(Minghui.org) Tuve la fortuna de comenzar a practicar Falun Dafa en 1997. En ese momento, buscaba una manera de mejorar mi mala salud.

Mi padre no estuvo presente durante mi infancia, y mi madre me crió sola. Como tenía que trabajar, a menudo pasaba hambre y, en otras ocasiones, comía en exceso, lo que me causó problemas estomacales desde muy joven. También desarrollé tuberculosis linfática, y mi madre me llevó al hospital durante seis meses para recibir tratamientos con penicilina y estreptomicina, lo cual afectó mi audición.

Al comenzar la primaria, quise participar en una competencia deportiva de la escuela, pero el maestro no me permitió hacerlo porque era muy débil y temía por mi seguridad. Para cuando llegué a la secundaria, ya sufría de neurastenia severa y comencé a tomar pastillas para “nutrir el cerebro y los riñones”. Antes de cada examen tenía que beber un tónico especial, de lo contrario no podía rendir. En una ocasión estaba tan débil que ni siquiera podía sostener los palillos.

Mi madre empezó a llevarme a actividades físicas y a probar diferentes tipos de qigong, pero mi salud seguía deteriorándose. Incluso comencé a sufrir parálisis del sueño. En el primer semestre del último año de preparatoria, empecé a sentir un dolor agudo en el lado izquierdo del abdomen inferior. Mis intestinos se inflamaron y sufrí diarrea crónica que no podía detenerse. Cada mañana iba a la escuela y por la tarde al hospital para recibir sueros intravenosos. Vi a muchos médicos, y tras seis meses, la diarrea finalmente se detuvo.

En el segundo semestre del último año, el dolor se movió al lado derecho del abdomen. La rutina fue la misma: escuela por la mañana, sueros por la tarde, pero el dolor no desaparecía. En mayo me realizaron una apendicectomía, y debido a los tratamientos intravenosos prolongados, mis vasos sanguíneos se volvieron frágiles, lo que provocó una hemorragia en uno de mis ojos tras la cirugía.

Durante los tres días del examen de ingreso a la universidad en julio, hice el examen por la mañana y recibía sueros por la tarde. Tiritaba, pero al mismo tiempo tenía que usar pañuelos para secar el sudor. A causa de mis problemas de salud, no pasé el examen. Al año siguiente lo presenté nuevamente y finalmente lo aprobé. Cuando ingresé a la universidad a los 19 años, pesaba apenas 37 kilos. Me preguntaba si sobreviviría lo suficiente para graduarme. Con mi salud tan frágil, dudaba de poder trabajar después. Mi futuro parecía sin esperanza.

Durante la universidad,  un compañero de mi pueblo se enteró de mi situación y me habló de Falun Dafa. Me dijo: “Empieza leyendo Zhuan Falun. Si tienes preguntas, pregúntale al asistente, y luego decides si quieres practicar o no”. Acepté y comencé a leer el libro, anotando mis preguntas. Después de leer las tres primeras lecciones tenía muchas dudas, pero al terminar la cuarta, todas quedaron respondidas.

El día después de comenzar a practicar en el sitio de ejercicios, me salieron bultos en los ojos. Pregunté al asistente y me dijo: “Eso es buena señal, significa que Shifu está cuidando de ti”. Me confundí y pensé: “¿Cómo puedo saber que Shifu me está cuidando?”. Poco después, me dio fiebre y le pregunté si podía bañarme. Como en el sur el clima es húmedo en verano, la gente suele bañarse con agua fría todos los días. El asistente dijo que sí. Dudé, pensando: “¿Puedo bañarme con fiebre? ¿No empeorará?”. Aun así lo hice, y al día siguiente la fiebre desapareció. ¡Me sorprendió muchísimo!

Después de un mes de práctica, mi miopía bajó de 600–700 a 400–500 grados. El óptico se asombró: “¡Nunca había visto a alguien reducir su graduación!”. Una practicante que empezó conmigo, y también era miope, dejó de necesitar lentes. En cambio, un compañero que ingresó a la universidad conmigo, con una miopía similar, empeoró hasta los 1000 grados tras graduarse.

Durante un viaje en tren a casa, vomité una gran cantidad de sustancias negras. Después de eso, dejé de marearme al viajar y mis problemas estomacales mejoraron. Antes no podía beber antes o durante las comidas porque me llenaba y no podía terminar; si bebía después, me dolía el estómago. También sentía que no podía mantenerme erguida, como si el estómago me tirara hacia abajo. Ahora siento mi estómago como una bolsa flexible, y comer mucho o poco ya no me causa molestias.

Mi neurastenia también mejoró. Ahora puedo dormir al instante, a veces sin soñar, algo que antes era imposible para mí. Antes de practicar también sufría de rinitis, problemas ginecológicos y dolor en las articulaciones. Después de empezar Falun Dafa, todos esos males desaparecieron, y por primera vez sentí lo que era estar realmente libre de enfermedades.

Además de la gran mejoría en mi salud, mi mentalidad cambió profundamente. Antes era de mal genio y de mente estrecha. Mi madre solía decirme: “No te enfoques siempre en los defectos de los demás; mira sus virtudes”. Después de comenzar la cultivación, yo misma le recordaba a mi madre: “No veas las fallas de los demás, observa sus cualidades”.

Durante toda la universidad, practicar Dafa me hizo sentir plenamente realizada. Luego comprendí que la razón por la que me sentía tan bien era porque practicaba junto a otros practicantes e interiorizaba los principios de Dafa: pensar en los demás, actuar con bondad y descubrir la verdadera alegría de ayudar a los demás.

Los años de 1997 a 1999 fueron dos de los más maravillosos de mi vida. Estábamos inmersos en la belleza de la práctica de Falun Dafa, y nuestros cuerpos y mentes se elevaban constantemente. Sentía una gratitud y una alegría indescriptibles.