(Minghui.org) Mi padre, mi abuelo y yo empezamos a practicar Falun Dafa en 1996 en China. Aunque entonces solo tenía 15 años, después de leer Zhuan Falun comprendí el verdadero significado de la vida: volver a nuestro verdadero yo original. Esto era lo que había estado buscando.
Mi abuelo era el coordinador de nuestro lugar de práctica y hacía los ejercicios de Falun Dafa con otros practicantes todas las mañanas. Había fumado y bebido alcohol durante décadas, pero después de practicar Falun Dafa durante una semana, dejó ambos hábitos por sí mismo. Antes tenía mal carácter, pero después de practicar Dafa se volvió amable y gentil. Mucha gente vio las mejoras de mi abuelo y también empezó a practicar Dafa. Mi padre y yo recitábamos a menudo el Hong Yin y sentíamos que Dafa era un regalo inconmensurable y precioso para nuestra familia.
Persecución inesperada
Jiang Zemin, antiguo líder del Partido Comunista Chino (PCCh), inició la persecución contra Falun Dafa el 20 de julio de 1999. Cuando mi padre y yo vimos en la televisión el incidente de la autoinmolación de la plaza de Tiananmen el 23 de enero de 2001, ambos pensamos que, puesto que Dafa enseña a la gente a ser buena y les pide que sigan los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, no creíamos que los practicantes de Dafa se autoinmolasen. Dijimos a nuestros familiares que las enseñanzas de Dafa estaban en contra de matar y eso incluía suicidarse. Como mi abuelo era el coordinador de nuestro sitio de práctica, la policía hizo una redada en nuestra casa, confiscó los libros y las cintas de ejercicios de Dafa y le advirtió que, si seguía practicando, le suspenderían la pensión e implicarían a toda la familia.
Ante esta repentina persecución, mi abuelo sintió un gran dolor, miedo y confusión. Habiendo experimentado personalmente la Revolución Cultural, sabía lo perverso que era el PCCh, así que dejó de practicar Dafa. Poco después tuvo un accidente y murió. Mi padre y yo quedamos desolados. Ante esa pérdida, me volví silencioso y retraído. Al ver los cambios en mí, mis padres temieron por mi bienestar y decidieron enviarme a Japón a estudiar.
Continuando mi cultivación
En Japón, empecé mis estudios en una escuela de japonés en abril de 2002. En esta tierra extranjera, estudiaba japonés mientras trabajaba a tiempo parcial. Un día, de repente se me ocurrió una idea: «Yo había practicado Falun Dafa en China. ¿Podría haber gente practicando Dafa también en Japón?». Tal vez, como Shifu vio mi deseo, arregló la oportunidad para que yo continuara practicando Dafa en Japón.
En la escuela había periódicos chinos gratuitos. Tomé un ejemplar del Epoch Times y me lo llevé a casa para leerlo. Cuando vi que ofrecía clases gratuitas de Falun Dafa, se me saltaron las lágrimas. Junté las manos delante del pecho en señal de gratitud, agradeciendo al compasivo Shifu su gran arreglo.
Me puse en contacto inmediatamente con el centro de práctica local. Desde entonces, asisto todos los domingos a los ejercicios en grupo y al estudio del Fa en el parque. Ya han pasado 22 años.
Falun Dafa me salvó cuando estaba en coma tras un accidente de automóvil
Experimenté varias pruebas de vida o muerte, escapando por poco de la muerte gracias a la protección de Shifu. Me gustaría compartir solo un ejemplo.
El 20 de octubre de 2004 es un día que nunca olvidaré. Tuve un accidente de coche. Sobre las siete y media de la tarde, volvía a casa del trabajo en bicicleta, cuando me atropelló un pequeño camión en el paso de peatones y salí despedido varios metros. Al aterrizar quedé inconsciente.
