(Minghui.org) Un familiar me regaló un ejemplar de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, durante el Año Nuevo chino de 1998. Me dijo que enseña a las personas a ser buenas siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y que incluye cinco series de ejercicios.
Pasé unas páginas y leí: "... siendo una persona que refina gong, hay que llegar a no devolver el golpe ni los insultos", y sobre la importancia de la Tolerancia. Me llevé el libro a casa, pero no lo leí. Cuando un familiar lo mencionó cinco meses después, me di cuenta de que lo había olvidado. Por curiosidad —y quizá por intención egoísta— convencí a mi esposa para que leyera y practicara, pensando: "Si practica esto, quizá deje de discutir conmigo".
En aquel momento, creía que la tolerancia significaba debilidad y que las personas tolerantes eran acosadas. Tenía la mentalidad del Partido Comunista Chino (PCCh): "Si otros no me ofenden, yo no los ofenderé a ellos; si me ofenden, me vengaré". Como resultado, mi mujer y yo discutíamos a menudo, y ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder. Más de una vez, nuestros conflictos llegaron al borde del divorcio.
Le dije: "Este libro enseña a la gente a practicar Verdad-Benevolencia-Tolerancia, no a contraatacar cuando la golpean o la insultan. Le dije que lo practicara, pero que si alguien nos acosaba, yo lucharía contra ellos".
Para mi sorpresa, menos de un mes después de que mi mujer comenzara a practicar, dejó realmente de discutir conmigo. Estaba alegre todos los días. Entonces me animó a intentarlo y me dijo: "Nadie te acosa sin motivo—estás devolviendo el yeli que acumulaste por malas acciones pasadas. Lo entenderás cuando practiques".
Me uní a ella para ver las grabaciones de las conferencias de Shifu. Así fue como obtuve el Fa en julio de 1998, y de la noche a la mañana mi visión del mundo sufrió una transformación fundamental.
En julio de 1999, el exlíder del PCCh Jiang Zemin ordenó la persecución a Falun Dafa. Fui a Beijing para apelar, con la esperanza de explicar al gobierno que Falun Dafa enseña a la gente a ser moralmente recta y amable. Sin embargo, me arrestaron y me enviaron al centro de detención local durante quince días, luego me retuvieron en un colegio durante nueve días. Cuando las autoridades locales me preguntaron qué beneficios obtenía al practicar Falun Dafa, entonces me di cuenta de que no había experimentado dolor de espalda en un año y que mis problemas estomacales habían desaparecido.
Me gano la vida haciendo trabajos de reformas en casas. Cada vez que visito un hogar, aprovecho para contarle a la gente sobre Falun Dafa y ofrezco ayudarles a renunciar al PCCh. Los dueños de la tienda de decoración y de la tienda de materiales me ofrecieron comisiones, que siempre rechacé. Estaban desconcertados. Les expliqué: "Practico Falun Dafa. Shifu nos enseña que no se debe tomar lo que a uno no le pertenece". Todos admiraban a Dafa y acordaron renunciar al PCCh. Por mi honestidad, el dueño de la empresa constructora de nuestro pueblo me recomendó a su director general y dijo que era digno de confianza y fiable.
Ahora ya no me obsesiono con las ganancias y pérdidas personales, ni temo que se aprovechen de mí. Los vecinos y yo vivimos en armonía. Toda mi familia —incluyendo a mi padre, madre, hermano, cuñada, hermana, cuñado y mis hijos— cree en Falun Dafa y a menudo recitan las frases: "Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Todos nos hemos beneficiado de Dafa.
Aunque no me he cultivado con diligencia, soy muy consciente de que Dafa es bueno y que Shifu es compasivo y grandioso. He escrito este artículo para dar testimonio de la bondad de Dafa y expresar mi más sincera gratitud por la compasiva salvación de Shifu.
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