(Minghui.org) Practico Falun Dafa desde niño y ahora soy un joven discípulo de Dafa durante el período de rectificación del Fa. Al recordar mi camino de cultivación, especialmente durante el último año, desde que llegué a Estados Unidos y participo en un proyecto de medios, estoy lleno de profundas emociones y muchos logros desde mi corazón. Han pasado muchas cosas, pero hoy compartiré algunas experiencias con Shifu y con otros practicantes.
Experimento el poder sagrado y extraordinario de Dafa
Falun Dafa se presentó al público por primera vez en 1992, el año de mi nacimiento. Mi nacimiento trajo gran alegría a mi familia, pero también dejó a mi madre, que tenía mala salud, con muchas enfermedades. Afortunadamente, comenzó a practicar Falun Dafa en 1996 y, poco después, todos sus problemas de salud desaparecieron sin ningún tratamiento médico. En aquel entonces, solo tenía cuatro años y, naturalmente, seguí a mi madre en la cultivación de Dafa.
Como no sabía leer, simplemente acompañaba a mi madre a las reuniones de estudio de Fa y escuchaba a los adultos leer en voz alta. Aunque no entendía lo que leían, recuerdo algo con claridad: debía ser una buena persona siguiendo los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Desde ese momento, estas tres palabras fueron como semillas sembradas en lo profundo de mi corazón, influyendo silenciosamente en cada etapa de mi crecimiento.
No puedo ver otras dimensiones, ni he experimentado la clase de recuperación milagrosa de enfermedades serias que muchos practicantes han tenido. Sin embargo, para animarme, Shifu me ha permitido presenciar algunas experiencias milagrosas de Dafa.
Por ejemplo, cuando aprendí el primer ejercicio en casa de un vecino, sentí un objeto redondo girando dentro de mi abdomen. El practicante que me enseñaba dijo: «El Maestro te ha colocado un Falun». Desde ese día, el Falun ha seguido girando en mi bajo vientre. Siempre que toco esa zona, puedo sentirlo. Especialmente al hacer los ejercicios, el Falun gira con mayor fuerza. Al hacer los ejercicios o al dirigir pensamientos rectos, mi cuerpo y mis palmas a menudo se sienten calientes. A través del estudio del Fa, he comprendido que esto es una manifestación de energía.
Leí Zhuan Falun por primera vez durante mis primeras vacaciones de verano en la escuela secundaria. Mientras leía sobre el tianmu en la Segunda Lección, sentí una fuerza intensa que empujaba hacia adentro en el centro de mi frente. La presión era intensa y bastante incómoda. Quise tocar o frotar esa zona para aliviar la sensación. En ese momento, pensé: «Shifu debe estar animándome a fortalecer mi determinación en la práctica al permitirme experimentar personalmente que el ojo celestial realmente existe».
También he experimentado muchos casos de retribución inmediata. El más impactante ocurrió cuando estaba en la escuela primaria. Siempre que tenía malos pensamientos, como sentir antipatía por un compañero de clase, hablar mal de alguien a sus espaldas o hacer algo malo, pronto surgía algún problema o una situación desagradable.
De niño, estas cosas me desconcertaron durante mucho tiempo. Sin embargo, poco a poco comprendí que era la protección compasiva de Shifu, que me recordaba no tener pensamientos ni intenciones negativas que pudieran dañar a otros o hacerme perder virtud y generar yeli.
En 1999, cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa, el ambiente, antes pacífico, se tornó tenso de repente. Mi padre no practicaba Falun Dafa y temía al PCCh, por lo que se oponía a que mi madre lo practicara. Le preocupaba aún más que mi madre me indujera a practicarlo también. Como resultado, discutían a menudo. Yo estaba atrapado en un dilema.
Pero en el fondo, sabía con certeza que Dafa es bueno. Aunque el ambiente era menos libre y abierto que antes, mi madre seguía leyéndome el Fa siempre que podía, y yo escuchaba en silencio. A veces, recitábamos juntosl «Lunyu» o poemas de Hong Yin.
