(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa a finales de 2008 porque quería sanar mis enfermedades. Tenía poco más de 30 años, pero sufría de psoriasis (manchas rojas e inflamadas, cubiertas de escamas blancas o plateadas) desde hacía al menos diez años, sin ninguna mejoría a pesar de probar distintos tratamientos. Fumaba, bebía y me desvelaba casi todas las noches. Debido a mi estilo de vida poco saludable y al estrés del trabajo, desarrollé una fuerte rinitis y espondilosis cervical. Incluso llegué a pensar en terminar con mi vida. Por sugerencia de mi madre, decidí practicar Falun Dafa con ella.
Como mi cualidad de iluminación era pobre, seguía fumando aunque leía el Fa y hacía los ejercicios. El compasivo Shifu aún así purificó mi cuerpo. En pocos meses, todas mis enfermedades desaparecieron. Mi piel se volvió suave y sonrosada, con un brillo saludable. Tal como dijo Shifu:
“Nuestros estudiantes de Falun Dafa experimentan un cambio muy grande en su apariencia después de un período de xiulian; el cutis se les vuelve fino y suave, claro y con una tonalidad rosada” (Primera Lección, Zhuan Falun).
Mis amigos me decían: “Te ves muy bien”. Uno comentó: “No importa lo que diga el Partido Comunista Chino (PCCh), solo con verte se nota que Falun Dafa es bueno”.
En 2013 fui arrestado y enviado a un centro de detención por practicar Dafa. Al principio me colocaron en una “celda de transición”. El ambiente allí era extremadamente opresivo y perverso. Mi mente estaba en blanco y nublada; no podía recordar ni una sola frase de las enseñanzas de Shifu. Por la noche, nos obligaban a ver las noticias oficiales del PCCh. Lo único que recordaba eran los versos para emitir pensamientos rectos, así que los recitaba en silencio hasta que el programa terminaba. Poco a poco, las enseñanzas de Shifu regresaron a mi mente, mis pensamientos rectos se fortalecieron y el miedo disminuyó. Mirando atrás, comprendo que sin la protección de Shifu, y con mi base limitada como nuevo practicante, no habría podido soportar aquella situación.
Por la mañana, lo primero que se hacía era doblar las mantas. Dos personas eran responsables de apilarlas ordenadamente. La mayoría evitaba esta tarea porque la consideraban humillante. Yo tampoco quería hacerlo, pero luego pensé: “Como practicante de Falun Dafa que vive según Verdad, Benevolencia y Tolerancia, no puedo permitir que mi conducta dé una mala imagen de Dafa”. Así que me ofrecí voluntariamente. Alguien comentó: “Doblas tan bien, todo está perfectamente alineado”. Cuando terminé, el guardia me recompensó dejándome lavarme primero, y luego las demás podían hacerlo. Decenas de internos compartíamos un solo balde de agua, que al final estaba muy sucia, por lo que todos querían lavarse primero. La persona detrás de mí dijo: “Nos estamos beneficiando de tu buena fortuna”. Yo sabía que era Shifu animándome para que pudiera aclarar la verdad sobre Falun Dafa y la persecución.
Compartí los hechos sobre Falun Dafa con mis compañeros de celda. Un día, en el patio de ejercicios, recité uno de los poemas de Shifu a una presa:
"Ser un humano
Quien vive por fama tendrá ira y odio toda su vida,
quien vive por ganancias no reconocerá a sus familiares;
quien vive por qing creará preocupaciones a sí mismo,
peleándose amargamente entre sí, creará ye durante toda su vida.
Sin buscar fama, se obtiene reposo,
sin perseguir ganancia, se es hombre benevolente y justo;
sin conmoverse por el qing, un corazón limpio con pocos deseos,
cultivándose bien a uno mismo, acumulará de a lo largo de la vida".
Otro interno que escuchaba dijo: “Eso está bellamente escrito”. Le respondí: “Fue escrito por el Shifu de Falun Dafa”. Le ayudé a renunciar a las organizaciones del PCCh. En otra ocasión, un hombre me insultó a gritos frente a todos. No supe cómo responder, así que permanecí tranquilo y sin resentimiento. Después de un rato, él mismo dijo: “En realidad, Falun Dafa no está tan mal”. Una persona que antes se negaba a renunciar a la Liga Juvenil del PCCh cambió de opinión al presenciar eso y aceptó renunciar. Sabía que Shifu había salvado otra vida.
Hubo un incidente que me dejó una profunda impresión. Una persona de otra celda que había renunciado al PCCh se enfermó y fue al médico. Los presos decían que, sin importar la gravedad del caso, nunca se debía ir al médico porque no daban tratamiento real. Cuando volvió, dijo que el doctor le clavó una aguja al azar en la cadera, causándole un dolor intenso. Un preso con más tiempo allí le comentó que tuvo suerte, porque antes había una doctora que los trataba peor que a los animales.
Pocos días después, le apareció un bulto del tamaño de la palma de la mano en la cadera. Desesperado, vino a preguntarme: “¿Sabes qué puedo hacer? Tengo miedo de volver a la clínica”. Le dije: “Recita sinceramente: ‘Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno’. Si crees en estas palabras, Shifu te ayudará”. De inmediato comenzó a caminar por la celda repitiendo las frases en silencio.
Dos días después me dijo que la herida le picaba. Le respondí: “Eso es bueno, cuando una herida pica, significa que está sanando”. Dos días más tarde me contó que el lugar donde le habían inyectado se abrió, salió pus mientras se duchaba y la hinchazón desapareció. Le dije: “Shifu te está salvando”. Él agradeció repetidamente a Shifu.
El guardia principal me dijo: “Pronto serás sentenciado”. Pensé: “Tú no decides mi destino”. Y efectivamente, después de 37 días detenido, antes de la cena, un guardia llamó mi nombre y me dijo que recogiera mis cosas. Al principio estaba algo confundido, pero toda la celda exclamó: “¡Te vas a casa!”. Todos se alegraron por mí.
He practicado Falun Dafa durante casi 18 años, y sé que aún estoy lejos del estándar de un verdadero cultivador. Especialmente en cuanto a aclarar la verdad y salvar a las personas, no he alcanzado el nivel de los practicantes más diligentes. Todavía tengo apegos que me frenan. Sin embargo, estoy decidido a ser más estricto conmigo mismo, estudiar, y mejorar junto con mis compañeros practicantes y cumplir mi voto.
Los artículos en los que los cultivadores comparten sus entendimientos generalmente reflejan la percepción de un individuo en un momento determinado en función de su estado de cultivación, y se ofrecen con el espíritu de permitir la elevación mutua.
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