(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en julio de 1998. Desafortunadamente, no practiqué diligentemente, y no hice bien las tres cosas.
A menudo compraba en WeChat y Taobao, y como resultado desarrollé síntomas de enfermedad. Sin embargo, no miré hacia dentro ni desperté, y seguí siendo adicto a mi teléfono. Quería dejar de mirar el teléfono, pero no podía. Cuando otro practicante me señaló mi apego, dije que dejaría de mirar el teléfono, pero no lo hice.
Con frecuencia perdía los estribos con mi esposo y mi hija: sabía que no me había cultivado a mí misma. Carecía de bondad, por no hablar de compasión.
El 17 de mayo, cuando distribuía revistas de aclaración de la verdad, alguien me denunció. La policía revisó las grabaciones de vigilancia y me encontró.
Alguien llamó a mi puerta la mañana del 23 de mayo a las 9 de la mañana. Pregunté quién era, miré por la mirilla y vi que era un guardia de seguridad. En cuanto abrí la puerta, entraron más de doce policías. Me sujetaron y registraron todas las habitaciones. Les expliqué la verdad sobre Falun Dafa.
Confiscaron mi retrato de Shifu, libros de Falun Dafa, una computadora, una impresora y un reproductor multimedia, y me llevaron a la comisaría, con la intención de retenerme ilegalmente durante cinco días. Cuando la policía me llevó al hospital para hacerme un chequeo físico, mi presión arterial era de más de 200 mg. Cuando me tomaron la presión en el brazo izquierdo, estaba por las nubes. El centro de detención se negó a ingresarme, así que volví a casa.
Agradecí que Shifu me salvara, pero también me sentí profundamente culpable. Me arrepentí de no haber protegido los libros de Dafa y el retrato de Shifu. Me odié por no haber sido capaz de detener el comportamiento criminal de los policías, me arrepentí de no haber escuchado lo que dijo Shifu y no desinstalé WeChat. Me arrepentí de estar apegada a mi teléfono y de no cultivarme bien cada vez que me encontraba con problemas. Me sentía avergonzada de enfrentarme al compasivo Shifu y a Dafa.
Ahora desinstalé WeChat y Taobao y ya no estoy apegada a mi teléfono. Mi cuerpo se siente muy ligero. Mi entorno se siente limpio, y la falsa apariencia de presión arterial alta desapareció. Esta lección fue muy profunda, como un pesado martillo que me despierta, y es realmente inolvidable.
De hecho, Shifu siempre me estuvo vigilando e iluminando. Unos días antes del incidente, aquella otra practicante me dijo: "No debes mirar más el teléfono". Sabía que Shifu la estaba utilizando para iluminarme, pero no pude controlarme. Tres días antes del incidente, mientras meditaba, vi gente de aspecto desagradable que se movía delante del retrato de Shifu. Shifu me iluminó repetidamente, pero yo seguía sin despertar.
Escribo lo que me ocurrió para recordar a los practicantes que siguen apegados a WeChat y a sus teléfonos móviles. Realmente necesitamos escuchar a Shifu y dejar de mirar constantemente nuestros teléfonos. Necesitamos cultivarnos bien, ser practicantes calificados de Falun Dafa durante el período de la Rectificación del Fa, y dejar de agobiar a Shifu.