(Minghui.org) Tengo 72 años y me cultivo en Falun Dafa desde hace más de veinte años. Me gustaría compartir una experiencia reciente.

El pasado mes de mayo compré una casa. Mientras limpiaba la casa encontré montones de monedas sueltas. Luego, mientras limpiaba un gran armario, encontré un sobre abultado lleno de billetes de cien yuanes. Sabiendo que el dinero debía pertenecer al anterior propietario, metí el cambio suelto en el mismo sobre y planeé devolvérselo lo antes posible.

Falun Dafa enseña a los cultivadores de Dafa a seguir «Verdad-Benevolencia-Tolerancia», y a tener una visión más liviana de la fama y las ganancias mundanas. Lo que no nos pertenece, no debemos tomarlo.

Shifu, nos dijo:

«Si tu vida originalmente no tiene tal cosa, pero la obtienes a pesar de que originalmente le pertenece a otra persona en la sociedad, entonces le debes a esa persona» (Segunda Lección, Zhuan Falun).

El agente que nos vendió la casa me envió el número de teléfono de la anterior propietaria. La llamé para que viniera a recoger el dinero. Me dijo que ese día no tenía tiempo. La llamé varias veces la semana siguiente, pero siempre tenía una excusa para no retirar el dinero.

Me pareció extraño, pero al final me di cuenta de que debía de pensar que yo era una estafadora. Sencillamente, no podía creer que se hubiera dejado tanto dinero en casa y, aunque fuera cierto, no esperaría que se lo devolvieran.

En la China de hoy, bajo el dominio del Partido Comunista Chino, las normas morales están cayendo vertiginosamente. La gente no se detiene ante nada por dinero, y algunos podrían incluso volverse contra sus propias familias. ¿Quién no se habría quedado con el dinero? Eso explicaba por qué no se atrevían a creer que todavía pudiera haber gente tan buena en la sociedad actual.

Más tarde me enteré de que la anterior propietaria se había jubilado en un hospital. Para convencerla de que me creyera, fui al hospital y hablé con algunos de sus excompañeros de trabajo, explicándoles la situación y pidiéndoles que le transmitieran el mensaje. Tras mis múltiples intentos, finalmente me creyó y vino a nuestra casa con su hijo para recuperar su dinero.

Les dije que soy practicante de Falun Dafa y les aclaré la verdad. Parecían tener dudas sobre lo que les había dicho. Sabiendo que iban a menudo al extranjero, añadí: «Por favor, aprovechen la oportunidad de aprender la verdad sobre Falun Dafa en el extranjero».

Aunque todavía parecían confundidos, creo que a través de este incidente, sus corazones fueron tocados. Al menos, al interactuar conmigo, vieron qué clase de personas son los practicantes de Dafa. Espero que en el futuro comprendan mejor la verdad y reciban bendiciones.