los apegos del corazón humano y el qing (sentimentalismo). Son los que requieren más vigilancia y esfuerzo.

Shifu dijo:

«De hecho, cuando consideras que tu reputación, intereses personales y sentimientos están siendo perjudicados entre la gente común y sientes angustia, esto significa que todavía te aferras a los apegos de la gente común. Deben recordar esto: la cultivación en sí misma no es tan dolorosa; el punto clave es poder dejar los apegos de la gente común. Sólo cuando estés a punto renunciar a tu reputación, intereses y sentimientos, sentirás dolor». (Cultivación genuina, Escrituras esenciales para mayor avance)

Los problemas a los que nos enfrentamos

Últimamente, muchos practicantes se han enfrentado a problemas, ya sea de salud, emocionales, económicos o familiares. Tal y como yo lo entiendo, las viejas fuerzas utilizan nuestro yeli y cualquier contrato que hayamos hecho con ellas como excusa para interferir y perseguirnos.

La persecución en China es inimaginablemente malvada. Mientras practicamos en un ambiente más relajado, libre de tal persecución directa, esta comodidad puede hacernos complacientes o dejarnos vulnerables a diversas interferencias.

Por eso, incluso en un entorno cómodo, debemos permanecer vigilantes y no bajar la guardia. Hablando desde mi propia experiencia, ha habido momentos en los que me he relajado, dejándome llevar demasiado por los asuntos de la vida ordinaria. Espero que todos nos mantengamos alerta y, pase lo que pase, sigamos haciendo bien las tres cosas y cumpliendo con nuestras responsabilidades.

Como practicantes de Falun Dafa, somos increíblemente afortunados. La luz del Fa y la vida eterna nos esperan.

¡Gracias, compasivo Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!