(Minghui.org) En 2014, me denunciaron a la policía mientras aclaraba la verdad a la gente. Fui arrestada y llevada a un centro de detención.
Había más de 30 personas en mi celda. Por la noche dormían en camas y en el suelo de cemento. Me dijeron que durmiera junto al inodoro de la esquina.
Me calmé, me senté y recité "Lunyu". Por la tarde, comencé a practicar los ejercicios de Falun Dafa (también conocida como Falun Gong). La jefa de la celda me gritó, diciendo: "No hagas los ejercicios". Dos reclusas que estaban de guardia nocturna se acercaron y me sujetaron las manos a la fuerza. Les dije: "Me convertí en una buena persona que vive según los principios de Falun Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Es algo bueno. La práctica de los ejercicios puede curar las enfermedades y mantenernos en forma. ¿Por qué no se me permite practicar los ejercicios?". Me liberé de su agarre y seguí haciendo los ejercicios.
Escribí cartas para aclarar la verdad al comisario político, al director y al procurador asignado al centro de detención. También escribí cartas a los jefes de las procuradurías provinciales y municipales, y aclaré la verdad a las guardias y a las reclusas de la celda. Mi entorno de cultivación en la celda mejoró gradualmente.
La luz de Buda ilumina la celda
Practicaba los ejercicios de Falun Dafa temprano en la mañana todos los días y recitaba el Fa cuando debíamos sentarnos. Les enseñé a las reclusas a recitar poemas de Hong Yin y a cantar canciones escritas por practicantes de Falun Dafa como "Oda al loto" y "Viniendo por ti". Una vez que comenzaba a recitar los poemas, las reclusas los recitaban conmigo. Cuando cantaba: "Una y otra vez vengo por ti, vengo con amor por ti", las reclusas cantaban al unísono: "Preciosos chinos, ¿saben que todo el mundo dice que Falun Dafa es bueno? Por favor, no pierdan esta preciosa oportunidad". Toda la celda adquirió un ambiente armonioso y hermoso.
Compré algunos cuadernos y escribí "Lunyu" y poemas de Hong Yin, y se los di a algunas reclusas jóvenes y educadas. Les pedí que se los enseñaran a las otras reclusas. Más tarde estudiamos el Fa y practicamos los ejercicios cuando se nos pedía sentarnos por la mañana. Luego cantamos canciones compuestas por practicantes de Falun Dafa. Toda la celda era pacífica y armoniosa. Poco a poco, más y más reclusas estudiaban el Fa y practicaban los ejercicios con nosotras. Por la noche, practicábamos los ejercicios juntas en la celda.
Cada pocos días llegaban nuevas reclusas, y yo estaba ocupada enseñandoles los ejercicios a las recién llegadas todos los días. Un día, la guardia de turno preguntó: "¿Están practicando yoga?". Una reclusa respondió: "Sí, practicamos yoga". En mi corazón, sabía que nuestro compasivo Shifu nos estaba protegiendo.
Una de las reclusas se unía a mí todas las mañanas cuando me levantaba y practicaba los ejercicios. La guardia del turno de noche pasó por la ventana y se dijo a sí misma: "Hay dos personas practicando Falun Dafa en esta celda". Esta reclusa sufría de presión arterial alta y diabetes, y tomaba muchos medicamentos todos los días. Se recuperó y su rostro estaba radiante después de practicar los ejercicios y estudiar el Fa durante varios meses. Estaba muy agradecida con Falun Dafa y dijo: "Hermana, siento que ya no necesito tomar medicamentos. Le aseguro que no dañaré la reputación de Falun Dafa". Su presión arterial volvió a la normalidad.
En este ambiente especial, traté a todas las reclusas con amabilidad. Continué aclarándoles la verdad y les pedí que renuncien al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas. Una reclusa era cristiana y dijo: "Creo en Jesús y en nadie más". Le dije con calma: "No quiero cambiar tu creencia. Jesús es un gran dios. El PCCh es ateo y va en contra de Dios. ¿No deberías renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas?". Algo hizo clic en su mente después de que me escuchó y accedió a renunciar al PCCh.
