(Minghui.org) Fui detenido en 2016 por distribuir material informativo sobre Falun Dafa. Durante una detención de dos semanas, hice amistad con los detenidos y los guardias y los ayudé a entender los hechos sobre Falun Dafa. A continuación relato mi historia.

Me recluyeron en una celda individual tras llevarme a un centro de detención. Era julio y hacía mucho calor. No solo la puerta y la ventana de la celda estaban cerradas, sino que la ventana también estaba cubierta con una película aislante. Había muchas moscas volando alrededor de la celda. Aunque estaba muy cansado, no podía dormirme.

 Pasé la mayor parte de la noche enviando pensamientos rectos. Hacia las cuatro de la mañana, oí a un guardia reprendiendo a otro practicante por levantarse temprano para hacer los ejercicios. Envié pensamientos rectos para eliminar el mal que había detrás del guardia. Cuando me visitó horas más tarde, se mostró muy amable e incluso se ofreció a encender el aire acondicionado por mí. También quitó la película aislante de la ventana para que pudiera abrirla y respirar aire fresco si lo necesitaba.

 Intenté explicar a otros presos los hechos sobre Dafa durante la hora de comer, pero otro guardia me lo impidió. Entonces canté una canción sobre Dafa. Un joven se interesó y me preguntó por la práctica. Le hablé de los beneficios de Falun Dafa y de cómo el régimen comunista la perseguía. Se emocionó al oír esta información y dijo que informaría a la gente de su pueblo sobre Falun Dafa cuando regresara a casa.

Había otro joven que había sido estafado y detenido injustamente. Le conté sobre Dafa. Lo entendió y todos los días gritaba "Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno". A veces empezaba a gritar las frases por la mañana temprano. Le dije que debía ser considerado con los demás y no interrumpir su sueño. Estuvo de acuerdo y dijo que debería seguir los principios en lugar de gritarlos.

 Mientras hablaba con los guardias, muchos de ellos también comprendieron los hechos. Uno de ellos dijo que me liberaría si fuera el director del centro de detención. El guardia que había reprendido al otro practicante por hacer los ejercicios me permitió después practicarlos. La crueldad de sus ojos también se transformó en amabilidad. Cuando me liberaron 12 días después, me instó a protegerme y a no volver a ser detenido.