Pude leerlo por mi cuenta después de comenzar la secundaria. Cuando asistí a un internado, mi madre me regaló un ejemplar nuevo del Zhuan Falun. Ese libro me acompañó durante mi estancia en el internado, la universidad e incluso en mi trabajo después de graduarme.
Bajo la protección compasiva de Shifu, mi vida ha sido relativamente tranquila. Me fue bastante bien en mis estudios y demostré un talento natural para la radiodifusión y la presentación de programas. Tras graduarme, entré a trabajar en una empresa de medios y conseguí un empleo respetable y bien remunerado. Me convertí en un ejemplo a seguir para mis familiares y amigos, mostrándoles que tener fe en Buda, puede traer bendiciones y buena fortuna a tu vida.
Para ser sincero, no fui muy diligente en mi práctica. Durante mis años escolares, estaba ocupado con los estudios académicos y solo estudiaba el Fa cuando tenía tiempo. Al principio de mi vida laboral, el trabajo me mantenía muy ocupado y solo ocasionalmente recordaba estudiar el Fa después de trabajar. A menudo ponía pretextos para no ser diligente. Viviendo en el mundo ordinario, el gran crisol de la sociedad humana, inevitablemente adquirí malos hábitos y poco a poco me fui alejando de la pureza.
Pero Shifu tan compasivo velaba por mí. En diferentes etapas de mi vida, especialmente cuando mi práctica espiritual era débil, siempre encontraba milagrosamente a practicantes en diversas ciudades. Gracias a su ayuda, pude reconectarme con un grupo local y, con su apoyo y aliento, a pesar de mis tropiezos y errores, poco a poco llegué a donde estoy hoy.
Escogí quedarme en Estados Unidos para cumplir mi deseo de ayudar a Shifu en la rectificación de Fa
El verano de 2024 marcó un punto de inflexión tanto en mi vida como en mi práctica espiritual. Originalmente, fui a Estados Unidos de vacaciones. Sin embargo, después de hablar con algunos practicantes que ya conocía, comencé a examinar seriamente mi práctica y a reflexionar sobre si debía quedarme en Estados Unidos. Si decidía quedarme, ¿cuáles eran mis intenciones para hacerlo?
En mi interior, una respuesta firme parecía surgir: ¡Quédate! Pero mi mente estaba plagada de contradicciones y luchas internas. Durante muchos días, había estado reflexionando sobre cuál era el camino correcto. Mi "verdadero ser" y mis "apegos" comenzaron a enfrentarse.
Me pregunté: "¿Quién eres tú?".
"Soy practicante de Dafa".
"¿Cuál es tu misión?".
"Asistir a Shifu a rectificar el Fa y salvar a los seres conscientes".
En los últimos años, ¿has sido realmente feliz en tu trabajo habitual? ¿De verdad quieres volver al círculo vicioso de los placeres: comer, beber y perder el tiempo?
"La verdad es que no".
¿A qué le temes si te quedas? ¿Qué perderías?
Significaría renunciar conscientemente a mi trabajo estable en China, a un buen salario y a una vida cómoda y tranquila. Tendría que separarme de mi familia, vivir en un país extranjero y afrontar las dificultades de empezar de cero. Posiblemente, me aguardan muchas tribulaciones dolorosas.
¿Qué ganaría quedándome?
Quizás podría aportar mi experiencia y habilidades a los medios de comunicación de Dafa. Los proyectos en el extranjero necesitan urgentemente a jóvenes como yo. En un entorno pacífico, podría ayudar a Shifu a salvar a la gente sin temor.
Lo más importante es que siento que puedo seguir el ritmo del progreso de la rectificación del Fa en el extranjero, caminar con firmeza por el sendero de un cultivador, cultivarme y salvar a más seres conscientes.
