(Minghui.org) Era alrededor del mediodía de un fin de semana de marzo. Me apresuré a aclararle la verdad a un transeúnte y dejé mi bolso en el banco del parque. Cuando regresé para buscarlo, había dos jóvenes sentados allí. El joven estaba mirando su teléfono celular. Tomé mi bolso y estaba a punto de irme, cuando el hombre me dijo, como si estuviera hablando con un conocido: “Tía, pareces una buena persona. ¡Por favor, ayúdame a persuadirla!”. Miró a la joven que estaba a su lado y continuó: “¡Quiere saltar al agua para suicidarse! No siempre puedo vigilarla, ¿qué debo hacer?”.
La joven me miró con los ojos llenos de lágrimas, como si estuviera pidiendo ayuda. Le pregunté: “Eres tan joven y hermosa, ¿por qué quieres suicidarte?”. El joven dijo que ella simplemente intentaba saltar al río.
Tomándole la mano, traté de consolarla. Lentamente apoyó la cabeza en mi hombro y lloró. Dijo que había soportado demasiado. Su cuerpo había sido gravemente herido en muchas partes, lo que le había dejado un dolor insoportable, especialmente en la parte superior e inferior de la columna vertebral. También había sufrido insomnio durante años.
Pensé que eran solo una pareja joven con problemas de relación. Ella dijo que tenía 35 años, que no estaba casada y que los dos eran solo amigos. Había comprado una propiedad en Beijing, tenía un trabajo y se ganaba bastante bien la vida, excepto por su situación física. Su salud le había hecho perder la esperanza en la vida. Era del noreste de China. Regresó a su ciudad natal para ver a sus padres y planeó suicidarse después de esa visita. Pero su familia se enteró de su problema y le pidió a su hermano menor que la acompañara de regreso a Beijing. Ese día huyó de su hermano e intentó ahogarse en el río, pero inesperadamente se encontró con su colega. Dijo: "Vivir es difícil, ¡y morir tampoco es fácil!".
No me explicó cómo había sufrido las heridas y yo no le pregunté. Solo le dije: “No pienses en hacer nada drástico. Tus padres pasaron por mucho para criarte y está claro que eres muy trabajadora y que te esfuerzas por mejorar. No puedes ser egoísta y buscar la muerte. Además, el suicidio es un pecado grave que dificulta el renacimiento del alma”. Dijo que había leído la Biblia antes, que también le decía que el suicidio es un pecado, por lo que había estado dudando. En ese momento, sus emociones se habían calmado un poco, pero parecía dudar en hablar libremente. Entonces le hice un gesto al joven para que saliera a caminar solo, lo que nos permitió hablar en privado. Él asintió y dijo: “Tía, entonces la dejo a tu cuidado”.
Le conté a la joveen sobre mis problemas de salud anteriores y cómo Falun Dafa me ayudó a superarlos. Empaticé con ella y la animé a mantener una actitud positiva. Le expliqué cómo la práctica de Falun Dafa mejoró mi salud y mi personalidad, y cómo se ha difundido por todo el mundo, ayudando a muchas personas. Le aconsejé que recitara “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”, y le dije que podría protegerla y cambiar su vida. Le expresé mi esperanza por su bienestar futuro.
Ella comenzó a recitar las frases, mientras la instaba a no tener pensamientos suicidas. También le pregunté si se había unido a alguna organización del Partido Comunista Chino. Me dijo que se había unido a la Liga de Jóvenes. Le expliqué mis puntos de vista sobre las acciones del PCCh contra Falun Dafa y los acontecimientos recientes. Me ofrecí a ayudarla a dejarlo, lo cual hizo, utilizando su nombre real. Me agradeció por mi ayuda.
Parecía que se había transformado en una persona completamente nueva. Le dije que debería agradecerle al Shifu de Dafa. Ella respondió: “¡Gracias al Shifu de Dafa por salvarme! ¡Seguiré viviendo correctamente!”.
Le recité algunas enseñanzas recientes del Fa:
“…nacido en este mundo, no importa si tu vida es pobre o rica, debes hacer buenas obras, no hagas cosas malas, mantén la bondad, respeta al cielo y a los dioses, y debes estar dispuesto a ayudar a los demás. De esta manera, se acumularán virtudes y habrá bendiciones en la próxima vida”. (“Por qué existen los seres humanos”)
Ella comentó: “¡Maravilloso! ¡Qué correcto! Creo en la reciprocidad del ye. Siempre trato de hacer cosas buenas en lugar de malas. Seguiré siendo amable y no pensaré más en suicidarme”. Agradeció repetidamente a Shifu por salvarle la vida. Le dije que compartiera la verdad con las personas que conocía y que las ayudara a tener un buen futuro también. Ella dijo que seguramente lo haría.
La joven me abrazó dos veces, expresando su gratitud. Cuando el joven regresó, se sorprendió y dijo: “Tía, ¿qué hiciste? ¡Ha cambiado mucho! ¡Deberíamos agradecerte sinceramente!”. Me invitó a almorzar, pero decliné respetuosamente la invitación. Mientras me alejaba, la mujer se acercó y me abrazó nuevamente. Le recordé que recitara las frases de Dafa. Ella dijo que las recordaba.
¡Gracias a Shifu por salvar otra vida!
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