La nueva jefa de la celda permite a las reclusas estudiar el Fa y practicar los ejercicios de Falun Dafa
Más tarde se nombró a una nueva jefa que llegó a nuestra celda. Ella no conocía los hechos sobre Falun Dafa, y no tuve la oportunidad de aclararle la verdad. Se reunió con la guardia que nos observaba y le advirtió que provocaría problemas porque no impidió que las reclusas practicaran Falun Dafa en la celda. Como resultado, la guardia ordenó que no se permitiera a las reclusas practicar los ejercicios. Ellas ya no se atrevían a practicar o cantar canciones de Falun Dafa, y la celda dejo de ser tranquila y armoniosa. Robar y pelearse se convirtieron en la norma.
Al ver esto, me dolió el corazón. Un día, tuve una buena charla con la nueva jefa de la celda. Le conté lo maravillosa que es Falun Dafa, cómo me beneficié de la práctica y cómo las familias y las comunidades se volvieron armoniosas después de practicarla. También le dije que las reclusas mejoraron después de que practicaron Falun Dafa y aprendieron los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Se volvieron tranquilas y mejoraron física y espiritualmente. Rara vez peleaban, discutían o robaban.
Todas las jefas de celdas anteriores sabían que Falun Dafa era bueno, y apoyaban a las reclusas que estudiaban el Fa y practicaban los ejercicios. Las jefas de la celda sabían la importancia de renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas, y dijeron que su salud mejoró como resultado de la renuncia. Le dije que el bien es recompensado y el mal castigado. Esperaba que ella aprendiera la verdad sobre Falun Dafa y apoyara a las reclusas para que estudiaran el Fa y practicaran los ejercicios para que ella fuera bendecida.
Se desató una tormenta eléctrica justo encima del techo donde dormía la nueva lider de la celda. Dio vueltas y vueltas toda la noche y no pudo dormir. Temprano a la mañana siguiente, dijo: "Tía, les dejaré practicar los ejercicios. Tengo miedo de la retribución". La consolé: "No tengas miedo. ¿Te gustaría practicar los ejercicios con nosotras?". La líder comenzó de inmediato a aprender los ejercicios conmigo. Dos días después, la guardia a cargo de nuestra celda volvió a trabajar. La jefa de celda le dijo: "Por favor, déjalas que practiquen los ejercicios. Falun Dafa es un Fa recto. No les permití practicar y te los reporté, lo cual estuvo mal. Hace dos días, un trueno aterrador rugía sobre mi cabeza. Estaba muerta de miedo. Parece que habrá retribución si hago cosas malas". Las reclusas comenzaron a estudiar el Fa y a practicar los ejercicios de nuevo todos los días.
Mejoraron rápidamente y dejaron de discutir, pelear o robar. Pocas de ellas usaban groserías. Una reclusa me dijo: "Tía, cuando te veo, me contengo de decir palabrotas". Le dije: "No es que ya no usas groserias porque me veas sino que, al estudiar Falun Dafa, tu mente se ha purificado".
Les dije a todas las reclusas: "Ustedes tienen una relación predestinada con Falun Dafa. Deben creer que Falun Dafa es bueno. Por favor, atesoren esta sagrada oportunidad y bendición".
Cuando la jefa de la celda fue sentenciada y estaba a punto de ser enviada a prisión, vino con un cuaderno y me dijo: "Tía, por favor escribe algunas palabras para mí. Por favor, firme su nombre con el título de 'practicante de Falun Dafa'. Enviaré el cuaderno a mi familia". Escribí: "Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno", y firmé como practicante de Falun Dafa.
Quienquiera que viniera a esta celda, independientemente de su edad, estatus o antecedentes, les aclaraba la verdad una por una. La mayoría estuvo de acuerdo en renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. El Fa iluminó esta celda. Cada reclusa experimentó cambios profundos.
Cuando estaba a punto de irme, la guardia me dijo: "Después de que llegaste aquí, las reclusas se volvieron buenas. Ya no pelean, discuten ni roban. Nuestro trabajo se ha vuelto mucho más fácil". Le respondí: "No es por mí. Es porque cumplen con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y tratan de ser buenas personas".
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Categoría: Caminos de cultivación