(Minghui.org) Huang es un buen amigo de mi hermano mayor y un expolicía. Es un hombre íntegro con un corazón bondadoso y siempre está dispuesto a tender una mano. Sin embargo, creía firmemente en lo que le decía el Partido Comunista Chino (PCCh). Muchas veces le aclaré la verdad con la esperanza de hacerle cambiar de opinión.
La primera vez que le conocí, se puso muy nervioso cuando mencioné Falun Dafa. Repitió lo que había oído en la televisión y me reprendió: “El gobierno lo ha prohibido. No puedo creer que todavía lo practiques”. Era una persona muy terca, así que le aclaré la verdad repetidamente. Le expliqué porqué el PCCh organizó el incidente de la autoinmolación en Tiananmen, que Falun Dafa no está en la lista de prácticas de culto del Ministerio de Seguridad Pública y que la Constitución establece que las personas tienen libertad de creencia. Finalmente creyó lo que le dije y renunció al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.
Un día le mencioné que quería ir a la Oficina de Seguridad Pública para solicitar un permiso para visitar Hong Kong y Macao. Se ofreció a ir conmigo esa tarde. La empleada de la Oficina de Seguridad Pública rechazó mi solicitud y dijo que era porque practicaba Falun Dafa. Traté de aclararle la verdad, pero no tramitó mi solicitud. Huang estaba de pie junto a mí y escuchó nuestra conversación. Enfurecido, le dijo: “Es un ciudadano respetuoso de la ley y necesita el permiso para un viaje de negocios. Su negativa a tramitar su solicitud va contra la ley”. La empleada le dijo que las autoridades de la Oficina 610 establecían las reglas y sugirió que fuéramos a hablar con ellas. Huang me acompañó.
Encontramos a Ma, el encargado de la Oficina 610, y le conté lo que acababa de pasar. Ma se apresuró a rechazar mi solicitud, dando todo tipo de razones tan pronto como se enteró de que practicaba Falun Dafa. Dijo que la empleada hizo lo correcto.
Huang no pudo soportar oírle insultar la práctica y se enojó con él. “No hay nada malo en practicar Falun Dafa para mantenerse sano. Además, la fe de uno está protegida por la Constitución. No es una secta y no está en la lista del Ministerio de Seguridad Pública”, dijo. Ma se dio cuenta de que lo que decía Huang estaba justificado, pero dijo: “Sólo seguimos órdenes de arriba. Se supone que debes seguir un procedimiento para que aprueben tu solicitud, pero nadie se atrevería a aprobarla ahora. Sé que los practicantes son buenas personas, así que por favor no te enojes”. Al ver que Ma era sincero y educado, no le presionamos y nos fuimos.
Esto me dice que cuando una persona conoce la verdad sobre Falun Dafa, su lado conocedor sabrá que Falun Dafa es bueno y querrá ayudar a los practicantes. Una vez que Huang supo la verdad, le resultó más fácil ver cómo me trataban injustamente y no dudó en ponerse de pie y defenderme. Estoy feliz por él.
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