Poco a poco, mi mente se aclaró. Como cultivador, estaba comprometido a seguir a Shifu de regreso a mi verdadero hogar original. Durante este período, me concentré en estudiar el Fa con mayor profundidad y fortalecí continuamente mis pensamientos rectos. Me recordé que debía desprenderme de los apegos a la fama, los sentimientos y el beneficio personal, ser responsable de mi propia cultivación y cumplir mis votos de ayudar a Shifu en la rectificación del Fa. Decidí renunciar a mi trabajo en China y vivir en Estados Unidos.
Para gestionar todo correctamente, dediqué días a redactar cuidadosamente mi carta de renuncia. Expresé mi sinceridad y me disculpé, asegurándole a mi supervisor que haría todo lo posible para garantizar una transición fluida de mis funciones, sin causar problemas ni pérdidas a la empresa, y que esperaba que lo comprendieran.
No fue fácil renunciar conscientemente a todo el esfuerzo y los logros del pasado. Sentía cierta reticencia. Pero como cultivador, comprendí que lo que mi vida realmente anhela es Dafa.
Liberar los apegos mientras trabajo en los medios de comunicación
Mi relación predestinada con El Sonido de la Esperanza, debió de ser arreglada por Shifu. La primera vez que de verdad entendí El Sonido de la Esperanza, fue durante la pandemia, cuando logré burlar el bloqueo de internet para ver un documental sobre sus transmisiones (Seagull Radio) a China. El video me conmovió hasta las lágrimas. Pensé: «Este es el tipo de medio del que debería formar parte». Por un maravilloso giro del destino, terminé uniéndome a El Sonido de la Esperanza.
Durante mis primeros días en California, todo me resultaba extraño. Cosas que antes me eran fáciles de repente se volvieron difíciles. Durante ese tiempo me arrepentí con frecuencia, arrepentimiento por haber venido e incluso por haber decidido quedarme.
Como esperaba, diversas tribulaciones y pruebas se sucedieron una tras otra. La primera que me afectó fue el apego al interés personal. Nunca he sido tacaño con el dinero, ni siquiera de niño. Me gustaba invitar a los demás y compartir buena comida con amigos. En mi trabajo anterior, cuando tenía roces con mis compañeros por los beneficios, podía ser magnánimo, evitar competir e incluso renunciar a ciertas ventajas para que otros pudieran tenerlas. Por lo tanto, siempre pensé que mi apego al beneficio personal era mínimo.
Pero cuando estaba a punto de establecerme aquí, con el alto costo de vida, el alquiler caro, la obtención de la licencia de conducir, la compra de un auto y otros gastos, empecé a sentirme abrumado. Viendo cuánto gastaba en dólares estadounidenses y el tipo de cambio a yuanes chinos, me dolió el corazón. Me sentí frustrado y me arrepentí de haberme cambiado a California. La inversión que hice parecía mucho mayor que los beneficios que estaba obteniendo.
Poco después, me enfrenté a otra prueba de xinxing relacionada con un teléfono móvil. Mi celular era el último iPhone 15 Pro que había traído de China. Tras reiniciarlo, pude seguir usándolo. Sin embargo, por la seguridad del proyecto, terminé gastando más de 1000 dólares en una versión nueva para Estados Unidos.
Unos días después, me enteré de que otro practicante que había comprado tarjetas telefónicas conmigo, había conseguido teléfonos nuevos a menor precio al contratar un plan. Me enfurecí al oírlo y lo culpé por no habérmelo dicho antes. De verdad quería irme, estaba furioso.
Tras varios días atormentado por este apego, poco a poco me tranquilicé y empecé a mirar adentro. ¿Qué tipo de apego me causaba tanta tribulación? El más evidente era mi apego al beneficio personal. Sentía dolor por haber perdido una oportunidad que me interesaba. Pero ¿acaso no siempre había creído que mi apego al beneficio material era mínimo? ¿Cómo era posible que el dinero me provocara tanta ira y resentimiento?
