(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1998 y ahora tengo más de 50 años. Me gustaría escribir algunas de mis experiencias de cultivación para informar a Shifu y compartirlas con mis compañeros practicantes.

Experiencias en el centro de detención

En 2020, fui perseguido y arrestado.

Alentado a practicar

Estuve encarcelado en un centro de detención durante la pandemia de COVID-19. No cooperé con los guardias y me negué a que me extrajeran sangre y a vacunarme. En ese ambiente hostil, me costaba mantener pensamientos rectos en mi corazón. Asumí la tarea de limpiar los espacios interiores todos los días para poder moverme y tener oportunidades de hablar con la gente, lo que me facilitaba aclarar la verdad. Pero, después de todo, era un centro de detención, y no me atrevía a practicar.

Un día, después de una siesta, un recluso gritó de repente: "¡Falun Dafa es bueno!". Me sorprendió, y le pregunté en voz baja: "¿Por qué gritaste eso?". Respondió: "Los practicantes de Dafa que estuvieron detenidos aquí antes me pidieron que recordara esta frase. Dijeron que podía convertir la mala suerte en buena fortuna en tiempos de desastre".

Sus palabras despertaron mi consciencia principal y me llenaron de energía. Eso era lo que había querido gritar, pero no me atrevía. Sabía que no era casualidad y que Shifu me estaba animando. Decidí superar mi miedo.

Al mediodía del día siguiente, comencé a hacer los ejercicios mientras estaba de guardia. Escuché a un recluso que no dormía murmurar: "Está haciendo los ejercicios". Sentí un poco de miedo y me preocupaba que el guardia viniera a golpearme. Pero creía firmemente que Shifu estaba a mi lado y que el mal no se atrevería a tocarme. Rechazando el miedo, continué durante una hora, y nadie vino a acosarme. Finalmente, logré un gran avance.

Con este primer avance, fui ampliando gradualmente mi tiempo de práctica. Acepté estar de guardia para ellos por la noche, a veces durante varias noches seguidas, de modo que tenía tres horas diarias para practicar. Seguí estrictamente los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y mantuve este ambiente de práctica hasta que me liberaron del centro de detención.

Despertando a los reclusos

Como me comporté según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y me consideraba un practicante, el jefe de celda finalmente reconoció cuan responsable era yo. Practicaba todos los días al mediodía durante las horas de guardia, así que me pidió que me encargara de despertar a todos después de la siesta.

Durante los primeros días, cuando era hora de despertarlos, simplemente los llamaba para que se levantaran. Entonces pensé que debía aprovechar esta oportunidad para validar Dafa. Pensé en simplemente gritar "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" en lugar de "¡Levántate!", pero temía que esto tuviera un efecto negativo si algunos reclusos no aceptaban las frases.  Entonces Shifu me inspiró a recordar cómo despertaba a mi hijo cuando era pequeño.

La siguiente vez que tuve que despertarlos, grité: "¡El gallo grande está cantando: '¡Niñitos, levántense! ¡Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!'". A ninguno de los reclusos le molestó que los llamara "niñitos", y nadie objetó que gritara: "¡Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!". Esas frases se convirtieron entonces en la alarma que los despertaba cada día.

Un día me levanté y justo había terminado de gritar las dos frases cuando oí a alguien gritar lo mismo en la celda de al lado. Estas frases habían dejado una profunda huella en los corazones de los reclusos. La llamada con las dos frases continuó hasta que salí del centro de detención.

"¡Estuviste brillante hoy!"

Había un pandillero en mi celda que trataba mal a todos. Durante el Año Nuevo Chino, quiso burlarse de mí y me dijo que actuara para todos. Normalmente no cantaba, pero no podía perder esta oportunidad de salvar a la gente. La televisión transmitía la letra de "Hermano, te extraño...". Improvisé una letra con la melodía y canté con movimientos: "Querida esposa, te extraño. ¿Sigues esperando mi regreso? Mamá y papá, su hijo no puede visitarlos este Año Nuevo. Hijo, papá no puede comprarte nada bueno para comer. ¡Cielo, deja ir a estos hombres! No son ellos quienes alteran el orden social, es el malvado Partido Comunista Chino. El Partido es el verdadero criminal. ¡Cielo, destruye a los bandidos comunistas! ¡Si no hay partido comunista, habrá una nueva China!".