A la mañana siguiente volví en mí en la cama del hospital y me enteré de que me había atropellado un camión. Me dolía todo el cuerpo y tenía una conmoción cerebral leve, así que me costó levantarme de la cama. Intenté recordar todo lo que había sucedido y mi mente se llenó de vívidos recuerdos. Esto es lo que recuerdo:
Después de que el camión me atropellara, me llevaron unas nueve personas. Sus ropas eran extrañas, como de la dinastía Song, y no entendía nada de lo que decían. Unos diez minutos después, me llevaron a una puerta alta y negra que era la entrada a una estructura de aspecto antiguo. Cuando entré, nadie me dirigió la palabra, así que me quedé allí de pie.
De repente, la puerta exterior se abrió y entró un hombre de unos 30 años, vestido con un atuendo antiguo. Su presencia era imponente y portaba una espada. Parecía una deidad que hubiera descendido al mundo de los mortales. En ese momento, el líder del grupo que me había traído se acercó a él y le dijo enfadado: «Este es un lugar prohibido. Los forasteros no están permitidos».
El hombre no dijo ni una palabra, sacó con calma una ficha dorada de su pecho y la levantó por encima de su cabeza. Al instante, todos los presentes se arrodillaron, sin atreverse a hablar. Solo yo permanecí de pie, estupefacto. El hombre se acercó a mí y dijo una palabra: «¡Sígueme!». Lo seguí y salí por la puerta. Entonces me desperté en el hospital.
Estaba profundamente agradecido a Shifu por haberme salvado la vida. Sabía que fue su protección la que me permitió sobrevivir. Juré cultivarme con diligencia, esforzarme por ser un verdadero cultivador y ser digno de la compasión de Shifu.
Aclarar la verdad en los lugares turísticos para salvar a la gente
Cada semana, turistas de China visitan nuestra zona. Aclarar la verdad y ayudarlos a renunciar al PCCh se convirtió en nuestra tarea más importante.
En los lugares turísticos, tenemos paneles con información sobre cómo Falun Dafa se ha extendido por todo el mundo, el engaño de la autoinmolación de la plaza de Tiananmén, la sustracción forzada de órganos y la renuncia al PCCh. Algunos practicantes japoneses sostienen carteles pidiendo a la gente que renuncien al PCCh y ponen grabaciones de la verdad sobre Dafa y la persecución, permaneciendo allí durante horas y horas. Otros practicantes caminan y hablan con los turistas, explicándoles la verdad y ayudándoles a renunciar al Partido.
Algunos turistas, profundamente envenenados por las mentiras del PCCh, nos maldicen y ridiculizan, pero nosotros permanecemos impasibles y seguimos diciéndoles la verdad. En el fondo de nuestro corazón sabemos que fueron envenenados por las mentiras y la propaganda del PCCh, y debemos salvarlos. Esta es nuestra misión, y no podemos eludir esta responsabilidad.
Shifu dijo:
«Si la gran mayoría de la gente que está actualmente en este mundo de verdad vinieron de niveles altos para obtener el Fa, piensen todos al respecto: entonces no son simplemente seres corrientes. Incluso un simple rulai representa un grupo gigantesco de seres. Pero no están limitados al nivel de rulai; aquellos que han bajado al mundo humano son todos muy poderosos. Reyes y señores de muchos cuerpos cósmicos han bajado, y representan gigantescos cuerpos cósmicos. Pero después de venir a la sociedad humana común, se han perdido en el espejismo e incluso han participado en la persecución contra Dafa durante esta persecución. Entonces, si una persona como ésa se elimina, piensen al respecto, no sólo es ella la que es eliminada. Lo que se elimina es un gigantesco cuerpo cósmico» (Viaje por Norteamérica para exponer el Fa).
Cuando leí esto, me di cuenta de la seriedad de la cultivación y de que la misión que asumimos no es solo salvar una vida, sino los innumerables seres representados por esa vida. Esta responsabilidad sagrada es una oportunidad preciosa que Shifu nos ha dado a nosotros, discípulos de Dafa, para salvar a la gente, y nunca se repetirá.
Solo estudiando más el Fa, cultivándonos bien, desprendiéndonos de los apegos humanos y dejando ir verdaderamente el ego, podemos salvar a la gente. Este es el camino por el que nos guía Shifu.
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Categoría: Caminos de cultivación