Primero, en mi trabajo anterior, recibía un buen sueldo a fin de mes, lo que me proporcionaba una vida estable y sin preocupaciones. Pero ahora, tras irme de China, ya no tengo un ingreso fijo. Segundo, desde que me mudé a California, he estado gastando constantemente mis ahorros, mientras que mi futuro es incierto. El sueldo que pagaba en los medios era modesto, y me preocupaba tener dificultades económicas más adelante y verme obligado a vivir con limitaciones.
Así que, ¿por qué este apego se intensificó tanto después de mudarme a Estados Unidos? Reflexionando detenidamente, me di cuenta de que se debía a que mi entorno de confort externo había desaparecido por completo al llegar aquí. Antes pensaba que mi apego al interés personal no era muy fuerte. En realidad, solo podía desprenderme de él cuando sabía que no era vulnerable a la pérdida o cuando me sentía seguro. En otras palabras, aún me encontraba dentro de los límites del egoísmo y la autoprotección.
En este proceso de introspección, también descubrí un fuerte apego a la envidia. Sentirme resentido: ¿Por qué otros pueden tener esto o aquello y yo no? ¿No es como lo que mencionó Shifu en Zhuan Falun sobre la envidia de Shen Gongbao hacia Jiang Ziya? Detrás de todo mi resentimiento, la envidia era la causa principal.
También me di cuenta de que tenía una tendencia a desconfiar de los demás. Pensaba que el practicante debía saber del plan del móvil, pero que deliberadamente optó por no contármelo. Más tarde, descubrí que en realidad se trataba de un malentendido. Tras reconocer estos apegos, me rectifiqué en el Fa. El dolor y el resentimiento parecieron disolverse al instante, y volví a sentirme ligero y feliz.
Mientras participaba en un proyecto, descubrí que también exhibo rasgos de la cultura del Partido. Por ejemplo, tiendo a dar demasiadas explicaciones y a andarme con rodeos al hablar. Me gusta imponer definiciones, llevar las cosas al extremo, obligar a los demás a estar de acuerdo con mis opiniones y exigir que la gente cumpla con mis estándares. De lo contrario, me molestaba.
Al escribir artículos, me gusta exagerar, usar un lenguaje emotivo y concluir con un resumen grandilocuente y pomposo. Mi supervisor me recordó que no debía hacer esas cosas, que simplemente debía describir los hechos con veracidad, hablar con precisión y mantenerme con los pies en la tierra. He reconocido mi comportamiento influenciado por la cultura del Partido y me esforzaré por eliminarlo en el futuro.
En mi trabajo en China, yo era relativamente discreto en comparación con mis compañeros. Sin embargo, al llegar a Estados Unidos, descubrí que mi necesidad de presumir y buscar reconocimiento se había intensificado. Quería demostrar mi capacidad y competencia, y sentía la necesidad de alardear cada vez que hacía algo bien. Vi una entrevista con una bailarina de Shen Yun que dijo: «Todos los logros provienen de lo divino y a lo divino regresan». Esas palabras me hicieron reflexionar profundamente. Finalmente comprendí que todo en mi vida, cada habilidad que poseo, proviene de Shifu y de Dafa.
Mi apego a la comodidad era el más fuerte de todos, tan fuerte que ni siquiera lo notaba. Cuando las cosas no eran cómodas, me sentía extremadamente inquieto. Sentía que mi oficina era sofocante, con mala iluminación y aislamiento acústico; un contraste radical con el agradable ambiente laboral que había tenido antes. Me sentía decepcionado. Me quejaba del abrasador sol californiano que me dejaba la piel seca y deshidratada. En los días fríos, temblaba incluso bajo el edredón. Mi mente estaba inquieta y agitada.
Comprendí que debía desprenderme del apego a la comodidad y que necesitaba afrontar este problema para cultivarme de verdad. Durante el último año, me he esforzado por asumir todo tipo de tareas que nunca antes había realizado, obligándome a perseverar a pesar de la incomodidad.
