(Minghui.org) En octubre de 2006 me enviaron ilegalmente a un campo de trabajos forzados por practicar Falun Dafa. Después de que me liberaran, por miedo, escondí mis libros de Dafa repartiéndolos por toda la casa. Ni siquiera podía recordar bien dónde los había escondido.

Un día, reuní algunas cajas de cartón para venderlas, para que las reciclaran. El señor que me atendió, me señaló una de las cajas y me dijo: “Quédese con ésta, porque puede resultarle útil”. Así que decidí llevármela a casa.

Por la noche, de repente recordé que había escondido un libro de Dafa en una de las cajas de cartón que había vendido. Entré en pánico. No sabía qué hacer, así que miré rápidamente a mi alrededor y vi la caja que me había traído de vuelta a casa. Encontré que dentro de la caja estaba el libro. Supe que Shifu había hecho arreglos para que el hombre del reciclaje me ayudara a conservar el libro de Dafa. Al mismo tiempo, sentí que lo había hecho tan mal que Shifu tenía que preocuparse por mí.

Hace años, cuando estuve detenida en el campo de trabajos forzados, mi marido hizo demoler una parte de nuestra antigua casa. Me preocupaba que los libros de Dafa que había guardado allí pudieran haberse dañado. Para mi gran alivio, cuando regresé a casa, encontré que la habitación donde guardaba los libros de Dafa permanecía intacta. De hecho, mi marido había regalado todos los muebles viejos a excepción de un armario, y allí era donde guardaba los libros de Dafa, aunque él ni siquiera estaba al tanto de esto. Cuando se lo conté, se quedó asombrado: “¡Tu Shifu es realmente increíble!”.

Un día me encontré con una mujer mayor y empezamos a charlar sobre nuestros sufrimientos con los movimientos de represión del Partido Comunista Chino. Entonces le dije: “Falun Dafa es una práctica recta y toda la propaganda de la televisión es falsa. Por favor, recuerda estas frases benditas: Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.

Para mi gran sorpresa, la mujer me agarró las manos y gritó: “Por fin encontré a una practicante de Dafa”. Resultó que, durante la persecución, había ido a la plaza de Tiananmen para esclarecer la verdad sobre Falun Dafa donde fue arrestada y torturada. Se había quedado en casa practicando sola todo este tiempo. Dijo emocionada: “Estoy muy agradecida de que Shifu no me haya abandonado y haya dispuesto que nos encontremos”.

Le dije que todos los discípulos de Dafa deberían salir a esclarecer la verdad. También le hablé de cómo enviar pensamientos rectos. Acordamos reunirnos una vez por semana y también le di copias de los nuevos artículos de Shifu para ayudarla a salir a ayudar a Shifu a salvar seres conscientes.

Gracias, Shifu, por no abandonar a ningún practicante de Dafa y por organizar estas oportunidades para que yo pueda mejorar aún más en la práctica de cultivación de Falun Dafa.