(Minghui.org) Mi hijo apoya mi práctica de Falun Dafa y comprende la verdad. En las complejas interacciones sociales de la sociedad china, aprendió a responder con amabilidad y disfruta de una vida sana y alegre en la escuela secundaria.

Apreciar los materiales de Falun Dafa

Mi hijo aprecia mucho los materiales de aclaración de la verdad, y siempre lleva a casa folletos u octavillas cuando los encuentra en el suelo. Una vez vio a una anciana sentada sobre un folleto que parecía ser sobre Falun Dafa. Esperó a que se fuera y, cuando lo levantó, vio que se trataba de un folleto de aclaración de la verdad. Lo llevó a casa y dijo: «Dafa está hecho para salvar a la gente, pero la señora estaba sentada sobre el folleto. No sabía que debía conservarlo».

En otra ocasión, mi hijo encontró un calendario que contenía información sobre Falun Dafa. Lo limpió cuidadosamente y dijo que lo pusiéramos en nuestra casa para que lo usáramos. Yo siempre le decía que estaba haciendo una gran obra.

El año pasado admitieron a mi hijo en un prestigioso instituto. Nuestra familia, amigos y vecinos se alegraron por él. Con la reforma del sistema de enseñanza secundaria en mi región, la tasa de admisión en un instituto es de solo el 40-50%. Muchos dicen que entrar en el instituto es ahora más difícil que ser admitido en la universidad. Sé que la admisión de mi hijo en una prestigiosa escuela secundaria es una bendición otorgada por Falun Dafa.

Falun Dafa resuelve conflictos y quejas

La escuela exigía que todos los chicos llevaran el pelo corto. Temiendo que un corte más largo no cumpliera la norma, mi hijo se cortó el pelo muy corto. Inesperadamente, su corte de pelo le causó problemas.

Un alumno empezó a llamar a mi hijo «Calvo Q». Cada vez que leían la letra «Q» en clase de inglés, sus compañeros se reían de él. Después de clase, ese alumno solía decir el nombre de mi hijo delante de todos, añadiendo «Q» al final, lo que provocaba la risa de toda la clase.

Una tarde, mi hijo me llamó y me pidió que fuera a recogerle al colegio. Cuando lo vi, estaba deprimido y de muy mal humor. Su autoestima estaba herida. Me dijo: «Mamá, ¿cuándo acabará esto? Cada vez que hacen esto, solo quiero encontrar un agujero donde meterme».

Intenté calmarme lo mejor que pude y le dije: «No te lo tomes a pecho; esto es temporal. Tienes que aprender a soportar». De repente, mi hijo dijo: «Quiero cambiar de colegio. No quiero ir más allí».

Me di cuenta de que mi hijo había llegado a su límite. Me preparé para la posibilidad de trasladarlo a otro colegio si las cosas no mejoraban. Sin embargo, utilicé los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia enseñados por Shifu para guiarlo, animarlo y consolarlo. Mientras hablábamos, envié pensamientos rectos para eliminar todos los factores negativos que interferían con su vida escolar normal y para fortalecer su confianza en la superación de las dificultades.

Su humor mejoró gradualmente. Escuchaba en silencio y recuperó su inocencia, amabilidad y tranquilidad habituales. Me dijo contento: «Mamá, después de hablar contigo me siento mucho mejor».

Le dije: «Cuando te enfrentes a dificultades, afróntalas con calma. Resuelve los conflictos con amabilidad y no guardes rencor. Recita a menudo: 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno'. Cuando sientas que te han tratado injustamente, recitar sinceramente estas palabras hará desaparecer todas las preocupaciones».

Al día siguiente, mi hijo volvió a la escuela muy animado.

Una semana después, llegó a casa de mucho mejor humor. Me contó alegre y entusiasmado lo que había pasado en la escuela. «Mamá, ahora todo va genial y ya no odio a ese compañero de clase», me dijo. «Me acerqué al compañero que me puso el apodo y le pregunté si de verdad pensaba que me parecía a la letra Q...». Le dije que no estaba enfadado con él. Mi compañero de clase me dijo que me veía bien y que dejará de llamarme Q».

Ese compañero de clase no volvió a llamarlo con ese apodo, e incluso se hicieron buenos amigos. Mi hijo añadió: «Si no fuera por tu orientación, madre, no habría hablado con él en absoluto. Habría buscado la ocasión de pelearme con él. Ahora, creo que es una buena persona, no es nada mezquino».

Me sentí profundamente conmovida y agradecida a Shifu. El compasivo y gran Shifu salvó a mi hijo, ayudándole a salir de su dolor y confusión y a resolver los conflictos y agravios con su compañero de clase. Si no hubiera practicado Falun Dafa, sin duda habría acudido al director o a los profesores en busca de justicia para mi hijo. Shifu nos enseñó a mantenernos en los altos estándares de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y a resolver los conflictos con amabilidad.