Al participar en los proyectos de Dafa y colaborar con todo el grupo, fui comprendiendo gradualmente la conexión entre la cultivación personal y la cultivación de la rectificación del Fa.
En la cultivación personal, a veces elijo hacer o no hacer algo según mi estado, entendimiento o voluntad. Sin embargo, durante la cultivación de la rectificación del Fa, me he dado cuenta de que cada día que Shifu nos ha concedido tiene como propósito salvar a la humanidad de las viejas fuerzas. Cada día, innumerables seres conscientes perecen en los viejos universos, mientras que, al mismo tiempo, salvamos a innumerables seres conscientes de esos mismos reinos.
Somos discípulos de Dafa que asumimos una responsabilidad y misión sagradas. Cuando se trata de salvar a la humanidad, no hay opción; es algo que debemos hacer. Por lo tanto, me exigí a mí mismo que, salvo circunstancias verdaderamente excepcionales, debo cooperar incondicionalmente con el grupo y participar en actividades que validen el Fa y aclaren la verdad para salvar a la gente.
En mi tiempo libre, a veces voy a lugares turísticos a repartir folletos que aclaran la verdad. Cuando llevo la camiseta amarilla con las palabras «Falun Dafa es bueno», ya no solo me represento a mí: soy una partícula de Dafa. Cada palabra y acción se magnifica e influye en cómo las personas perciben y entienden Dafa.
Por ello, al participar en proyectos de Dafa, presto especial atención a mi apariencia, mi forma de hablar, mis modales y mi interacción con los demás. Ante los ojos de la gente común, somos la encarnación viviente de Dafa, su mejor reflejo. Cuando decimos que seguimos los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, debemos reflejarlos en nuestras acciones y conducta. Decirlo y no actuar en consecuencia no valida verdaderamente el Fa. Por lo tanto, creo que cultivarme bien, también significa salvaguardar el Fa y preservar la reputación de Dafa.
Conclusión
Ha pasado un año desde que llegué a los Estados Unidos. A través de participar en varios proyectos de la aclaración de la verdad, y otros proyectos, he llegado a estar más racional y he madurado. En estos proyectos, ha habido fricciones entre los practicantes. Cuando encuentro gente o situaciones que son difíciles de aceptar, hago mi mejor esfuerzo para verlos con mayor bondad y entendimiento. Me recuerdo que debo centrarme en las buenas cualidades de las personas, ya que cada practicante ha soportado innumerables dificultades en aras de su cultivación espiritual. Son las mejores personas del mundo.
En cuanto a mi cultivación espiritual, durante este último año he progresado mucho más que cuando estaba en China. En lo que respecta a enviar pensamientos rectos, estudiar el Fa, realizar los ejercicios y esclarecer la verdad para salvar a las personas, he logrado mucho más que antes. Antes, apenas podía meditar sentado durante 40 minutos, pero ahora puedo mantener la postura del loto completa durante una hora entera.
Sé que debo seguir mejorando. Cada paso que doy y cada desafío que afronto forman parte de mi cultivación espiritual, cuidadosamente arreglada por el compasivo Shifu.
Me siento verdaderamente afortunado de que, en la etapa final de la rectificación del Fa, me uní a un proyecto de medios de comunicación de Dafa y he actuado genuinamente como un discípulo de Dafa durante el período de la rectificación del Fa de Shifu, mientras asisto a Shifu a salvar seres conscientes. Estoy muy agradecido a todos los practicantes que me han ayudado bondadosamente, a quienes me han señalado mis deficiencias, han compartido conmigo conocimientos basados en el Fa y me han brindado apoyo durante todo el proceso. Sinceramente, les doy las gracias.
Mi entendimiento es limitado; puede haber cosas que no fueron expresadas correctamente. Por favor, háganmelo saber bondadosamente.
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