Cuando terminé, los reclusos estaban atónitos. Poco a poco recobraron el sentido, y entonces hubo un estallido de cálidos aplausos, y todos gritaron: "¡Bravo!". Un recluso me entregó una botella de Coca-Cola y dijo: "¡Esta es tu recompensa!". En ese contexto, una botella de Coca-Cola era muy valiosa. Sabía que Shifu me estaba animando.

El recluso pandillero que me había provocado, también se sorprendió y dijo: "¡Estuviste excepcional hoy!". ¿Por qué me aplaudían todos? Sabía que había dicho lo que ellos querían decir, pero no se atrevían. Estos presos conocían muy bien el comportamiento del PCCh. En la sociedad actual, debido al PCCh, muchas personas en la celda habían sido tratadas injustamente.

Después, el preso pandillero sintió envidia porque le había robado protagonismo y quiso denunciarme por hacer comentarios anti-PCCh. Casi todos los presos de la celda habían comprendido la verdad, y yo les había ayudado a renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas, así que reconocieron que Falun Dafa es bueno y que yo tenía buen carácter. Varios presos se acercaron y le impidieron que me denunciara.

De hecho, todos estos hombres eran desviados sociales y no temían causar problemas. Llevaban mucho tiempo encerrados allí, así que normalmente querían ver pelea. Pero esta vez eran diferentes: mis pensamientos rectos los habían conmovido, así que decidieron protegerme.

Cuando llegaban nuevos a la celda, el jefe de celda se encargaba de que se sentaran a mi lado durante unos días y luego los trasladaba a otro lugar después de haberles ayudado a renunciar al PCCh. Si alguien no renunciaba, el jefe de celda me ayudaba con unas palabras. Parecía que todos estaban despertando. ¡En la lucha contra el mal, los discípulos de Dafa somos los líderes!

Me niego a renunciar a mi creencia

Cuando ingresé por primera vez en prisión, tres jefes de celda se turnaron para intimidarme e intentar obligarme a escribir las declaraciones de garantía para renunciar a Falun Gong. Me negué a obedecer, así que me obligaron a sentarme en un pequeño taburete de unos veinte centímetros de alto. Tenía que encorvar las piernas para sentarme. Me obligaban a permanecer allí desde las 5:30 de la mañana hasta las 10 de la noche. Con el tiempo, mis pies se hincharon y supuraron, y en algunas zonas se ulceraron y formaron costras.

Un día, un guardia me llevó a una pequeña habitación oscura y me preguntó: "¿Qué tienes en los pies?". Dije: "Están hinchados". Gruñó: "Te curaré". Me pisó el tobillo con costra, torciéndolo de un lado a otro. De repente, todo mi tobillo quedó cubierto de sangre, pero no sentí ningún dolor. Sabía que Shifu lo había soportado por su discípulo.

Un guardia me ordenó escribir palabras maldiciendo a Shifu y enviándole maldiciones, pero lo ignoré, así que me dio golpes en la nariz durante unos diez minutos, hasta que se me puso roja e hinchada. Pero con la protección de Shifu, no sentí mucho dolor. Un prisionero dijo con admiración: "¡Eres un verdadero héroe!". Sabía que Shifu me estaba animando.

Llegando a ser un discípulo de Dafa resuelto

Haoran (alias) tenía solo unos 30 años y estaba en prisión por asesinato. Había estado encarcelado en otra ciudad y se le había encomendado vigilar a los practicantes, por lo que había participado en su "transformación" y persecución. Sin embargo, al conocer a más practicantes, comenzó a percibir la bondad de los discípulos de Dafa. Le hablaron de Dafa, y él comprendió Dafa y el significado de la vida humana. Haoran comenzó a practicar Falun Dafa.

Los guardias se asustaron al descubrir que practicaba e intentaron muchas trampas, pero no lograron "transformar" a Haoran. No tuvieron más remedio que trasladar a Haoran a la prisión en la que yo estaba, ya que esta tenía recursos dedicados a la persecución de practicantes. Los guardias de la prisión habían aprendido muchos trucos y técnicas perversas tras años de persecución a discípulos de Dafa, pero Haoran seguía negándose a ceder.

