(Minghui.org) El practicante Lou es pariente mío. Su esposa es una persona común y corriente, con un temperamento irascible, que a menudo provoca conflictos familiares por cuestiones triviales. Lou lo toleraba, pero no sabía qué había de malo en su cultivación que explicara su comportamiento. Hace poco me dijo: “La situación está empeorando y mi esposa quiere divorciarse”. Cuando Lou dijo esto, pensé con calma que, aunque se trataba de un asunto dentro de la familia de Lou, que yo me enterara de ello no era una coincidencia. Me pregunté qué estaba cultivando a partir de ello y de repente me di cuenta de que la raíz de este problema se encontraba dentro de mí.

Cada vez que visitaba la casa de Lou, presenciaba escenas en las que su esposa le faltaba el respeto, lo regañaba y lo menospreciaba por asuntos triviales. Lou me dijo: “Esto es una venganza por los errores del pasado, de lo contrario, ella no me trataría así”. “En la cultivación de Dafa, no debemos enfocarnos en pagar las deudas sino en rectificar todos los factores inapropiados”, le respondí: “Debes enviar pensamientos rectos para eliminar las fuerzas malignas que manipulan a tu esposa tras bastidores, para evitar que las viejas fuerzas la arruinen”. A pesar de que Lou envió pensamientos rectos durante mucho tiempo, no tuvo ningún efecto obvio.

Por eso, guardé rencor a la esposa de Lou, pues pensaba que era muy ignorante y tenía un carácter irascible. Dadas sus cualidades, pensé que debería dejarlo. Hay muchas practicantes solteras, cualquiera de las cuales sería mejor que ella para ser la futura esposa de Lou.

Estos pensamientos me venían a la mente con frecuencia, incluso durante la meditación, con la esperanza de que se separaran pronto y que su esposa se arrepintiera de sus acciones. Este pensamiento de venganza, resentimiento y deseo de controlar a los demás había persistido sin que yo me diera cuenta.

Hace poco, Lou me confesó: “Ella me echa, maldiciendo y blasfemando. Es una situación realmente difícil de afrontar”. De repente, me di cuenta de que las viejas fuerzas se habían aprovechado de mis pensamientos incorrectos y habían manipulado a la esposa de Lou para que las peleas aumentaran constantemente, llevando a la pareja al borde del divorcio. Envié pensamientos rectos para eliminar esos pensamientos de mi mente y, al mismo tiempo, para limpiar los factores malignos de otras dimensiones que estaban manipulando a la esposa de Lou y evitar que esos factores malignos la arruinaran.

Unos días después, llamé a Lou y le pregunté cómo iban las cosas entre ellos. Me dijo: “Ahora todo está mejor. Ya no busca peleas y no parece tan conflictiva como antes”.

¿Por qué la esposa de Lou no pudo mejorar antes? Fue porque mis pensamientos incorrectos estaban bloqueando el camino, proporcionando un asidero al que las viejas fuerzas podían aferrarse. El matrimonio es un arreglo divino, y cuando lo divino arregla los matrimonios, el divorcio no está permitido. Los cultivadores deben comprender los principios del cielo y saber esto, pero ¿cómo podría yo producir pensamientos que vayan en contra de la voluntad del cielo?

Cuando le conté a la practicante Cai sobre mis pensamientos incorrectos, ella me dijo que estaba experimentando algo similar. Dijo: “Mi nuera es vaga, no sale a trabajar y se queda en casa todo el día. Me sentía descontenta y pensaba: 'Sería mejor si mi hijo se divorciara de ella'. Pensé que sería fácil encontrar una practicante que fuera mi nuera. Como resultado, mi hijo comenzó a pelearse con su esposa y a hablar de divorcio”.

“Rápido, envía pensamientos rectos”, respondí, “para limpiar tus pensamientos incorrectos y eliminar los factores malignos que manipulan a tu hijo. No debemos permitir que las viejas fuerzas exploten nuestras debilidades. Nuestra misión es salvar a las personas, no destruirlas”.

No es fácil detectar este tipo de problemas, ya que a menudo pueden surgir conflictos dentro de los demás que nosotros mismos podemos ver, y las viejas fuerzas pueden explotar nuestras vulnerabilidades para crear tribulaciones. Por lo tanto, debemos permanecer alertas.