Los guardias torturaron brutalmente a Haoran. Dos meses después, tras una tortura física y mental extremas, no pudo soportarlo más y escribió una declaración de garantía contra su voluntad. Hablé con él y me dijo que podía recitar Hong Yin, Hong Yin (II) y Lunyu por haber escuchado a otros practicantes recitarlos, pero que no podía recitar todo el contenido de Zhuan Falun. Aprovechando las actividades del fin de semana, le recité los títulos dos veces y los memorizó. Al día siguiente, Haoran me preguntó: "¿Te saltaste alguna sección?" (Ya había memorizado todos los títulos y subtítulos). Me di cuenta de que me había saltado la sección sobre "La envidia", lo que demostraba su gran atención. También me dijo: "Las enseñanzas de Shifu, de verdad me han sido mostradas".

Como Haoran había obtenido el Fa en prisión y nunca había tenido la oportunidad de leer los escritos de Shifu, aprovechaba cualquier oportunidad para aprenderlas. Nos dieron a todos un libro que los funcionarios de la prisión usaban para intentar "transformarnos". Era un libro muy grueso que contenía las enseñanzas de Shifu junto con explicaciones distorsionadas. Haoran me preguntó: "¿De verdad es el Fa de Shifu lo que se cita en el libro?". Le dije: "Todas esas son palabras de Shifu, pero no te fijes en sus interpretaciones distorsionadas". Asintió y dijo: "Entendido".

Aquella noche leyó todas las palabras originales de Shifu en el libro. En las dos semanas siguientes, no volvió a escribir nada que criticara a Shifu. Los guardias se lo informaron al capitán, quien gritó frenéticamente: "No lo creías antes, ¿por qué haces esto ahora? Espera y verás cómo te voy a castigar". Llevó a Haoran a otro grupo para que lo torturaran, ¡pero la violencia del PCCh jamás podrá cambiar el corazón de la gente!

Había descuidado mi práctica en casa debido a la comodidad de mi entorno. A través de estas tribulaciones, me hice más fuerte y tuve pensamientos más rectos ante la adversidad.

La gente está esperando ser salvada

Una mujer dijo: "¡Me salvarás en el futuro!"

Fui al mercado matutino con otros practicantes para aclarar la verdad, y mientras una mujer cruzaba la calle, su teléfono se resbaló de su mochila y cayó al suelo. Me acerqué a decirle que se le había caído y me dio las gracias repetidamente. Debería haberle aclarado la verdad, pero dudé. Se alejó. Me di la vuelta e intenté seguirla, pero ya no estaba. Lamenté haber perdido la oportunidad de salvarla.

Justo cuando me sentía abatido, un compañero practicante le estaba aclarando la verdad a una mujer que no apoyaba mucho a Dafa. Me armé de valor para decir: "Yo también practico Falun Gong". Le expliqué que acababa de ayudar a alguien a recuperar su teléfono y añadí: "Si no hubiera practicado Falun Gong, quizá me lo habría quedado. Los practicantes de Falun Gong son todos buenas personas".

Le conté cómo el PCCh escenificó la autoinmolación en Tiananmén para incriminar a Falun Gong y cómo Falun Dafa se ha extendido por todo el mundo. Le conté los cambios físicos y mentales que experimenté tras practicar Dafa. "Si todos aprendieran Dafa, la sociedad sería cada vez mejor", dije. Mi sinceridad la conmovió y aceptó abandonar las organizaciones del PCCh.

Me dijo que era budista laica y sabía que habría una catástrofe al final de los tiempos. Entonces dijo algo que me sorprendió: "¡Tu me salvarás en el futuro!". Le dije: "Mientras recites con sinceridad 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno', Shifu te salvará".

 Un anciano solloza

Salimos a aclarar la verdad y vimos a algunos ancianos sentados. Hablé con uno de ellos, un anciano solitario del campo, de unos 70 años. Hablamos de lo dura que es la vida bajo el régimen del PCCh. Le hablé de Dafa y de que Dafa podría salvarlo. Se conmovió mucho y aceptó renunciar al Partido.

Le dije que recitara con sinceridad: «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno», y así podría evitar la adversidad y mantenerse a salvo. Mis palabras lo conmovieron de repente y rompió a llorar, diciendo: «No las podré recordar. Espera un momento, voy a buscar papel y bolígrafo, y puedes ayudarme a escribirlas». Cuando regresó con papel y bolígrafo, seguía sollozando. Escribí las frases en el papel y se lo di.

De verdad vi la emoción y la alegría de una vida salvada. ¡Comprendí que todas las vidas esperan a Dafa!

Los artículos en los que los cultivadores comparten sus entendimientos generalmente reflejan la percepción de un individuo en un momento determinado en función de su estado de cultivación, y se ofrecen con el espíritu de permitir la elevación mutua.